Isabel II

El gran negocio “Royal” británico

«The Firm», como se conoce a la Casa Real, resulta muy rentable para sus súbditos. Es una importante fuente de ingresos para la economía, gracias a su repercusión sobre el turismo, las empresas e, incluso, la producción audiovisual

El funeral de la Reina puede dejar en Londres hasta 430 millones de libras
El funeral de la Reina puede dejar en Londres hasta 430 millones de librasDreamstimeDreamstime

Isabel II genera ingresos para su país incluso después de su fallecimiento. El funeral de Estado de la reina, que se celebra mañana en la Abadía de Westminster de Londres, el mismo lugar en el que fue coronada hace 70 años, no ha dejado de atraer a británicos que se han viajado desde todos los puntos de Reino Unido, pero también a turistas y curiosos. A ellos se unen A ellos se unen el medio millar de jefes de Estado y mandatarios internacionales, con sus correspondientes delegaciones, que se han desplazado hasta la capital británica, en la mayor concentración de líderes mundiales del siglo. Un acontecimiento histórico, al que nadie ha querido faltar y que, a buen seguro, dejará importantes beneficios en la ciudad del Támesis. A pie de calle, las floristerías están vendiendo más flores que nunca, y los quioscos de prensa han llegado a tener que limitar la venta de periódicos a uno por persona. Por no hablar de los hoteles, que han cuadruplicado la tarifa de sus estancias, al igual que las tiendas de souvenirs, que también han disparado el precio de sus artículos.

Se estima que el coste del funeral de la Reina ascenderá a 5,4 millones de libras (6,2 millones de euros). Nada comparado con los hasta 500 millones de euros (430 millones de libras) que se pueden mover en la economía británica en estos días de homenaje a la soberana, según los expertos consultados. Y es que «The Firm» (la empresa), el término con el que los medios británicos se refieren a la Corona, es una poderosísima marca, que genera una cantidad ingente de ingresos para su país. Solo en 2017, cuando se celebró el 70 aniversario del matrimonio de Isabel II y Felipe de Edimburgo, la contribución de la Monarquía a la economía de Reino Unido ascendió a casi 1.800 millones de libras (2.034 millones de euros), según la firma Brand Finance.Una cantidad que hoy, teniendo en cuenta los ajustes del IPC, estaría próxima a los 2.500 millones de euros. Una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta que la Monarquía costó a las arcas públicas 292 millones de libras (337 millones de euros), lo que se traduce en 4,5 libras por ciudadano británico, apenas un penique al día.

La contribución incluye el excedente del patrimonio de la Corona, así como el efecto indirecto que ejerce la Monarquía en varias industrias, como el turismo, el comercio, las artes o los medios.

Los palacios reales, como Buckingham, el Castillo de Windsor o el Palacio de Holyrood, atraen cada año a millones de visitantes, con su consiguiente aportación a la industria turística del país.

También las empresas británicas se benefician, tanto en precio como en volumen de ventas, de los «Royal Warrants» o los escudos de armas, que son potentes herramientas de marketing. En Reino Unido, más de 800 marcas son titulares de un «Royal Warrant», un sello regio que es garantía de éxito, aunque obtener una de estas órdenes reales tampoco es una tarea sencilla, ya que deben pasar por un minucioso escrutinio y cuidar la reputación del producto. Hunter, Martini, Barbour, Burberry o las galletas Bendicks son algunas de las firmas que lucen los escudos de proveedores de la Casa Real, un distintivo que también favorecen a las empresas a la hora de exportar al extranjero, especialmente hacia China, Oriente Medio y Estados Unidos. De hecho, un estudio de la Universidad de Warwick reveló que el 70% de los compradores chinos preferían comprar productos con «Royal Warrant» a aquellos que no poseían este distintivo.

Embajadores y series

Asimismo, gozan de importantes beneficios las organizaciones benéficas e instituciones que se encuentran bajo el patrocinio real, por no hablar del impulso que experimentan las marcas británicas respaldadas informalmente por los miembros de la familia. Solo el hecho de que alguno de ellos, especialmente los más populares como la nueva Princesa de Gales o sus hijos, luzcan en actos públicos una determinada prenda de vestir es sinónimo de existencias agotadas. Ejemplo de ello es el famoso posado de Diana, con unas Hunter, y Carlos de Inglaterra en Escocia en 1981. A partir de ese momento, estas botas de agua dejaron de ser unas simple calzado para caminar por el barro para convertirse en un icono de sofisticación. Miles de británicas se echaron a las calle para adquirir un par de botas, disparándose su venta, algo que fue aprovechado por la firma para internacionalizar su marca.

La familia real, además, fomenta el comercio actuando sus miembros como embajadores de su país durante sus visitas internacionales. Y es que los viajes reales no solo están destinados a fortalecer las relaciones diplomáticas, sino también a establecer y reforzar lazos comerciales.

Tampoco hay que olvidar la contribución de la Monarquía a la industria mediática y de las artes. El éxito de series como «The Crown» es prueba de ello. Su primera temporada costó alrededor de 100 millones de libras, convirtiéndose en la producción británica más cara de la historia. No obstante, «The Crown» supuso también la creación de una gran cantidad de puestos de trabajo, sobre todo, especializado. Por no hablar del interés mediático que general la familia real en sí misma, algo que se refleja también en la venta de periódicos o documentales.

Cómo se financian

A tenor de estos datos, queda, por lo tanto, claro que la Monarquía resulta muy rentable para los británicos, pero ¿cómo de financian? La principal fuente de financiación de la Corona es el «Sovereing Grant» («Subvención Soberana»). Al contrario que otras monarquías europeas, que obtienen sus ingresos a través de los presupuestos de sus respectivos estados, el soberano recibe un 15% (en 2017, se elevó al 25% hasta 2028 para apoyar la remodelación del Palacio de Buckingham), de los ingresos que genera el «Crown Estate» («Terrenos de la Corona»), y que asciende a casi 100 millones de libras anuales. Se trata del patrimonio público del monarca, una gran cartera de propiedades, tanto rurales como urbanas, que reúne un conjunto de tierras originariamente de propiedad real, pero que son explotadas por el Tesoro británico en virtud de un acuerdo alcanzado en 1760. En la última década, «Crown Estate» ha aportado a las arcas públicas más de 2.800 millones de libras (3.234 millones de euros). Los ingresos que la Corona obtiene por esta vía se utiliza para pagar fundamentalmente los gastos de personal, mantenimiento de palacios, seguridad, viajes o dietas.

Otra fuente de financiación es el «Privy Purse» («Monedero privado»), un ingreso privado del soberano, que procede principalmente de las rentas que generan los Ducados de Lancaster y Cornualles, y que en el último ejercicio fiscal registró un beneficio neto de casi 30 millones de euros.

Se da la circunstancia de que, tras la muerte de Isabel II y ascenso al Trono de Carlos III, Guillermo de Inglaterra, nuevo Príncipe de Gales, también se ha convertido en Duque de Cornualles (título que hasta ahora ostentaba su padre), y que es quizá el de mayor trascendencia económica.

Tras la muerte de su abuela, el nuevo heredero a la Corona recibe de su padre un imperio de terrenos rurales y urbanos, y también de viviendas y de comercios, cuyo valor supera los 1.000 millones de libras (1.150 millones de euros).

El Ducado de Cornualles convierte a Guillermo de Inglaterra en económicamente independiente, ya que no tendrá que depender de la asignación que él y su hermano Enrique recibían hasta ahora de su progenitor.

Pero la Corona cuenta con una tercera fuente de ingresos. Se trata de las inversiones personales de la Reina, entre las que se encuentran palacios, colecciones de arte y también participaciones en empresas.

Hasta la muerte de la Reina, estos ingresos privados se distribuían entre los miembros de su familia, incluidos aquellos que no tenían una asignación pública y también se utilizaban para sufragar los gastos de las residencias de las que era titular.

Fortuna

La fortuna de Isabel II, que ahora pasará a sus herederos, es inmensa. Según «Sunday Times», la monarca atesoraba entre 500 y 600 millones de euros, ascendiendo el patrimonio total de la Corona real británica a 82.300 millones de euros, de los que la mitad, unos 40.600, fueron amasados por Isabel II en sus 70 años de reinado.

El nuevo rey será el mayor beneficiado de la herencia de su madre, recibiendo, además, la gestión del Ducado de Lancaster y también los ingresos procedentes de la subvención soberana. Una transmisión que, además, está libre de pagar impuestos.

Las posesiones directas de la Reina, como el Castillo de Balmoral, Sandringham House y el Palacio de Kensington, así como sus joyas, obras de arte, coches, caballos, cisnes (desde el siglo XII todos ánades del país son propiedad real) y su valiosísima colección de sellos, que heredó de su padre, Jorge VI, se repartirá entre sus hijos y nietos.

Las monarquías más ricas

De esta forma, la Monarquía británica se encuentra entre las más ricas del mundo, un ranking que encabeza la Familia Real de Tailandia, que cuenta una fortuna estimada de 30.000 millones de euros, según Forbes.

En Europa, el príncipe de Liechenstein, Juan Adán II, es el soberano más rico del Viejo Continente, con una fortuna que asciende a 7.000 millones. No cuenta con ninguna asignación pública, ni falta que le hace, ya que, entre sus numerosas propiedades, cuenta incluso con un banco.

En lo que sí encabeza el ranking, la monarquía británica es en la que más dinero recibe por parte del erario público. A través de la Subvención Soberana, se embolsa más de 100 millones de euros anualmente. La segunda monarquía europea con más asignación es la de Mónaco, con 48 millones. El tercer puesto es para la Casa Real de los Países Bajos, con 44,4 millones; seguida de Noruega, con 43 millones; Luxemburgo, con 17,5 millones (aunque el patrimonio del rey Enrique supere los 4.000 millones); Dinamarca, con 12 millones, y Bélgica, con 11 millones. España y Suecia se encuentran entre las más austeras del Viejo Continente, con una aportación pública de 8,4 y 6,7 millones, respectivamente. En concreto, el Rey Felipe VI cuenta con un sueldo que asciende a 258.927 euros anuales y su patrimonio asciende a 2,5 millones entre cuentas bancarias, obras de arte y joyas.