Ruptura

Iberia y Air Europa negocian un nuevo pacto que haga viable la operación

La aerolínea de IAG y la de Globalia negocian la rescisión de su actual acuerdo, pero el presidente de IAG asegura que están evaluando “todas las posibilidades para continuar”

Aviones de Iberia y Air Europa en el aeropuerto de Madrid-Barajas
Aviones de Iberia y Air Europa en el aeropuerto de Madrid-BarajasSusana VeraREUTERS

Iberia no comprará Air Europa... de momento. IAG, matriz de la otrora aerolínea de bandera española, y Globalia han informado hoy a primera hora en un escueto comunicado enviado a la CNMV de que se encuentran “en una fase avanzada las negociaciones para rescindir el acuerdo firmado el 4 de noviembre de 2019 y modificado el 20 de enero de 2021, según el cual la filial de IAG, Iberia, había acordado adquirir la totalidad de las acciones emitidas del capital de Air Europa”. Un anuncio que, sin embargo, no presupone el fin de la operación. Durante la conferencia online Capa Live, Luis Gallego, presidente de IAG, ha asegurado que aunque no van a seguir adelante con la actual estructura de la operación, “estamos buscando una nueva estructura que nos permita cerrarla”, según informa Reuters. El mismo comunicado enviado a primera hora de la mañana por IAG ya dejaba entrever que la operación no estaba del todo muerta. “Se realizará una nueva actualización en el futuro, según corresponda”, asegura la nota.

Para posibilitar que la fusión de ambas compañías llegue a buen puerto en un futuro, ambas partes habrían llegado a un acuerdo por el cual IAG pagará 75 millones de euros a Globalia para garantizarse una opción de compra preferente sobre Air Europa cuando pase la pandemia y sea más sencillo encauzar la operación en vista de las dificultades que entraña acometerla en este momento por los problemas con el precio, las condiciones del rescate de la SEPI de Air Europa y los más que previsibles duros requisitos que iba a imponer la Comisión Europea a un acuerdo sobre el que se tenía que pronunciar ante del próximo 4 de enero.

Y es que la integración entre las dos aerolíneas se había convertido en una especie de “tour de force” lleno de obstáculos casi desde el primer día. El primer gran impedimento que se encontró fue su precio. Pactada a finales de 2019 en 1.000 millones de euros, la irrupción del coronavirus llevó a Iberia a forzar una renegociación a la baja de las condiciones del acuerdo inicial al considerar que, debido al declive de la actividad de la aerolínea del Grupo Globalia provocado por la pandemia, esa cantidad no reflejaba ya su verdadero valor. Y más, después de que Air Europa solicitase un rescate al Estado que se materializó en noviembre del año pasado en una inyección de 475 millones de euros. Un pasivo que tendría que asumir Iberia si la operación llega a buen puerto. A resultas de la posición de Iberia, en enero pasado ambas partes acordaron rebajar el precio de la operación hasta los 500 millones de euros. Pero esta cantidad, según Iberia, se ha vuelto a quedar desfasada. Los números de Air Europa han seguido deteriorándose pese al rescate proporcionado por el Estado. Hasta tal punto que la propia compañía ha admitido como una posibilidad casi segura que tendrá que solicitar más fondos públicos para sobrevivir, lo que ha dado pie a Iberia para solicitar a Globalia una nueva rebaja de precio.

Rescate

El propio rescate de Air Europa también ha traído consigo dificultades a la operación. No sólo por la deuda que añade al pasivo de la aerolínea, sino por sus condiciones. La inyección de fondos estaba condicionada a que Air Europa aceptara una serie de condiciones, como nombrar de común acuerdo con el Estado a su consejero delegado; que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que canaliza la ayuda; tenga dos consejeros o que tenga derecho de veto en decisiones estratégicas o despidos. Más que la presencia del Estado en su dirección, en Iberia se han mostrado preocupados por el margen de autonomía del que pudieran disponer para gestionar Air Europa. Al poco de que la aerolínea del Grupo Globalia recibiese la ayuda, el presidente de Iberia, Javier Sánchez-Prieto, aseguró que «tenemos de disponer de agilidad e independencia en la toma de decisiones respecto a las cosas que podamos hacer con Air Europa».

El tercer componente de la ecuación que, según el presidente de IAG, Luis Gallego, tenía que encajar para que la operación saliera adelante es el visto bueno de Bruselas. La Comisión Europea se iba a pronunciar en los próximos días sobre la compra después de que mostrase ciertas dudas respecto a que la concentración de ambas aerolíneas produzca una suerte de monopolio en algunas rutas. En junio, y a instancias de la propia Iberia, Bruselas abrió una investigación a fondo sobre la operación. En concreto, a la Comisión le preocupaba que la concentración de ambas aerolíneas redujese la oferta en setenta pares de ciudades de origen y destino dentro de España y hacia o desde este país, entre las que ambas compañías aéreas ofrecen servicios directos. En concreto, afectaría a los servicios que unen Madrid con EE UU o Latinoamérica y a algunas rutas dentro de España o de corto recorrido que trasladan pasajeros a la capital para continuar desde allí sus viajes a América. Bruselas temía que sin estos servicios proporcionados por Air Europea, algunas aerolíneas decidieran suspender sus vuelos hacia destinos internacionales que también cubre IAG, lo que reforzaría aún más la posición del grupo propietario de Iberia y British Airways. Para tratar de sortear este obstáculo, Iberia ofreció a finales de octubre a la Comisión Europea concesiones para que dé luz verde a la operación. Bruselas no ofreció entonces detalles de los compromisos, que fueron remitidos por las empresas el 27 de octubre. No obstante, algunas fuentes apuntaban a que las condiciones que iba a imponer Bruselas hacían muy complicado que la operación saliese adelante.

A pesar de las dificultades que se ha ido encontrando la operación por el camino, desde IAG han mantenido en todo momento su convicción de que la operación es beneficiosa estratégicamente, ya que permitiría la creación de un gran “hub” en Madrid al sumar rutas y capacidades. Con la operación, en España, Iberia tomaría el control total del gran “hub” del aeropuerto de Madrid-Barajas. En Latinoamérica, reforzaría su liderazgo en las conexiones con Europa frente a Air France gracias a la compañía aérea del grupo Globalia, que ha emprendido un ambicioso plan de expansión en esta zona.