Energía

Alerta en las comunidades de vecinos: de pagar 20.000 euros al año en gas y luz a afrontar una factura de hasta 125.000

El coste del gas disparará las cuotas comunes de las comunidades de vecinos durante este invierno. La luz y los nuevos contratos de limpieza y demás servicios pueden desorbitar los costes

Contadores eléctricos
Contadores eléctricosEduardo ParraEuropa Press

La inflación, la subida de costes del precio del gas y los cuellos de botella de las materias primas van a poner contra las cuerdas a muchas comunidades durante este invierno. La crisis del mercado del gas, con los precios disparados, amenaza con multiplicar por diez este invierno las facturas de la calefacción central, lo que sumado a la subida de la luz y a la actualización de contratos de limpieza y mantenimiento con un IPC disparado aboca a las comunidades de propietarios a subir las cuotas y a recortar gastos para evitar que se multiplique el número de morosos en los edificios.

La vicepresidenta tercera del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid, Noelia Morales, alerta de que “las cuotas comunitarias subirán un 20%, 30% o 40% y las comunidades que tengan la tesorería muy justa van a tener verdaderos problemas”, explicó a Efe. Además ha apuntado que una factura de 20.000 euros en combustible de una comunidad el invierno pasado podría subir subir a 100.000 o 125.000 euros este invierno sumadas todas las facturas energéticas.

Calefacción disparada

El gasóleo de calefacción, que en 2020 costaba 7.850 euros los 15.000 litros, alcanza ahora los 18.000 euros, y una factura de gas que en enero de 2021 era de 12.684 euros y en enero de este año de 43.000, con el precio actual puede llegar a los 95.000. “Esto plantea un invierno muy complicado en las zonas en las que hace frío. Tenemos administradores que no son conscientes de la realidad que les viene encima, pero a personas por ejemplo que pagan cien euros o no llegaban a 200, en noviembre se les va a poner en 800 o 900 euros al mes”, insiste Mendia, tesorero del consejo general de los administradores de fincas colegiados, que advierte que la amenaza es mayor en el norte de España, donde la cuota de la calefacción central “el año pasado ya pegó una subida fortísima y, por ejemplo en Navarra, muchas comunidades tuvieron que hacer derramas de entre 800 y 1.000 euros”.

En los edificios con calefacción central el precio del gas supone entre el 50% y el 55% del gasto, por lo que las facturas se dispararán más que en los de calefacción individual, donde el tesorero prevé una subida del 15%.

Para las calderas individuales el Gobierno ha regulado una tarifa de 0,0549 euros/kw, con “la paradoja de que en un chalet de lujo una persona puede tener una tarifa regulada por el Estado y en una VPO con calefacción central se le va a disparar el gas diez veces su precio”, se queja este experto. El Consejo de Ministros aprobó también hace unos días la bajada del IVA del gas de las comunidades de vecinos del 21% al 5%, lo que, a su juicio, “siendo bueno, no alivia la gran subida que se va a dar”.

El problema de la luz

Otro gasto importante para las comunidades de vecinos, la luz, ha doblado su precio y, por ejemplo, un portal con ascensor que en 2019 pagaba 675 euros está llegando ahora a los 1.505 y un garaje que pagaba 5.380 euros, a los 11.511. Ya en abril el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas remitió una carta al Ministerio para la Transición Ecológica solicitando que se aplique a las comunidades de propietarios una tarifa eléctrica como la de los hogares, mucho más económica, pero no lo han conseguido.

Junto a la crisis energética, la subida del IPC (10,4% en agosto) encarecerá además los contratos de limpieza, seguridad, desratización, mantenimiento de ascensores y demás servicios: “todos los proveedores van a querer actualizar en enero la subida del IPC, porque viene en el contrato, y no es descartable que la subida no se quede en el diez”, advierte Noelia Morales.

Miedo a los morosos

Con este panorama las cuotas ya están subiendo un 15% en concepto de comunidad y los administradores están planteando fórmulas de cobro en función del precio del gas, sin cuotas fijas. También prevén cobrar la calefacción mes a mes, no cada dos meses, para que no se dispare la morosidad. “El riesgo de morosidad está, porque mucha gente se verá muy ahogada y tendremos que hacer frente a que, si un vecino no paga, los otros tienen que suplir esa falta de cuotas”, confirma Morales.

A su juicio, algunos propietarios están obligados a cambiar la mentalidad y a recortar gastos suntuarios. “Tenemos que decirles que se acabaron las fiestas de las piscinas, abrir las piscinas tantos meses, con tantas horas de servicio, jacuzzis, saunas, plantaciones ornamentales, la luz en las pistas de paddel, es decir, todo aquello que pueda cortarse y que no es necesario”, argumenta.

Otras vías de ahorro son la instalación de calderas más eficientes o de contadores individuales en los edificios con sistemas de calefacción o refrigeración central, que hacen que la comunidad consuma un 20% menos. Según datos de Ista, empresa instaladora de repartidores de coste, antes de mayo de 2023 alrededor de 1,5 millones de viviendas tendrán que contar con estos dispositivos (contadores y repartidores) para cumplir la normativa, bajo riesgo de sanciones de entre 1.000 y 10.000 euros.

Las subvenciones con cargo a los 3.450 millones de euros de fondos europeos Next Generation que hay previstos para mejorar la eficiencia energética de las viviendas se perfilan, asimismo, como una oportunidad para ahorrar hasta un 30% en el consumo. Desde el Consejo General de los Administradores de Fincas, Mendia cree, no obstante, que “muchas comunidades que pidieron con ilusión estudiar este tema se están quedando muy frías al haberse disparado el coste de los materiales y la construcción”.

Con él discrepa Pedro Maqueda, director general de la empresa de gestión técnica de rehabilitación de edificios Sesendi: “No se están enfriando, porque no tienen con qué comparar, y no es lo que nosotros percibimos”, le rebate, convencido, no obstante, de que “las obras a toda máquina con estas subvenciones no arrancarán hasta dentro de un año o año pico” y de que “luego habrá que correr, porque en 2026 se acaban”.