Negociación atascada
El penúltimo intento de salvar los ERTE termina en fracaso
El Gobierno presenta una nueva propuesta, pero la patronal lo rechaza por las exoneraciones ligadas a la formación
El diálogo social sobre la prórroga de los ERTE sigue en punto muerto. El penúltimo intento del Gobierno de lograr que patronal y sindicatos entren por el aro de los nuevos expedientes temporales ligados a la formación ha vuelto a toparse con la negativa de la patronal. En una reunión de urgencia convocada hoy por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, ambos departamentos plantearon una propuesta conjunta para extender los ERTE con exoneraciones a la Seguridad Social de mayor cuantía, pero solo para aquellas empresas que los liguen a dar formación a los trabajadores suspendidos de empleo. En concreto, este nuevo esquema ligado a la limitación de actividad tendría exenciones del 20% para empresas de más de 10 trabajadores que no ofrezcan formación a sus empleados y del 50% si imparten acciones formativas. Para las empresas más pequeñas, de menos de 10 trabajadores, estas exoneraciones alcanzarían el 50% sin formación y el 70% con formación. En los ERTE de impedimento de actividad, las exoneraciones para todas las empresas serían del 100% en todos los casos, según la propuesta planteada por el Gobierno. Para poder acogerse a estas exenciones en sus cuotas, las empresas tendrán que dedicar 30 horas de acciones formativas en el caso de las de 10 a 49 trabajadores y 40 horas en las que tengan plantillas superiores.
Todo ello entraría en vigor del 1 de noviembre hasta el 31 de enero. Entre el 30 de septiembre y el 31 de octubre se mantendría la regulación actualmente en vigor, ya que la idea es que la prórroga de los ERTE se haga esta vez con dos vigencias diferentes. Fuentes del Ministerio de Seguridad Social manifestaron a LA RAZÓN que se ha decidido este mes de prórroga ante «las dificultades técnicas que se nos ha planteado, tanto desde las empresas como desde los servicios de empleo. Por eso hemos propuesto dar un mes de plazo desde la renovación para que se puedan realizar los trabajos técnicos necesarios respecto a los planes de formación». Las mismas fuentes defendieron su propuesta porque «este modelo tiene que ser un piloto para un modelo de ERTE y de flexibilidad interna que esté presente de forma permanente, porque con los criterios actuales se quedarían fuera de las ayudas gran parte de los sectores actualmente incluidos. De ahí que sea más necesario que nunca apostar por la formación».
Rechazo empresarial
Pero la iniciativa ha recibido de nuevo la negativa de la patronal, tanto de CEOE como de Cepyme, que consideran «totalmente insuficiente la mínima mejora que se ha hecho».
Más receptivos se encuentran los sindicatos, aunque todavía mantienen la incertidumbre sobre su apoyo oficial. Han logrado que el Gobierno acepte buena parte de sus condiciones, destinadas a garantizar una estabilidad a los empleados, como mantener la protección para los fijos discontinuos, la prohibición de despedir mientras esté activo el ERTE, prescindir de contratados temporales o impedir realizar horas extras si se tienen trabajadores bajo expedientes de empleo temporal.
Mañana, el Gobierno disparará el último cartucho antes del Consejo de Ministros para intentar un acuerdo consensuado y evitar otro fracaso del diálogo social tras el cosechado en la última subida del salario mínimo.
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