Al alza
Leña y pellets, ¿el nuevo papel higiénico? Su precio se dispara por la incertidumbre energética
Su coste final sube por encima del 30% por el incremento de sus costes de producción y el aumento de la demanda. El sector alerta de que, ahora mismo, hay escasez de materia prima para fabricar pellets
Las imágenes de familias haciendo acopio de papel higiénico por miedo al desabastecimiento han quedado como una de las instantáneas que seguro se evocarán con el tiempo cuando se recuerde la pandemia del coronavirus. Aquellos fueron tiempos de tribulación en todos los sentidos. Como lo son ahora para muchos por la inestabilidad que ha traído a la economía en general y al sector energético en particular la invasión de Ucrania. Sus efectos se dejan sentir en la galopante inflación que campa a sus anchas por España y que también afecta a la factura de la luz. Pero como ocurrió con el papel higiénico en su día, en este aspecto, el problema del precio se entrelaza con el, si no temor, sí respeto a que pueda haber interrupciones en el suministro. Porque aunque el Gobierno asegura que está garantizado para el invierno, a muchos les ha parecido oportuno volver a tener una buena provisión de leña o pellets para alimentar sus estufas y chimeneas por lo que pueda pasar. Y lo que de momento ha propiciado este acopio es que su precio se haya disparado al ritmo de la demanda y del incremento de sus coste de producción.
La Asociación Española de Biomasa (Avebiom) asegura que el mismo saco de 15 kilos de pellets que en el segundo trimestre de 2021 costaba 4,26 euros, ahora vale 5,63, un 32% más. Un porcentaje que la OCU eleva hasta el 67%. Según sus datos, el kilo que hace un año costaba 26 céntimos, ahora cuesta 50. Los datos que maneja Carbones Saiz, empresa de combustibles sólidos de Collado Villalba (Madrid) se alinean más con los de la OCU que con los de la Avebiom. «El precio está ahora entre 7 y 8 euros. Es una locura. Y la previsión es que pueda llegar hasta los 11», advierte Juan Pedro Saiz. En el caso de la leña, la organización de consumidores habla de un encarecimiento de un 30%, aunque Sainz asegura que «ha subido menos, de 22 a 24 céntimos. Aunque subirá más», advierte.
La astilla para encender chimeneas también ha subido de forma notable. Avebiom cifra el aumento en un 12,5%. Pero Daniel González de Quevedo, que tiene un negocio de astilla en Cuellar (Segovia), dice que «con el incremento de costes de los sacos, los embalajes, los pallets... hemos tenido que subir el precio entre un 17-20%. Y es lo mínimo», apostilla.
En el caso de los pellets, detrás de este fuerte encarecimiento está en primer lugar el incremento de los costes de producción. La energía representa ahora el 20% del total, el doble que años atrás, explica Fernando Hernández, secretario técnico de la patronal de productores de pellets Apropellet. «Esto viene de atrás. De hecho, algunas fábricas tuvieron que parar porque el mercado no admitía los precios que podían ofrecer», explica. A los problemas con la energía se ha sumado también la escasez de materia prima, añade Hernández. «No se ha movilizado materia prima suficiente de los bosques. Ahora mismo, falta en el mercado y no sabemos si llegará para pasar el invierno», advierte. Y eso que, según esta asociación, España cuenta con margen, pues la madera disponible para ser transformada en diferentes industrias crece a un ritmo de 46 millones de metros cúbicos anuales.
La leña no parece enfrentarse a problema alguno de abastecimiento por el momento. «No hay peligro de escasez por ahora. Tenemos cortada y, si fuera necesario, se podría cortar más. Y aunque fuese más verde y arda algo peor, serviría», dice Juan Pedro Saiz.
La incertidumbre en el sector energético y el miedo a quedarse también sin leña y pellets han provocado un aumento de la demanda que también ha impactado en los precios. «Hay una especie miedo al desabastecimiento», asegura Daniel González de Quevedo. «La gente te pide ahora dos o tres veces más que antes para intentar acaparar. Al que antes le suministrabas 1.000 kilos de leña, ahora le llevas 2.000 o 3.000», asegura Juan Pedro Saiz. Pero no solo se pide más, sino antes para asegurarse el suministro. «Este año se ha notado mucho que se ha empezado a pedir antes. La gente solía esperar a septiembre u octubre. Pero hemos tenido llamadas ya en agosto porque la gente ha empezado a comprar leña antes», explica Daniel González de Quevedo.
Estufas y chimeneas
El interés por procurarse una fuente de calor alternativa en aquellas casas que tienen opción lo constata el hecho de que las ventas de estufas de leña y pellets se han disparado un 30% este año, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos (AEFFECC). Pero no es una cuestión exclusiva de España. Según los datos de la OCU, las ventas de calderas se han duplicado en Francia y Alemania, mientras que las de estufas de pelets han subido más de un 50% en Francia e Italia, países en los que se prevé un invierno duro. En el primero, porque el 80% de su producción energética depende de las nucleares y más de la mitad de su parque no podrá operar por estar en revisión. Y en el segundo, por su alta dependencia del gas ruso, que trata de reducir a marchas forzadas con la firma de un acuerdo de 4.000 millones de euros con Argelia. En cualquier caso, este incremento de instalaciones ha provocado, según Juan Pedro Saiz, que las exportaciones de pellets desde España hacia estos países «hayan aumentado mucho», lo que también está afecta a su precio y disponibilidad.
Lo mismo que también lo está haciendo la propia guerra. «Ucrania y Rusia también exportaban madera a Europa. No en cantidades muy importantes, pero es algo que también se nota», según asegura Fernando Hernández.
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