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La subida de costes en materiales de construcción estanca las obras y dispara el precio de la vivienda nueva
Aunque el valor de los materiales se ha relajado este año, el coste de obra sigue un 30% por encima. Al incremento por la pandemia se ha sumado una subida adicional del 23,5% por la guerra
El sector de la construcción está lejos de recuperar el nivel de actividad prepandemia y a años luz del que había tenido antes de la Gran Crisis Financiera de 2008. El torbellino provocado en los precios de las materias primas, primero por la pandemia, por culpa de los cuellos de botella de la distribución –que provocaron un escasez de suministros generalizada–, y ahora por los efectos de la guerra de Ucrania –que ha disparado los costes de los materiales– ha obligado a centenares de empresas a paralizar o demorar inversiones y proyectos en marcha.
A los incrementos de costes acumulados durante la pandemia se ha sumado una subida adicional del 23,5% en edificación residencial con la guerra de Ucrania, según refleja el Índice de Costes Directos de Construcción que elabora ACR. Eso ha provocado que se haya registrado un incremento medio de presupuestos de obra de hasta casi un 30% respecto a los niveles previos a la pandemia. A ello se une el retraso en los plazos de construcción, con un parón medio de entre dos y tres meses por culpa de la escasez acumulada de los materiales.
En el segundo trimestre de este año se ha visto cierta inversión en este proceso inflacionista en los suministros, con estancamiento o bajada de los precios de materiales fundamentales en las edificaciones, como el cobre, el aluminio o el acero, que llegaron a triplicar su precio durante los dos años de pandemia. Después de meses con máximos históricos, han comenzado a estabilizarse. Cobre, plomo o madera han moderado su precio –hasta un 20% según el proveedor–, según los cálculos de la consultora inmobiliaria CBR, aunque fuentes del sector aseguraron a LA RAZÓN que «la escalada solo se ha suavizado, porque el coste de los materiales sigue siendo un 38% superior al de 2020».
Sí reconocen que esta montaña rusa parece haber tocado techo, pero advierten de que las consecuencias de este despegue de precios mantendrá el mercado todavía en suspenso en muchas de sus promociones, ya que los presupuestos realizados no habían tenido en cuenta ni los incrementos del precio de las materias primas ni los de la energía o los combustibles, una parte muy importante de los costes del sector, por lo que tendrán que elevar los precios de sus promociones para compensar las subidas –entre un 25% y un 30%, advierten–, para poder repercutir la inflación en la vivienda nueva, que también está dejando desiertas cientos de obras públicas por toda la geografía nacional.
También se ha visto afectada la obra no residencial, con un incremento medio de los presupuestos en cada obra de entre un 23% y un 28% respecto a los niveles previos a la pandemia.
A estos problemas hay que sumarle el derivado de la falta de mano de obra, un mal agudizado tras la Gran Crisis Financiera de 2008. El Banco de España en su último informe sobre la incidencia de los flujos migratorios en la oferta laboral, detalla que la pandemia había dejado un «saldo migratorio prácticamente nulo». Aunque los datos que realmente han hecho saltar todas las alarmas tienen que ver con la salida de trabajadores extranjeros de España, con un aumento durante el año pasado superior al 83%, pese a que en el primer semestre de 2022 se ha invertido un poco la tendencia. Esto ha provocado que la mano de obra haya empezado a escasear en la construcción.
Aunque la oferta laboral de los trabajadores nacionales había recuperado un nivel compatible con su tendencia precrisis, no lo ha hecho la oferta de trabajadores extranjeros. Según la última EPA, La construcción da trabajo a más de 1,3 millones de trabajadores, pero el sector reclama que va a necesitar hasta 700.000 trabajadores más para hacer frente a sus necesidades.
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