Inflación

El coste de la cesta de la compra no tiene freno: hasta 3.000 euros más al año por la inflación y la guerra

Los precios se elevan un 6% desde que comenzó la guerra y seguirán creciendo a medida que se apliquen las subidas de costes en origen y se acaben los stocks previos

La cesta de la compra subió un 1,7 por ciento
La cesta de la compra subió un 1,7 por cientoCézaro De LucaEuropa Press

Una tormenta perfecta se cierne sobre las economías familiares, que han visto como en apenas unos meses sus gastos se han disparado. El coste de la energía está por las nubes, los carburantes ahogan a trabajadores y profesionales, la guerra de Ucrania continúa metiendo más presión sobre los suministros básicos y la huelga del transporte ha rematado la faena, vaciando las estanterías de algunos supermercados y encareciendo algunos productos. Desde principios de año, el precio de los productos básicos habrían escalado hasta un 13%, según distintas fuentes, tras incrementarse un 3%, en enero, un 3,9% en febrero y más de un 6% en lo que llevamos del mes de marzo, agravado por la crisis y la huelga.

Según cálculos realizados con la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del INE, un hogar medio podría incrementar sus gastos en adquirir productos de primera necesidad hasta en 3.000 euros al año en productos de primera necesidad vital. En este contexto, los productos de alimentación básicos no dejan de incrementar su precio. La tasa de inflación cerró el mes de febrero en España en el 7,6% –la cifra más alta en 30 años, lo que supone 1,4 puntos más que la media de la Unión Europea (6,2%) y 1,7 puntos por encima del dato de los países de la zona euro (5,9%). Y lo peor es que los analistas no le ven de momento techo y auguran incluso que durante este año se alcance una cifra de dos dígitos.

El incremento de los costes de producción y de distribución por los gastos energéticos ya ha impactado en el precio final. Leche, pan o carne, que hasta ahora habían mantenido los márgenes estables, han empezado a despegar, aunque no llegarán tan alto como lo han hecho otros –como el aceite, los productos procesados o las conservas–, que en algunos casos han disparado el precio por encima del 40% en algunos comercios.

El aceite es un claro ejemplo. La guerra ha llegado a elevar el valor de una botella de aceite de girasol por encima del 60%, mientras que algunas marcas de aceite de oliva se han elevado un 40% por el efecto contagio. También lo es la carne, ya que en los mercados mayoristas ya se empiezan a ver compras un 20% por encima del valor de hace dos semanas. En el caso de las carnes blancas, el stock existente ha mantenido estable el precio, pero los proveedores ya advierten que se encarecerá al menos dos euros por kilo por el incremento de los costes en origen.

Mismo caso que en las panificadoras, que hasta ahora habían amortiguado el golpe del encarecimiento al tener reservas acumuladas. Pero con las malas perspectivas de producción en el granero de Europa –entre Rusia y Ucrania suman casi el 40% de la producción mundial– auguran malas perspectivas. Si el incremento ha sido hasta ahora de entre el 4% y el 9%, 0,10 o 0,20 euros por kilo, dependiendo de la zona de España en la que se encuentre el despacho de pan, si la guerra no tiene un final rápido esas cifras serían, como mínimo, duplicadas.

En cuanto al pescado, el amarre de la flota ha desabastecido las pescaderías y disparado los precios finales. Los mercados de abastos tienen mercancía contada y a precios «desorbitados», explican fuentes de las lonjas gallegas. Merluza, boquerón, lenguado... «todos cuesta de media entre 5 y 15 euros más que hace dos semanas, y la tendencia es que ya no va a parar hasta las cosas vuelvan a la normalidad».

En el caso de los productos frescos y de temporada, la situación es similar. El panel de precios de los principales mercados mayoristas del país (Mercamadrid, Mercabarna, Mercabilbao, Mercasevilla y Mercavalencia) extraídos por Servimedia detallan que el precio promedio de las cebollas se ha incrementado un 43,8% desde el pasado 22 de febrero, dos días antes del inicio de la invasión rusa, mientras que los tomates maduros, los tomates verdes y las judías verdes se han encarecido un 35,9%, 34,1% y 31,5% respectivamente.

Otros productos que han visto aumentar su precio más de un 20% son los limones (+26,1%), que han pasado de 6,01 euros el kilo a 7,58 euros; la coliflor (+25,9%), de 0,58 euros a 0,73 euros y la casquería de cerdo (+24%), de 1,25 euros el kilo a 1,55 euros. También han incrementado su precio frutas como los limones (+19,4%), peras (+19,3%) o manzanas rojas (+10,3%); verduras y hortalizas como las patatas (+14,4%) y alcachofas (+10,3%); pescados frescos y mariscos como la bacaladilla (+19,5%), el mejillón (+13,1%), la chirla (+10,9%); o carnes como la casquería de ovino (+13,5%), el cerdo blanco (+12,4%) o la casquería de vacuno (+10,6%).

Respecto a los carburantes, el precio medio en España al cierre de la semana pasada descendió ligeramente por primera vez en 2022, después de 11 semanas consecutivas de ascenso, con bajadas de entre el 1% y el 2%, aunque los precios de la gasolina y el gasóleo siguen en torno a los 1,80 euros el litro. Según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio de los carburantes sigue en máximos históricos después de haber superado los niveles de septiembre de 2012. Respecto a hace un año, la gasolina es ya más de un 37% más cara y el diésel cerca de un 51%. En cuanto al gasóleo de calefacción, un depósito de 1.000 litros a finales del año pasado costaba entorno a los 820 euros; esta semana se pagaba ya por encima de los 1.500 euros, casi el doble y dos veces más que en 2020.

Toda esta vertiente inflacionista que ha alterado todo el comercio mundial lleva a pensar en la necesidad de «replantear las reglas del juego», según indicaron fuentes del sector agroalimentario. Ni siquiera durante los peores momentos de la pandemia, en los que se produjeron algunas carencias alimentarias, se interrumpió la cadena de abastecimiento de la UE, como parece que puede pasar ahora. Las mismas fuentes advierten también de que los consumidores comunitarios van a sufrir el encarecimiento de la cesta de la compra durante todo este año. Por ello, desde Bruselas se ha facilitado la posibilidad de aplicar tipos de IVA reducidos y alentar a los operadores económicos a contener los precios. También se invitó a utilizar el Fondo de Ayuda para los Más Desfavorecidos (FEAD), para proporcionar alimentos y asistencia a los más vulnerables.

Esta semana se conoció que el indicador Flash PMI -elaborado por S&P Global y que detalla el crecimiento de la actividad económica del sector privado- se situó en marzo en 54,5 puntos, un punto por debajo del registrado en febrero (55,5 puntos) y solo 4,5 puntos por encima del límite que separa el crecimiento de la contracción, situado en 50. La consultora deja claro “el evidente impacto de la guerra en los precios”, ya que la suma de los precios medios pagados en el sector manufacturero y el sector servicios ha registrado el mayor nivel desde el comiendo de la serie en 1998, con una subida de más de siete puntos, de los 74,8 de febrero a los 81,6 puntos actuales. Asimismo, la bajada de las exportaciones del territorio comunitario ha provocado una “renovada disminución de la demanda” y una “caída de la confianza empresarial” hasta mínimos del último año y medio.