BBVA Research también frena el optimismo del Gobierno y recorta sus previsiones de crecimiento

La recuperación global continúa, pero no a la misma velocidad para todo el mundo. En el caso de España, por ejemplo, los analistas han comenzado a detectar una cierta ralentización. El último informe de Perspectivas Económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó medio punto sus previsiones de crecimiento respecto a julio para este año hasta dejarlas en el 5,7%. Y hoy ha sidoBBVA Research el que también ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento del PIB español: para 2021, desde el 6,5% hasta el 5,2%; y para 2022, desde el 7% hasta el 5,5%.

Según la entidad, las mejores expectativas respecto al consumo y al mercado laboral sumarían 1,8 puntos porcentuales al PIB de este año, pero el repunte de la electricidad restaría 1,4 puntos y la revisión estadística del crecimiento del segundo trimestre, otros 0,9 puntos. A ello añade los 0,4 puntos que restaría el retraso previsto en la ejecución de los fondos de recuperación europeos, los 0,3 puntos menos de los cuellos de botella que han generado problemas de suministro en las cadenas globales de producción y 0,1 puntos menos de la subida del petróleo. Todos estos factores negativos lastrarán la inversión, mientras que el consumo de los hogares se mantendrá fuerte, la productividad se recuperará y las exportaciones de bienes mejorarán en línea con la mejora de la actividad de los principales socios comerciales.

El departamento de análisis de la entidad vasca se suma así en su revisión a la baja no sólo al FMI sino también al último ajuste del Instituto Nacional de Estadística (INE), que a comienzos de septiembre corrigió en 1,7 puntos a la baja el dato avanzado de crecimiento de la economía española para el segundo trimestre, que quedó así en un repunte del 1,1 % con respecto al primero (2,8%).

En el mes de julio, BBVA Research elevó hasta el 6,5% el crecimiento de la economía española para este año, debido principalmente al avance de la vacunación, al tirón del consumo de las familias y al buen comportamiento de las exportaciones. Con estos datos, el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech explicó entonces que el PIB de España podría recuperar niveles precrisis en 2022.

Sin embargo, el informe publicado este martes sobre la “Situación de España” muestra todo lo contrario. Dicho deterioro en las perspectivas implica todavía una “recuperación robusta”. El director de BBVA Research, Jorge Sicilia, ha explicado en rueda de prensa que “pecaron de optimistas” al pensar que sería más rápido el reajuste de los procesos de producción a la fuerte demanda generada tras la pandemia, aunque ha considerado que el año que viene deberían desaparecer los cuellos de botella. Por su parte, el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, ha considerado que el nivel de PIB de 2019 se recuperará en el segundo semestre de 2022, una vez que se disipen factores negativos como los problemas de suministro o el encarecimiento de la electricidad.

Ejecución de los fondos europeos

BBVA Research asume que el año que viene se gastarán entre 20.000 y 25.000 millones de euros procedentes de fondos europeos para la recuperación, que podrían traducirse en entre 1 y 2 puntos porcentuales de crecimiento en la medida en que se vayan eliminando los obstáculos que hayan sido identificados para la ejecución de esos recursos.

Respecto a 2021, el informe señala que hasta agosto la administración central habría realizado desembolsos vinculados al plan de recuperación por un importe equivalente al 22% del total programado, es decir, 4.924 millones de 22.158 millones planificados para el conjunto del año. A comienzos de año, el servicio de estudios calculaba que solo llegarían a ejecutarse entre 10.000 y 15.000 millones este año, mientras que ahora considera difícil alcanzar la cota inferior de esa estimación.

Sobre el proyecto de Presupuestos para 2022, la entidad considera que la previsión de que la recaudación crezca un 8,1 % es optimista y que los incrementos impositivos y de las bases máximas de cotización a la Seguridad Social no generan certidumbre y suponen un coste adicional para las empresas. Tampoco ve positiva la reducción de los incentivos al ahorro a través de planes de planes de pensiones privados y teme que la indexación de las pensiones con el IPC y la derogación del factor de sostenibilidad supongan un riesgo para la sostenibilidad del sistema.