Movilidad
El vehículo eléctrico, más barato a la larga que el de combustión
Las subvenciones para su adquisición, así como sus menores costes de mantenimiento, lo configuran como una opción más económica, según destaca un análisis de Funcas
Es innegable que el precio de adquisición de un coche eléctrico es superior al de uno de combustión. Pero, ¿y a la larga? ¿Resulta también más caro? Un reciente análisis publicado por Funcas sugiere que no. Que la opción eléctrica es más económica que la diésel o gasolina en el ciclo de vida del vehículo.
En el apartado “El coche eléctrico: fortalezas y debilidades para su expansión” incluido en el informe “Infraestructuras terrestres, transporte y movilidad de personas” se asegura que “si bien es cierto que los vehículos eléctricos presentan unos mayores precios de adquisición, las ayudas y las ofertas, unidas a los menores costes de mantenimiento y combustible, los configura como una opción más económica”. El documento añade en este sentido que los menores costes de mantenimiento de los vehículos eléctricos “están asociados a que tienen siete veces menos componentes que los convencionales, es decir, de 210 a 1.400 euros”. Si a esto se suma que son mecánicas que no necesitan ni aceites ni filtros, “hace que los gastos de mantenimiento resulten un 60% inferiores en el caso del vehículo eléctrico”.
Aunque, según este análisis, el coste no debería suponer una barrera para la expansión del vehículo eléctrico, la realidad es, como admite el documento, que el precio sigue siendo uno de los cinco grandes hándicaps que tienen estos vehículos para su expansión. Los otros cuatro son, según, el análisis, las infraestructuras de recarga, la autonomía, la seguridad y el tiempo de recarga. Sin embargo, ninguno de ellos deberían constituir grandes obstáculos para la generalización de estos vehículos, según detalla el documento.
El problema más acuciante sería, según el informe, el de los puntos de recarga. “Los crecimientos del número de vehículos son superiores a los del número de postes de recarga, lo que justifica la reserva de los compradores”, explica. Esta menor velocidad de despliegue “está asociado a la escasa rentabilidad que presenta a empresarios privados”, añade. Por ello, el análisis cuestiona que el dinero que se da en ayudas para la compra de vehículos eléctricos no se redirija para ayudar a poner puntos de recarga. Y más, añade, cuando, según algunos estudios, la instalación de un punto de recarga adicional “haría aumentar la adquisición en 24 unidades”.
Seguro y con autonomía
En cuanto al problema de la autonomía, el informe subraya que representa más un problema psicológico denominado “rango de ansiedad” que un problema real. Y es que, según asegura, la autonomía teórica de los vehículos eléctricos comerciales se encuentra entre los 200 y los 614 kilómetros, mientras que, en el caso de España, el 95% de los vehículos no recorren diariamente más de 100 kilómetros a diario.
Y en lo que respecta a la seguridad, el documento refleja que aunque su conducción debe hacerse de un modo diferente a la de un vehículo convencional dado que tienen una mayor inercia por su peso y aceleración, son una alternativa segura, pues tampoco existe un elevado riesgo de incendio o electrocución, como temen algunos de sus potenciales compradores.
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