Impuestos

La reforma fiscal más imposible

España ingresa menos por impuestos indirectos, mientras que la fiscalidad sobre la renta es bastante similar a la media de la Unión Europea

Sun Tzu (544 a.C.-470 a.C), el celebrado autor de «el arte de la guerra», que sigue sin estar claro que fuera un personaje histórico, explicó hace más de dos milenios que «cuando se agotan los recursos, los impuestos se recaudan bajo presión. Cuando el poder y los recursos se han agotado, se arruina el propio país». El estratega chino quizá era algo optimista porque los impuestos siempre se recaudan por la presión coercitiva y punitiva de los Estados. Quizá por eso, Keynes, siempre algo cínico, defendía que «evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa»

El objetivo de los impuestos, al menos en teoría, es conseguir los recursos necesarios para cubrir las necesidades de los Estados –gasto social incluido– sin agotar los recursos, como decía Sun Tzu. Muchos insisten también en la función redistributiva, pero es algo obvio, aunque siempre existe el peligro confiscatorio. España, no es nada nuevo, tiene un problema de recaudación y una reforma fiscal siempre pendiente. El Gobernador del Banco de España dio pistas el lunes en el Congreso de los Diputados –por comparación con otros países– sobre cómo podría ser esa reforma. Para algunos los datos serán sorprendentes, aunque son conocidos. España ingresa menos por impuestos indirectos –IVA sobre todo– y Sociedades, mientras que la fiscalidad sobre la renta es bastante similar a la media de la Unión Europea. Por el contrario, los impuestos sobre el capital no societario –el de los particulares– es más alto y también las cotizaciones sociales.

El Gobernador no ha descubierto nada. Es lo que dicen los informes de todos los expertos hace años, incluido el grupo elegido por la ministra Montero para elaborar un proyecto de reforma fiscal. La única diferencia es que estos últimos incluyeron asuntos ideológicos para justificar subidas de ciertos impuestos y la generalización del de Patrimonio, que no recaudan casi nada, pero permiten decir que se grava más a los ricos. La reforma fiscal necesaria es, pues, evidente: más impuestos indirectos –IVA–, un IRPF similar, menos gravámenes al capital y supresión de tributos ideológicos y punitivos. Sin embargo, todo indica que, por razones políticas, es la reforma más imposible.