Economía
La importancia de una regulación inteligente de los medios de pago
La transformación del sector y la competitividad traen consigo nuevos desafíos que demandan respuestas a autoridades y reguladores
Soplan vientos de cambio en el sector de los medios de pago. La llegada de nuevos jugadores a la industria, la búsqueda por parte de los usuarios de soluciones que mejoren la experiencia de compra –y el pago forma parte ella– haciéndola más sencilla y segura y la apuesta colectiva por la innovación ya estaban provocando el crecimiento de los pagos digitales frente al plástico o al efectivo, todavía muy extendido en España. Sin embargo, nadie podría imaginar las dimensiones de los efectos de una pandemia que, sin duda, ha supuesto un antes y un después en la acogida de los pagos digitales.
Las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias han provocado que, en los inicios de la pandemia, el 70% de la población española haya reducido o abandonado el pago con dinero en efectivo, según varios informes de estos últimos años. El aumento de las compras por internet, la necesidad de cumplir con las medidas de distanciamiento social u otras medidas de higiene, han dado como resultado un incremento de los pagos a través sistemas de cobro online, tarjetas, especialmente mediante la modalidad «Sin Contacto» o contactless en inglés (en España más del 80% de las transacciones) o de carteras digitales.
Y es que los pagos a través de medios digitales se han acelerado para quedarse. Si bien el efectivo sigue representando la gran mayoría de transacciones en España –en torno al 60% en época precovid–, todo apunta a que este continuará una tendencia de disminución progresiva, aunque no llegue a desaparecer.
Estamos en un momento disruptivo para la industria. El aumento del comercio digital que come terreno al presencial, las criptomonedas, las divisas digitales de los bancos centrales y el proyecto de Euro digital, así como la aparición de nuevos actores con soluciones basadas en pagos instantáneos, son elementos que están sobre la mesa de debate a nivel europeo. En los próximos años vamos a vivir una revisión regulatoria de todo el paquete legislativo ligado a los medios de pago, debido a la necesidad de la Unión Europea de adaptarse a las nuevas realidades y tendencias tecnológicas, además de proteger su soberanía y autonomía de los medios de pago. Muestra de ello es el claro apoyo institucional europeo que está recibiendo la Iniciativa de Pagos Europea conocida como EPI.
Al hilo de esta realidad encaja una frase pronunciada por Jean Monnet –uno de los padres fundadores de la UE–, que afirmó que los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis. Podría aplicarse a los medios de pago y los cambios que se están produciendo en relación con los pagos.
Este nuevo paradigma presenta, entre otras cosas, un aumento de la complejidad y la competitividad en la industria de los medios de pago, trayendo al tablero nuevos desafíos que demandan una respuesta de autoridades y reguladores.
Una nueva regulación a nivel europeo debería articularse en torno a tres factores esenciales: promover la libre competencia que implica opcionalidad para los clientes; impulsar la digitalización y proteger al cliente de forma inteligente. Todo ello redundaría en una industria más segura, trasparente, eficiente, sostenible y que, por tanto, generaría más valor a la economía y a sus integrantes, fomentando la inversión y la innovación. Una industria en la cual diversos actores tendrían espacio para desarrollarse y competir, ya sean grandes, medianos o pequeños.
Finalmente, la colaboración entre los jugadores más tradicionales y los recién llegados sería muy positiva para la industria. Por conveniencia para los usuarios, complementariedad y, desde la entrada de PSD2, por exigencias regulatorias, los emisores de tarjetas de crédito/débito tradicionales no deberían ver en las Fintech una amenaza, sino una oportunidad para reinventarse o, incluso, sellar alianzas estratégicas para dar respuesta a los nuevos retos.
En definitiva, numerosas industrias han sido capaces de responder de forma ejemplar a la crisis derivada del Covid-19, pero los medios de pago serán, además, uno de los sectores que ejerzan un papel crítico en esta transición a la nueva normalidad. Acompañado por el dialogo con los reguladores, el sector debe reinventarse, alcanzar nuevos acuerdos y buscar entre las autoridades el apoyo necesario para avanzar en el camino hacia un nuevo modelo de sociedad.
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