Macroeconomía

El Gobierno obvia el frenazo del INE al PIB en el tercer trimestre y mantiene sus previsiones

Pese a la rebaja trimestral del 2,8% al 1,1%, no revisa sus previsiones de crecimiento del 6,5% para este año

«La recuperación está en marcha y es muy intensa, más allá de la volatilidad de los indicadores económicos generada por este entorno anómalo provocado por la pandemia». Con esta tranquilidad respondió ayer la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, al varapalo recibido por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que publicó ayer que la economía española creció el 1,1% en el segundo trimestre, 1,7 puntos menos de lo avanzado inicialmente, cuando se esperaba avanzar un 2,8%. No se tiene constancia en la historia reciente de una corrección tan importante sobre una previsión de este tipo.

Estos datos apuntan a una clara ralentización del crecimiento hasta junio y se presentan apenas dos días después de que el Gobierno publicara tras el Consejo de Ministros sus previsiones macroeconómicas, en las que mantenía un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 6,5% para este año y del 7% para el que viene. Según la corrección realizada por el instituto estadístico, el PIB podría caer incluso por debajo del 5% si en el segundo semestre no se recuperara el camino perdido.

Cautela

«No estamos preocupados pero sí somos muy cautos. Y si hay que revisar la previsión se hará. Lo único que muestra la estadística del INE son las dificultades que tiene el trabajo de estadística en un contexto tan extremo como el de esta pandemia», explicaron LA RAZÓN fuentes ministeriales. «Todo apunta a que 2021 está yendo de menos a más. Si se mantiene la tendencia actual, recuperaremos el nivel de actividad económica diaria y de empleo prepandemia antes fin de año», reiteró Calviño en la Comisión Mixta para la Unión Europea del Congreso de los Diputados.

Pero el Ejecutivo no puede ignorar el aviso de navegantes realizado por la Contabilidad Nacional Trimestral. El evidente parón en el crecimiento –solo aliviado por la vuelta a valores positivos después de haber registrado en el primer trimestre un retroceso del 0,6% debido al impacto de la tercera ola del Covid y a la borrasca Filomena– contó además con otra vertiente negativa: que fue propiciado exclusivamente por la demanda nacional, que aportó 2,1 puntos, mientras que la demanda externa fue incluso negativa, de 1 punto. Por otro lado, la economía española elevó su avance interanual hasta el 17,5% tras más de un año en negativo, pero lo hizo muy por debajo de las expectativas puestas en los meses previos al verano, ya que esta tasa es 21,7 puntos superior a la del primer trimestre, pero se encuentra 2,3 puntos por debajo de la estimada inicialmente por el INE en un 19,8%.

Consumo

El Banco de España, que también el martes mejoró levemente su previsión –desde el 6,2% hasta el 6,3%–, basó buena parte de la corrección al alza por el buen comportamiento del consumo, con un aumento del 6,6%, 3,7 puntos más que el 2,9% que había pronosticado en su última previsión. Pero los datos del INE tampoco han confirmado esta apreciación, y finalmente la ha dejado dos puntos por debajo, en el 4,7%. No acumula cifras mejores la inversión, que se ha despeñado entre abril y junio un 3,1% en lugar del 1,5% previsto con anterioridad, el doble. Este desplome sí que es un indicador fiable sobre que la ralentización de la recuperación no puede ser temporal y puede alargarse hasta final de año. El temor y las dudas creadas todavía ante la incertidumbre de la llegada de los fondos europeos, sumado al fracaso del plan de ayudas directas a pymes y autónomos –a pesar de sus sucesivas correcciones– parece estar frenando el ímpetu empresarial sobre nuevos proyectos o la consolidación y empuje sobre os ya en marcha.

Precisamente en sus conclusiones, el INE destaca que en el dato avanzado del segundo trimestre ha influido “particularmente la actualización de la información sobre ventas de grandes empresas y pymes societarias”. Las revisiones a la baja han afectado principalmente, por el lado de la oferta, a las estimaciones del valor añadido de varias actividades de servicios y de alguna rama de la industria manufacturera y, por el lado de la demanda, al gasto en consumo final de los hogares.

Sin embargo, Calviño volvió a insistir ayer en que confía en dos de los elementos clave para evitar una deriva negativa de la economía española: la evolución de consumo privado y de la inversión. Sobre el primer factor, cree que los datos de gasto con tarjeta en 2021 ya son superiores al registrado en 2019, y que su previsión es que este consumo siga creciendo por la reducción de la incertidumbre y la reactivación de la actividad, tras acumular por la crisis un ahorro embalsado de 50.000 millones de euros. Por otro lado, y en contra de la opinión del INE, estima que el factor diferencial para la recuperación será «el dinamismo de la inversión», para la que prevé un rebote en el segundo semestre, con tasas de crecimiento de dos dígitos y para la que se estima que alcance niveles precrisis en 2022.

Pese a que mantiene su optimismo, analistas y expertos reconocen ya que con las nuevas presentadas por el INE, las previsiones de aquí a diciembre sufrirán –salvo repunte inesperado– se recortarán en torno a un punto porcentual, para establecer una estimación final para el presente ejercicio de un crecimiento del 5%.