Vivienda
Los inquilinos morosos deben una media de 6.372 euros
Los impagos de rentas del alquiler se disparan un 66,2% con la pandemia
Todos los expertos coinciden en señalar que la cuota mensual de la hipoteca o el alquiler es lo último que dejan de pagar las familias cuando atraviesan dificultades económicas. Abandonar su hogar es lo último que cualquier persona quiere. Pero las circunstancias que vivió el mundo el año pasado debido a la pandemia del coronavirus fueron tan excepcionales, que fueron muchos más de los que habitualmente lo hacen los que dejaron de pagar su alquiler. Según el último el XIII Estudio Sobre la Morosidad en Arrendamientos Urbanos del Fichero de Inquilinos Morosos (FIM), los impagos del alquiler el pasado ejercicio se dispararon un 66,2%, con una media a deber a los propietarios de 6.372 euros.
El repunte de impagos afectó a todas las regiones, pero las comunidades autónomas donde más creció fueron Murcia (+93,7%), Madrid (+80,7%), Cataluña (+80%), Andalucía (+77%) y Canarias (+71,5%). En la parte baja del ranking de subidas se situaron a su vez Asturias (+22,8%), Navarra (+24,5%), Ceuta (+26,7%), Extremadura (+28,5%), Cantabria (+32,5%) y La Rioja (+33,5%).
En cuanto a las cantidades que los inquilinos dejaron a deber, aunque abultadas, los 6.372 euros representan un 6,15% menos que los de 2019. Las mayores deudas medias se registraron en Madrid (8.974 euros), Baleares (8.718 euros) y País Vasco (7.269 euros). Las menores cuantías medias se localizaron a su vez en Extremadura (3.198 euros), La Rioja (3.355 euros), Castilla y León (3.526 euros), Asturias (3.747 euros) y Castilla-La Mancha (4.269 euros).
El comportamiento de los impagos tuvo dos momentos claramente diferenciados el pasado ejercicio. En los meses más duros de la pandemia, cuando el confinamiento de los trabajadores no esenciales llevó a muchos a situaciones de ERTE, las incidencias de impago se multiplicaron por tres, como ha explicado el director de Estudios y Calidad de Fichero de Inquilinos Morosos, Sergio Cardona. Sin embargo, a partir del verano, fueron muchos los inquilinos que empezaron a resolver los pagos con sus propietarios. Esta circunstancia, unida a la buena comunicación entre inquilinos y propietarios, que permitió alcanzar acuerdos entre las partes, propició que la variación anual al final no haya sido tal alta, según el FIM.
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