Sáhara

Argelia cierra su mercado al vacuno español por el acuerdo de Sánchez con Marruecos

Muestra de carnes de distintos tipos vacunos en la empresa Discarlux
Muestra de carnes de distintos tipos vacunos en la empresa DiscarluxJesus G. FeriaLa Razón

Poco a poco aparecen los daños colaterales del cambio de posición del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el antiguo Sahara español y del nuevo marco de relaciones con Marruecos. La primera noticia sobre el asunto, con una filtración que llego desde Rabat, se produjo un viernes. Pues bien, ya al lunes siguiente las autoridades de Argelia comenzaron a poner trabas burocráticas para la entrada de animales vivos de vacuno procedentes de España. A medida que han ido pasando los días, esas «pegas» aumentaron y desembocaron rápidamente en un cierre de hecho del mercado argelino para los ganaderos y operadores comerciales españoles.

Puede parecer un asunto menor en el contexto global de las relaciones comerciales entre España y Argelia, si se compara el volumen económico de nuestras ventas de ganado con el de las importaciones de gas procedentes de este país, pero es un hecho significativo. Que sepamos, el Gobierno de Argel ha decidido subir el precio de este último producto energético, de carácter estratégico siempre, pero más en estos momentos, a España. Además, ha vuelto sus ojos a Italia como socio preferente en el Mediterráneo; por último, está el cierre de su mercado a la entrada de animales vivos –para la carne ya lo estaba– procedentes de nuestro país. Son señales inequívocas de que algo ha cambiado.

Además, no hay que olvidar los intereses de los exportadores españoles, que han resultado perjudicados económicamente, y de los ganaderos de vacuno, ya que la subida de precios que se estaba registrando en este sector, bien se ha parado o ralentizado. Un dato: la carne de vacuno (no los animales) ha subido en un año el 7,8%.

Y ya que hablo de aumentos de precios, ahí está el IPC definitivo correspondiente a marzo, que se hizo público ayer y que constata lo que ya sabíamos: el importante incremento del componente alimentación y, sobre todo, del energético. Y eso sin contar todavía con el subidón que nos apliquen al coste del gas los argelinos, que se reflejará en los próximos meses. Todo hace pensar que falta lo peor, y es que esta tendencia alcista en alimentos y combustibles ha venido para quedarse, por lo menos a corto y medio plazo.