Protesta
Los panaderos paran sus hornos y declaran la guerra a los altos costes energéticos: “No hay quien lo aguante”
El sector convoca un apagón nacional el 28 de octubre para reclamar soluciones al Gobierno. Sus facturas eléctricas se han triplicado, un problema agravado por el encarecimiento de las materias primas y la falta de relevo generacional
Las panaderías artesanales apagarán sus hornos en señal de protesta para mostrar al Gobierno y a los consumidores el futuro que le espera al sector si no se toman medidas para combatir el incremento de costes energéticos. La patronal de panaderos artesanos, Ceoppan, ha convocado un paro de 15 minutos, de 12:00h a 12:15h de la mañana, en las panaderías de toda España el próximo 28 de octubre bajo el lema “Sin luz no hay pan”. La escalada de precios de la energía y de los insumos está dejando a los obradores sin margen de beneficio y al borde de la ruina, un problema que se ve agravado por otros obstáculos como la falta de relevo generacional.
Sube la electricidad, la harina y los alquileres
“En mi panadería de Logroño la factura de la luz ha subido de 1.600 a 5.100 euros, la harina nos ha pasado de costar 300 a 700 euros, la semana pasada me subieron 30 céntimos la docena de huevos y el aceite de girasol está más caro que el de oliva”, explica a LA RAZÓN Eduardo Villar, presidente de Ceoppan.
Carles Cotonat, secretario general del Gremio de Panaderos de la provincia de Barcelona, coincide en que el coste de la energía es ahora mismo el gran problema del sector: “A diferencia de una tienda, los obradores tienen cámaras de fermentación, frigoríficos, hornos y otros electrodomésticos de gran consumo”. Esto ha provocado que el impacto de la escalada del precio de la luz haya sido mucho más dañino para estas pymes. “El precio de la factura eléctrica se ha triplicado”, detalla Cotonat.
“Todos los costes de producción se han incrementado hasta unas cantidades desorbitadas”,denuncia. El precio de la harina, que supone entre el 12% y 15% del coste total de elaboración del pan, se ha elevado un 80%, señala Carles Cotonat. Según las cifras que maneja el Gremio, el trigo destinado a panificación pasó de costar 200 euros la tonelada en enero de 2019 a 340 euros en enero de 2022, con picos de hasta 425 euros.
Esta asfixia se ve agravada por el incremento de los precios del alquiler con el IPC, advierte el secretario general del Gremio de Panaderos de la provincia de Barcelona. “El margen de las empresas ha desaparecido y están trabajando en circunstancias muy dramáticas”, denuncia Cotonat. También hay que tener en cuenta que en el sector de la panadería artesana la mayoría son autónomos y muchos de ellos ya están poniendo en riesgo su patrimonio personal para mantener sus negocios. “Esto no hay quien lo aguante”, se queja Eduardo Villar.
“Hay un riesgo real de cierre”
El sector, además, tiene otro mal endémico: la falta de relevo generacional. Aunque la panadería española tiene “un gran reconocimiento en Europa”, subraya Eduardo Villar, los jóvenes “no quieren ser panaderos”. Esta situación, sumada a la pandemia y al incremento de costes, ha acelerado el cierre de muchos negocios, cuyos dueños han optado por adelantar su jubilación. “Hay un riesgo real de cierre de muchos negocios que no van a poder superar esta situación”, alerta Carles Cotonat. De hecho, Villar apunta que en Vizcaya y Valencia recientemente han cerrado varias panaderías. El presidente de Ceoppan reclama una reunión con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, para reclamar un bono energético con cargo a los fondos europeos y un control de los insumos.
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