Tu economia
Lo mejor de la digitalización es la persona
Si hay algo a lo que ahora mismo estamos acostumbrados es a que nos hablen continuamente de la transformación digital, la digitalización, de LO DIGITAL. Sin embargo, hay que saber que este continuo flujo de noticias no es cuestión de tendencias o modas y se debe a que es algo extremadamente útil.
Normalmente se entiende a la transformación digital como el proceso de reforzar los diferentes modelos de negocio mediante la integración de tecnologías avanzadas y, en cierto sentido, esto es verdad. Sin embargo, lo interesante de este proceso de digitalización, por el que están apostando empresas de todo tipo, es que no se tiene que desarrollar en torno a la tecnología, sino en torno a las personas. Siendo, como soy, profesor universitario, poner a la persona en el centro de la digitalización es una obligación.
Cuando una empresa de cualquier tipo es innovadora y está preparada “mentalmente” para este cambio es cuando está lista para plantearse qué necesitan las personas sobre las que tiene influencia: empleados, clientes, personal docente, estudiantes, sociedad en general... Es con estas acciones cuando los procesos de digitalización llegan a ser eficientes y adquieren el valor e importancia que se espera de ellos.
La estructura de cualquier empresa, tomemos por ejemplo la Universidad, debe adecuarse a los tiempos en los que vive, pero también a tener intuición sobre cómo va a evolucionar el mundo y las tendencias que pueden marcar mejoras en su modelo de negocio o, como es el caso, modelo docente. Esto ha ocurrido en la Universidad CEU San Pablo donde, desde 2019, se apostó por el uso de recursos tecnológicos de última generación para la impartición de docencia como parte de su carácter innovador y dentro de su estrategia de mejora continua. Sin embargo, este tipo de apuestas por las tecnologías son las que han permitido a las empresas a mantener su actividad pese a la pandemia. En el CEU no se paró de dar clase en ningún momento y esta tecnología innovadora que se había adoptado permitió adaptar la docencia presencial en online en 48 horas cuando se decretó el confinamiento. Pero existen otros casos de compañías y organizaciones que, gracias a su digitalización, pudieron mantenerse a flote y capear mejor la crisis generada por la COVID-19.
Si bien, como decía, la tecnología es importante, las personas lo son todavía más. No hay empresas sin personas y, aunque pueda creerse lo contrario, hay profesiones que no pueden (ni podrán) ser reemplazadas por la tecnología. Cuando se da el paso de comenzar en este proceso de transformación digital hay que enfocarse en las personas de dentro y de fuera de la empresa, solo así se podrá conseguir que el cambio sea exitoso, porque son las personas quienes hacen y dan sentido a cualquier compañía.
La primera forma de abordar esta estrategia es mediante la identificación del talento interno y el refuerzo de las habilidades y competencias digitales del personal. Esto se puede conseguir a través de la creación de departamentos de transformación digital o la creación de sistemas de mentorización entre pares, que permitan la adquisición de conocimiento técnico gracias al acompañamiento de los propios compañeros. Este modelo se implantó en la Universidad CEU San Pablo con la creación del cuerpo de Embajadores Digitales (docentes innovadores, afines a las tecnologías y “early adopters”), que voluntariamente se pusieron a disposición del resto de los compañeros para ayudarles en el desempeño de su día a día mediante cursos, resolución de dudas o dinámicas de trabajo entre empleados del mismo departamento. Este tipo de acciones no solo empodera al personal, sacando a relucir su capacidades y talentos, sino que además mejora sustancialmente el sentido de pertenencia y de comunidad de estos.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que la adopción de este tipo de tecnología o aplicación de nuevos procesos puede llevar a ciertas personas a tener recelos pensando que la transformación digital podría amenazar sus trabajos. En ocasiones es posible que, consciente o inconscientemente, se resistan a los cambios. Supuestamente, si la digitalización resulta ineficaz, la gerencia eventualmente abandonará el esfuerzo y sus trabajos se salvarán (o eso es lo que se piensa). Sin embargo, es fundamental que los líderes reconozcan esos temores y enfaticen que el proceso de transformación digital es una oportunidad para que los empleados actualicen su experiencia para adaptarse al mercado del futuro y al presente en el que viven.
A veces, como es lógico, se piensa en la transformación digital como un todo que implica un extremo u otro. Pasar de cero a cien. Pero no es eso. La digitalización es un proceso transversal, que debe ser invisible y secundario, no por poco importante, sino porque debe ir detrás de todos los departamentos y áreas de la organización y debe facilitar y mejorar la vida de los empleados y el resto de personas que tengan acceso a los servicios que ofrece.
Emiliano Blasco, vicerrector de Transformación Digital de la Universidad CEU San Pablo
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