Cataluña

Revuelta empresarial en la Cámara de Barcelona contra el independentismo

Las grandes empresas explotan, «alucinadas» por la deriva política de la institución. Ha eliminado la corona de su escudo y apoya al llamado «Consell de la República» del fugado Puigdemont

La Justicia ha ordenado repetir las elecciones en la «Cambra», presidida por Mónica Roca, por falta de transparencia
La Justicia ha ordenado repetir las elecciones en la «Cambra», presidida por Mónica Roca, por falta de transparenciaGabriel Cazado HodaraPress Cambrabcn

La Cámara de Comercio de Barcelona ha traspasado una línea roja. La organización independentista radical Eines de País, que se impuso en las elecciones manipulando el resultado y las normas de participación, según sentencia del Tribunal Superior de Justicia, no está por la labor de aplicar la democracia en una institución que controla con malas artes. Su tan cacareada democracia es una entelequia que ha llevado a la institución a una «politización» rechazada por una mayoría de empresas.

Las elecciones fueron tramposas y el TSJC ha ordenado repetirlas porque no se cumplieron los mínimos criterios de transparencia. Sin embargo, la dirección de la Cámara hace oídos sordos e incumple la sentencia, porque la consideran «represión del Estado», aunque presentará un recurso de casación para dilatar su aplicación y continuar controlando la entidad.

Su presidenta ha tomado además decisiones de eminente calado político, alejadas del carácter empresarial de la institución. «La Cámara es una entidad centenaria que siempre se ha caracterizado por defender los intereses generales, siendo un órgano consultivo y de colaboración con las administraciones», apuntan empresas presentes en el pleno, «alucinadas» por las decisiones. Ahora, la Cámara es todo lo contrario de su espíritu fundacional.

Ataque a las “sillas de plata”

Entre las decisiones, destacan apoyar al Consell de la República del fugado Carles Puigdemont, eliminar la corona borbónica del escudo de la entidad, reducir las «sillas de plata» de 14 a 2 (las que ostentan los socios que sustentan económicamente la entidad por su mayor contribución a la entidad y que tienen representación directa en el pleno) y la licitación de la nueva sede por 55 millones de euros. La reacción de malestar no se ha hecho esperar porque «se han sometido puntos del orden del día que escapan a la defensa de los intereses generales y muestran un alto grado de politización», apuntan fuentes de la oposición, que no pueden entender los cambios de criterio porque «nunca se había puesto al servicio de ningún grupo ni candidatura dentro del Pleno».

Eines de País, la entidad que ganó con trampas las elecciones, organizada y amparada por la Asamblea Nacional Catalana, y su presidenta, Mónica Roca, han hecho de su capa un sayo y han pasado olímpicamente de la resolución judicial que anuló el decreto electoral promulgado por la entonces consellera, Angels Chacón, que facilitó el pucherazo. Y no ha aceptado las sugerencias de las empresas presentes en el pleno, que cuestionaban «la falta de legitimidad de este pleno y de la dirección».

El mundo empresarial está de uñas porque considera que la entidad está tomando unos derroteros que la alejan «de los valores de la Cámara y del progreso del tejido empresarial de Cataluña». La mayoría de las grandes empresas han abandonado el perfil bajo que habían mantenido hasta ahora y en un gesto sin precedentes se han revuelto contra Eines de País y su –reprobable– forma de gobernar una institución que desde 2019 ha perdido peso económico en el tejido empresarial de Cataluña.