Sector clave
Llegan menos turistas pero gastan más
En plena pandemia, el sector asienta las bases de la ecuación perfecta: viajeros con estancias más largas y con mayor desembolso
La rueda de la locomotora turística volvió a girar con fuerza en 2021, pero la aparición de la nueva variante Ómicron a final de año paró en seco la inercia de lo que parecía apuntalarse como el inicio de la recuperación de uno de los sectores más decisivos de nuestra economía. La sexta ola de la Covid-19 es la penúltima peligrosa curva que la industria de los viajes ha tenido que sortear para enfilar con brío la senda de la mejoría, quebrando las expectativas más halagüeñas.
El cierre del pasado ejercicio deja tras de sí un sabor agridulce. España cerró el año con algo más de 31 millones de visitantes extranjeros, lo que significa que por culpa de la pandemia se han perdido la friolera de 52,6 millones de viajeros, si se compara con el balance de 2019, cuando se alcanzó la cifra histórica de más de 83 millones de turistas internacionales. Sin embargo, a pesar del duro batacazo, es posible vislumbrar algunos rayos de sol que invitan al optimismo a largo plazo. De hecho, ahora llegan menos turistas, pero gastan más en nuestro destino y permanecen durante más tiempo. Es la ecuación perfecta.
«Llevamos años viendo que España supera cada ejercicio su propio récord de llegada de visitantes, lo que nos hace temer que pronto estaremos tocando el techo de nuestras posibilidades, porque las camas hoteleras y las infraestructuras que tenemos son limitadas, al menos en cuanto al segmento de sol y playa se refiere. Por eso, hay que poner el foco en el desembolso que hacen los turistas y no tanto en el número que llega. La estrategia pasa por conseguir precisamente eso que se ha logrado en plena pandemia: estancias medias más largas y con mayor gasto de cada viajero en el destino», asegura José Serrano, profesor de Turismo de la Universidad Europea de Canarias.
En concreto, en 2021 los visitantes internacionales dejaron en las arcas del sector 34.816 millones de euros, lo que equivale a que cada viajero realizó un desembolso medio de 1.118 euros, según el INE. Es decir, a pesar de la crisis sanitaria, los turistas dedicaron 16 euros más de media que en 2019, cuando el gasto por visitante alcanzó los 1.102 euros. Y si se mira con lupa, ese incremento llega a alcanzar los 113 euros de más en los británicos, mientras que alemanes y nórdicos desembolsan de media 108 euros más que hace dos años.
Pero, lo que es más importante incluso es que, a pesar de las circunstancias, la duración de las estancias también se ha alargado, al pasar de una media de 7,2 días en 2019 hasta alcanzar las 8,2 jornadas de 2021. «Es muy positivo que España logre prolongar los viajes, sobre todo cuando eso se traduce en una mayor inversión en actividades en el destino, lo que nos permite diversificar la oferta y ampliar las zonas geográficas que se visitan», asegura Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo. Y esto resulta clave, ya que, tal y como insiste Serrano, «eso implica una mayor competitividad de la marca España, ya que ayuda a que seamos un destino más completo, pero a la vez más sostenible, con la riqueza y el impacto turístico mejor repartidos».
Buen ejemplo de ello es lo que ha ocurrido con el mercado francés, que en 2021 ha desbancado a Reino Unido como el principal mercado emisor de viajeros, relegando a los británicos a la tercera posición, después de Alemania. «Sin embargo, será algo pasajero, porque en cuanto se levanten las restricciones, los ingleses volverán a recuperar su posición», avanza Serrano. Y así se comprobó el viernes, cuando España confirmó que, a partir del 14 de febrero, los menores británicos sin vacuna sí podrán viajar a nuestro país y solo necesitarán PCR para entrar, lo que disparó las búsquedas hacia nuestro país.
El «sorpasso» de Francia
Las estadísticas confirman el «sorpasso» de Francia en números absolutos, y aunque algunos apuntan a que podía deberse a un «turismo de borrachera poco rentable», la pandemia también ha servido para que este mercado se transforme. «Se trata de un viajero que se quedaba en Cataluña y en el norte de España, pero durante 2021 ha tenido un crecimiento espectacular en Levante y la Costa del Sol. Esto puede resultar muy positivo a largo plazo, pues amplía las posibilidades de negocio con ellos», apuesta Abella.
Y algo similar ocurre con los países nórdicos, un mercado que también ha registrado un crecimiento exponencial en comparación con las cifras previas a la pandemia, hasta superar los 1,8 millones de llegadas en el último ejercicio. «Se trata de un viajero clave, porque es uno de los que más dinero desembolsa, con una media de gasto de 1.331 euros por viajero. Es justo el tipo de visitante que interesa atraer, aquel que busca experiencias genuinas y no tiene problema en invertir en ellas», advierte Serrano.
Perspectivas para 2022
Con el descenso de la sexta ola de Covid-19 ya iniciado en el viejo continente y confirmado en España, todo apunta a que el presente ejercicio será el comienzo de la recuperación. «Los turistas de todo el mundo tienen ganas de volver a viajar y vemos que España mantiene intacto su atractivo, posicionándose como el destino más buscado de Europa. De hecho, el turoperador TUI ha retomado esta semana la venta vacacional con propuestas similares a antes de la pandemia en Mallorca y Canarias. Las reservas para el verano ya comienzan a dispararse y nuestro país parte de una posición de liderazgo», adelanta el secretario general de la Mesa del Turismo.
Sin embargo, todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, ya que «vemos con preocupación que la séptima ola no llegará por culpa de la Covid-19, sino por la compleja coyuntura económica. La inflación se ha disparado y los costes básicos están por las nubes, lo que obliga a los empresarios a ajustar sus posibles beneficios, teniendo en cuenta que venimos de dos años de números rojos», lamenta Abella. Además, desde la Mesa del Turismo reclaman la necesidad de que «se reduzca el IVA a los segmentos relacionados con el turismo de negocios, que es el sector que presenta una peor previsión de recuperación».
Si ninguna curva inesperada desvirtúa la senda de la mejoría prevista, «2022 será un ejercicio de transición hacia la normalidad turística, que podremos palpar a mediados de 2023, aunque la verdadera no llegará hasta 2024», pronostica Abella.
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