Deuda
España y su prima de riesgo vuelven a ser “vulnerables”
Escala al entorno de los 125 puntos básicos presionada por la italiana, que casi la dobla. Hace un año el diferencial con el bono alemán era de solo 67 puntos
España está en alerta naranja y no solo por la ola de calor. Su prima de riesgo, el diferencial que marca la temperatura económica y la credibilidad de la economía nacional con respecto a la alemana y a su bono soberano sigue subiendo a medida que se recalienta la de Italia, en cifras ya altamente preocupantes. La española oscila ya en el entorno de los 126 puntos básicos (ayer se movió entre los 124 y los 127 puntos) cerca de ocho puntos de media por encima de la jornada precedente. A esta subida contribuyó también el llamado cambio de referencia del bono español con vencimiento a diez años, que entró en vigor ayer, con el fin de utilizar como nueva referencia el último bono emitido con este plazo. Su impacto al alza en la rentabilidad y prima de riesgo de España ronda los 10 puntos básicos, según advirtió ayer el Ministerio de Asuntos Económicos. «Este cambio se produce periódicamente en todos los países y no se debe a un cambio en la percepción de los inversores del riesgo de crédito español, sino a que la referencia que se utilizará ahora como ‘benchmark’ a 10 años tiene un plazo más largo y, de manera obligada, más acorde con un vencimiento en 10 años», explicaron fuentes de Economía. En el mercado secundario de deuda, la rentabilidad exigida al bono español a diez años aumentó ayer un 3,28%, hasta el 2,456%, lo que situaba el diferencial respecto del «bund» alemán en unos 126 puntos básicos. El pasado viernes, la rentabilidad del bono español a diez años era de alrededor del 2,2%, con una prima de riesgo ligeramente por encima de los 120 puntos básicos.
Sin embargo, la prima de riesgo española lleva un año de «rally» con 52 puntos básicos de avance, lo que la ha hecho escalar desde los 67 puntos básicos de mediados de enero hasta casi el doble en apenas seis meses.
A esta situación han contribuido varios factores, no solo la crisis energética desatada por la invasión rusa de Ucrania y la guerra comercial entre la Unión Europea más Estados Unidos y Rusia sino el peor desempeño de lo esperado por parte de la economía española, una de las más castigadas por la elevada inflación, que tocó su por ahora máximo el pasado junio con un alza interanual de los precios del 10,2%, con una rebaja sustancial de sus perspectivas de crecimiento pese a haber recuperado ya prácticamente su PIB turístico. Las tensiones políticas que está atravesando Italia, unidas a su dilatado letargo económico, un invierno propiciado también por el acelerado envejecimiento del país y el peso deudor de su inasumible Estado del Bienestar, es otro de los factores más inquietantes, no solo para España, sino para el resto de socios del euro periféricos (Portugal y Grecia).
En el último año, la prima de riesgo italiana se ha disparado 113 unidades, hasta los 220 puntos básicos, aunque hace apenas un mes llegó a tocar los 250 puntos hace un mes, antes de que el Banco Central Europeo se decidiera a intervenir dejando clara su intención de evitar la fragmentación de la eurozona y calmar con ello las aguas. Pero, pese a todo, las tensiones siguen vigentes entre los países con mayor exposición por su elevado endeudamiento y ya son muchas las voces que alertan de un nuevo panorama de riesgo para la Europa mediterránea.
La agencia de calificación S&P Global Rating fue una de las primeras en advertir de que los elevados niveles de deuda y otras vulnerabilidades crediticias de España pueden hacer peligrar la actual nota de solvencia del país, situada en «A» con perspectiva estable, si se registra un agravamiento de la economía global como consecuencia de una mayor inflación, algo más que probable en el actual escenario.
«Si la economía global empeora de forma notable más allá de nuestras expectativas a través de una mayor inflación y un menor crecimiento, los efectos en las finanzas de España podrían no ser conciliables con nuestra calificación ‘A’, dadas otras vulnerabilidades crediticias, incluida la posición de pasivo externo neto y niveles sustanciales de deuda privada», advirtió a los inversores la agencia. Incluso en un escenario menos extremo, S&P Global advierte de que un impacto prolongado en las condiciones comerciales de Europa a raíz de la invasión rusa de Ucrania podría alimentar la espiral inflacionaria, lo que obligaría al BCE a aumentar las tasas de interés incluso ante un debilitamiento del crecimiento. «Los niveles de deuda pública y privada española siguen siendo elevados, y una perturbación de los tipos de interés pesaría mucho sobre la economía española», remarca S&P.
Para evitar estos riesgos, la Comisión Europea, que ha relajado las reglas fiscales hasta 2024, ha pedido a España, entre otras economías altamente endeudadas, «prudencia» a partir de 2023 para asegurar una «reducción creíble y gradual de la deuda (en el 117% del PIB) así como la sostenibilidad a medio plazo».
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