Telecomunicaciones
Las operadoras de telecomunicaciones están haciendo sus deberes en España, al menos, en lo que a materia de conectividad se refiere. El Plan España Digital establece como meta para 2025 garantizar una conectividad digital adecuada para el 100% de la población, promoviendo la desaparición de la brecha digital entre zonas rurales y urbanas y que la totalidad de la población cuente con una cobertura 100 Mbps. Para alcanzar ese objetivo, el despliegue de las redes de fibra óptica resulta toda una obligación, más en un momento en el que la pandemia ha aumentado considerablemente el tráfico y la demanda de datos, lo que ha disparado las conexiones de alta velocidad, que han permitido a los usuarios continuar manteniendo su actividad a pesar a las restricciones.
Ante la nueva realidad, que ha multiplicado el uso de las mismas, muchos usuarios han optado por pasar de obsoletas líneas ADSL a la fibra, más rápida y que ofrece mejor calidad de conexión. Y como muestra, un botón. A finales del pasado mes de julio el número de líneas de fibra óptica hasta el hogar ascendía a 12,2 millones, lo que supone un aumento de 1,3 millones con respecto al mismo periodo del año anterior, según el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Penetración y calidad
En los últimos diez años, España ha pasado de una cobertura ADSL muy limitada a otra de fibra con prestaciones muy superiores. Las compañías del sector están trabajando en aumentar la cobertura, con un intenso despliegue de FTTH o fibra hasta el hogar (Fiber to de Home, en inglés). Tanto es así que el FTTH Council Europe sitúa a nuestro país como la nación conmayor tasa de penetración de toda la Unión Europea, y la consultora británica Analysis Mason constata que las instalaciones conectadas en territorio español superan la suma de las de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. Asimismo, según el Índice de Economía y Sociedad Publicado por la Comisión Europea, España es el segundo país de la UE con mejores servicios públicos digitales.
A este despliegue, que sitúa a España a la vanguardia de las redes de alta velocidad, ha contribuido, en buena medida, Telefónica. Y es que la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete cuenta con la mayor red de FTTH de todo el continente europeo.
A día de hoy, la operadora ya tiene cubierto con fibra el 72% del territorio nacional, superando los 26 millones de unidades inmobiliarias (viviendas, oficinas y locales comerciales). De esta forma, busca afianzar su liderazgo en un momento en el que la digitalización ha cobrado más protagonismo que nunca. Un nuevo punto de partida desde el que impulsar la nueva Telefónica. Y es que su negocio de «fibra» es una auténtica «joya», que le otorga una ventaja estratégica, y que le podría reportar cifras millonarias, más si finalmente decide vender una participación del mismo, dando entrada a nuevos socios, algo que la compañía estaría estudiando, según ha informado Bloomberg. Fuentes de la compañía no han confirmado este extremo.
La creación del mercado mayorista de fibra ha supuesto un nuevo negocio para compañías comoMovistar- Tuenti-O2, Orage-Jazztel o Vodafone-Lowi, ya que pueden «alquilar» su infraestructura a aquellos operadores virtuales que no cuentan con una red propia. «El despliegue de fibra requiere de inversiones muy altas, y los retornos son muy lentos, por lo que ‘’arrendar’' estas redes puede suponer un negocio para ambas partes», explica Gianluca Cornetta, profesor del Área de Tecnología Electrónica de la Universidad CEU San Pablo. Además, añade Cornetta, la fibra está permitiendo la entrada de nuevos operadores, como Onivia. «El mercado de telefonía móvil está muy limitados por las frecuencias de 5G. Por eso, las compañías están apostando por la fibra, ya que es un área en el que no hay limitación», apostilla.
Revolución digital
Desde que José María Álvarez-Pallete llegó a la presidencia de Telefónica en 2016, la compañía ha experimentado una de las mayores transformaciones en su casi siglo de historia. Ya lo adelantó su predecesor en el cargo, César Alierta, quien consideraba al que era entonces su delfín como el directivo más preparado para afrontar con éxito los retos que imponía la revolución digital.
En este lustro que Pallete lleva al frente, la compañía ha transitado de un operador de redes móviles e infraestructuras a un proveedor de servicios tecnológicos y digitales, abriendo también la puerta a nuevos desafíos y que, ahora, en la etapa postcovid, son más relevantes que nunca. Una época «ilusionante», en la que, en palabras del propio Pallete, lo que ha ocurrido con los smartphones va a ser solo un «aperitivo» de todo los que está por venir. Y es que, desde Telefónica, hace tiempo que previeron que las nuevas tecnologías van a crear una disrupción en todos los aspectos de la vida, en el que no habrá ámbito que no se vea impactado por las mismas.
Movistar ha sido pionera en el despliegue de las infraestructuras de fibra. En 2008, comenzó a comercializarla con una velocidad de 30 Mbps. Sin embargo, ya en 2005, empezó a realizar pruebas de conexión de FTTH en la Comunidad de Madrid, entre el barrio de La Latina, en el centro de la ciudad, y la localidad de Pozuelo de Alarcón, lo que fue el paso previo a su comercialización de la mano de Movistar. Actualmente, su red alcanza un Gbps, aunque ya tiene preparada la infraestructura para llegar a los 10Gbps.
La fibra óptica permite dar respuesta a la creciente circulación de datos. Así, a medida que aumenta la demanda de estos servicios, la fibra ha ido sustituyendo progresivamente a las tradicionales instalaciones de cable de cobre o híbridas (fibra y coaxial), aportando al usuario una gran velocidad y todas las ventajas de la banda ancha en su navegación por internet, «gaming» o televisión por «streaming».
La FTTH aumenta exponencialmente la velocidad de la conexión disponible, es de 20 a 100 veces más rápida que las de un módem tradicional. En poco más de una década, se ha pasado de versiones analógicas a un despliegue de redes que superan ampliamente los 1000Mbps. Pero no todo tiene que ver con ventajas desde el punto de vista tecnológico. La fibra óptica también contribuye a reducir las emisiones de CO2 (un 88% inferiores por Gigabit a las de otras instalaciones). Asimismo, su desarrollo tiene también un impacto positivo en el empleo y en el aumento de las empresas de nueva creación, además de ofrecer una mayor fiabilidad y reducir los gastos de mantenimiento y reparación de averías, así como una mejor relación calidad-precio. La señal tampoco se ve perjudicada por interferencias externas y aumenta la seguridad, garantizando la confidencialidad en las comunicaciones.
Y todo ello es posible gracias a unos hilos muy fino de vidrio, que equivalen al diámetro de un cabello humano, que se agrupan en paquetes llamados cables ópticos, y que son los que transmiten la información. A través de los mismo, se emiten impulsos de luz que representan los datos y que se transmiten a largas distancias y altas velocidades.
El recorrido de la fibra todavía es inmenso, y así lo constatan desde el FTTH Council Europe. Su director general, Vicent Garnier, pronostica que «esta tendencia se verá intensificada por nuevos patrones de uso que están alentando los operadores a migrar a soluciones FTTH, capaces de ofrecer nuevos servicios al tiempo que contribuyen al reto de la sostenibilidad». Y es que este organismo prevé que en 2026 el número de hogares de 39 países europeos conectados con fibra óptica alcance los 302 millones.
Zonas rurales
Para que la digitalización llegue a todos los estratos de la sociedad, también se ha acelerado en España el despliegue en zonas rurales, con un 46%% de cobertura, frente al 9,8%, por ejemplo, de potencias como Alemania, tal y como revela también el FTTH Council Europe. Este porcentaje está muy por encima de la media europea, ya que tan solo el 23% de los habitantes de la UE de zonas rurales disfrutan de conectividad de fibra completa. De hecho, este despliegue de la FTTH fuera de los centros urbanos es el que más ha contribuido a reducir la brecha digital. El informe «Cobertura de banda ancha en España en el año 2020», elaborado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, destaca que esta desigualdad se ha reducido en 25 puntos en apenas dos años, entre 2018 y 2020.
En este contexto de transformación digital, el desarrollo de redes de fibra óptica, junto con la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil, la conocida como 5G, será fundamental. Ambas se han convertido en el tándem tecnológico esencial sobre el que se sustentará la cuarta revolución industrial, convirtiéndose en elementos clave de la conectividad y en crecimiento económico en el futuro.
Ya el pasado año Telefónica sorprendió al anunciar que esperaba que la cobertura de su red 5G alcanzara el 75% de la población española antes de que finalizara el año. El anuncio no resultó sorpresivo por el hecho de que la operadora se subiera al carro de la 5G (ninguna puede perder ese tren), sino por la amplia cobertura y la celeridad en hacerlo: apenas tres meses.
A día de hoy, su despliegue de 5G supera ya el 80% de la población con la instalación de nodos que cubren más de 37 millones de habitantes y 1.300 municipios de toda España. El desarrollo alcanza en algunas comunidades autónomas el 100%, como Ceuta y Melilla. Otras, como Madrid, ya están cerca del 96,5% de cobertura. Por encima del 80% se sitúan Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia. Las siguen de cerca Galicia y La Rioja, con casi el 78%.
Aunque la operadora lanzó el 5G comercial en septiembre de 2020, trabaja en la red desde 2018 cuando puso en marcha la iniciativa de innovación pionera en España, Ciudades Tecnológicas 5G, una de las mayores experiencias mundiales en 5G aplicado.
Subasta 5G
Este mismo año se ha producido un hito importante para impulsar el despliegue de la tecnología móvil de quinta generación: la subasta de banda de 700 MHz –el pasado mes de julio–, en la que Telefónica resultó adjudicataria de un bloque de 2x10 MHz por un importe total de 310,09 millones de euros, lo que permitirá a la operadora consolidar su liderazgo en conectividad al unir el impulso de la cobertura 5G con su amplia red de fibra en España. Además, queda aún pendiente la reordenación en la banda de 3500 MHz (3,5 GHz).
Desde Telefónica aseguran que gran parte de la estrategia de 5G pasa por la implementación de casos de usos, varios de ellos pioneros e innovadores en su sector. «Esta puesta en práctica del 5G, paralela a los desarrollos tecnológicos y despliegues de red, implican trabajar con el tejido industrial español, las administraciones públicas y los proveedores para avanzar en la consolidación del ecosistema 5G y la creación de servicios útiles para el usuario», aseguran fuentes de Telefónica.
La compañía ha realizado cerca de 80 proyectos de innovación con clientes reales en los tres últimos años, en los segmentos de industria, logística, turismo, automoción, eHealth, educación, banca, televisión, deportes y espectáculos, entre otros. Para el impulso tecnológico de todos estos casos de uso, la compañía considera fundamental la combinación de la fibra con el 5G. «La tecnología móvil de quinta generación trae más oportunidades de digitalización y ésta conllevará más empleo y nuevos perfiles profesionales», concluyen.
Esta nueva generación de telefonía móvil habilita una conectividad ultrarrápida y muy baja latencia. Su principal beneficio radica en su capacidad, que permite ejecutar a través de la red móvil comunicaciones críticas donde la inmediatez es esencial. La 5G es, pues, la tecnología sobre la que se va sustentar la sociedad del futuro (sus aplicaciones en la vida diaria serán innumerables. Por ejemplo, es esencial para el despegue del coche autónomo o la Smart City). Esto coloca a la compañía en un nuevo punto de partida, compatible con la estrategia de creación de valor en el medio y largo plazo que el presidente ha defendido desde que se puso al frente del grupo.
Los nuevos planteamientos son una muestra más del golpe de timón dado por la compañía en el último lustro y del alejamiento definitivo de su negocio tradicional. Una nueva estrategia, que la ha conducido a desinvertir en activos no estratégicos y reducir en un 50% su deuda, hasta los 26.200 millones de euros. Además, ha posibilitado que su flujo de caja ascienda a 25.000 millones.
Este ir «a por todas» en lo que a nueva tecnología se refiere, se está traduciendo en cada vez un mayor apoyo a la gestión del primer ejecutivo de Telefónica por parte de los analistas. Estos consideran que la apuesta por la digitalización y la prestación de nuevos servicios de ciberseguridad, cloud o data no son una opción para Telefónica, sino una obligación. Y es que en un sector donde el apalancamiento es enorme, y la competencia cada vez mayor, con los márgenes más estrechos, las operadoras tienen que reinventarse si quieren volver a la senda de la rentabilidad. En el caso de Telefónica, las divisiones que están experimentando un mayor crecimiento son, precisamente, las de más reciente creación, como Telefónica Tech o Telefónica Infra.
«La estrategia de los últimos cinco años está resultando adecuada. Sin embargo, aún no se ha reflejado en el valor de la acción. Si bien sus títulos se han revalorizado alrededor de un 23% en lo va de año, hasta el entorno de los 4 euros, aún están lejos de los casi 10 en los que cotizaba en 2017. Pese a ello, y a que la deuda aún está por encima de su capitalización, pensamos que las perspectivas son buenas en el medio plazo», expone Joaquín Robles, analista de XTB.
Ya lo aseguró Álvarez-Pallete en 2019: «La mejor manera de predecir el futuro es crearlo». Y en eso está Telefónica, en crear su futuro de la mano de la nueva conectividad.