IPC
Los analistas prevén que la inflación alcance un máximo de casi el 9%
Los precios desbocados de la energía y los carburantes no tienen techo. Funcas, CaixaBank, FMI, BCE y el propio Gobierno anticipan un IPC por encima del 6% de media al final de año
Vuelta a los años 80 del siglo pasado. La inflación marcó en febrero un nuevo máximo en más de 35 años al escalar hasta el 7,6%, una subida directamente relacionada con los precios de la electricidad, desbocados por completo y con un aumento de la energía de más del 80% en un año en algunos casos, algo inédito desde las crisis energéticas de los años 70. En el IPC publicado hoy, el INE ha revisado al alza dos décimas su estimación de hace dos semanas y se sitúa 1,5 puntos por encima del dato interanual de enero.
Y todas las previsiones apuntan a que esta escalada no va a parar a corto plazo y se extenderá como mínimo hasta 2023. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) prevé que la tasa de inflación alcanzará su máximo nivel a finales de este mes, hasta un 8,6%, para descender posteriormente hasta un 4,1% en diciembre, lo que supone una tasa media anual del 6,8%, frente al 4,6% de las previsiones anteriores, dos puntos más -en un escenario con un precio del petróleo en 120 dólares por barril y un descenso del precio de la electricidad en el mercado mayorista desde los recientes máximos-.
En un escenario alternativo, en el que se vean reducidas las tensiones en los mercados, con un descenso del petróleo hasta 80 dólares al final del año y una bajada del precio de la electricidad hasta niveles comparables a los registrados al inicio del año, la tasa media anual sería del 5,9% y del 2,9% en el caso de la subyacente. La tasa subyacente situaría su media anual en el 3,1%, ocho décimas porcentuales más de lo esperado anteriormente.
Por su parte, CaixaBank Research cree que el encarecimiento de la energía puede acabar restando “algo más de un punto” al PIB español este año en relación al escenario previsto antes de la guerra en Ucrania. En su informe correspondiente al mes de marzo, alerta de que la inflación “podría situarse en torno al 7% en el promedio del año” si los precios de la energía acaban manteniéndose en esas cotas de precios, y da por supuesto de que ello resentirá el consumo privado de los españoles. Por ello, mantiene por ahora su previsión de crecimiento para España en un 5,5% del PIB, pero advierte de que, debido a las consecuencias económicas de la guerra, tendrá que “recortar” sus previsiones para 2022.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, anticipó que rebajará la previsión de crecimiento para este año. Aunque no dio más detalles acerca de cuánto prevé que sea el ajuste -la actual predicción de crecimiento mundial del FMI para 2022 es del 4,4%-, los analistas hablan de la posibilidad de una rebaja de hasta dos puntos, sobre todo si la inflación continúa sin techo.
El Banco Central Europeo (BCE) también elevó ayer sus previsiones de inflación. En el peor escenario manejado por la institución, la tasa de inflación de la zona euro hasta el 7,1% en 2022, frente al 5,1% del escenario base este año y el 2,1% en 2023. En diciembre anticipaba subidas de precios del 3,2% y el 1,8%, respectivamente. El supervisor bancario contempla que el PIB de la eurozona crezca este año un 3,7%, en vez del 4,2% anticipado en diciembre, mientras que en 2023 la expansión del PIB será del 2,8%. Sin embargo, dada la gran incertidumbre geopolítica, ha preparado un escenario “adverso” en el que el crecimiento del PIB se vería frenado en 2022 al 2,5% y el próximo año al 2,7%, situándose en el 2,1% en 2024, mientras que la inflación subiría un 5,9% este año y un 2% y un 1,6% los dos siguientes años, respectivamente.
La propia vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha advertido en varias ocasiones durante esta semana de que la evolución de los precios va a seguir siendo “al alza” en tanto se mantenga la subida de los precios de la energía, por lo que la “prioridad absoluta” es “parar” estos incrementos. Eso sí, considera que se trata de “un fenómeno transitorio que, evidentemente, va a durar más de lo que preveíamos como consecuencia de la crisis de Ucrania”.
Por su parte, la patronal CEOE insiste en la importancia de “evitar un escenario en el que los aumentos de precios y salarios se retroalimenten entre sí” y agraven todavía más la inflación, que en su opinión debería remitir en intensidad “al final del año”. La patronal recuerda que el tejido productivo está haciendo un esfuerzo para “no repercutir el aumento de costes en los precios finales de bienes y servicios”, que a su vez conlleva una “reducción significativa de los márgenes empresariales”.
Por su parte, los sindicatos han alertado del problema de pérdida de poder adquisitivo que se avecina. CC OO cree que el aumento de los precios “compromete” el crecimiento y puede verse agravado por la guerra en Ucrania, por lo que trabaja en lograr “un pacto salarial que permita frenar la erosión del poder adquisitivo” de los trabajadores. En la misma línea, UGT aboga por un aumento “adecuado” a los sueldos “ante un IPC desbocado”.
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