Industria aérea

Adiós al mítico Boeing 747

La última unidad de “la reina de los cielos” ha salido esta semana de la fábrica de la compañía en Everett

Cientos de trabajadores de Boeing contemplan la salida del último 747 de la fábrica de Everett el pasado martes
Cientos de trabajadores de Boeing contemplan la salida del último 747 de la fábrica de Everett el pasado martesJennifer BuchananAgencia AP

El fin de uno de los grandes mitos de la aviación se consumó el pasado martes. El último Boeing 747 salió ese día de la fábrica de aviones de fuselaje ancho de la compañía, previo a su entrega a Atlas Air a principios de 2023. Con ello, Boeing, que ya había anticipado en 2020 el fin de la fabricación de este modelo, ha puesto fin a la producción de un avión que supuso una auténtica revolución para la aviación mundial pero al que los nuevos tiempos han superado.

Un empleado de Boeing con una chaqueta en la que se puede leer "El último 747. La reina de los cielos", el pasado martes en la fábrica de la compañía en Everett
Un empleado de Boeing con una chaqueta en la que se puede leer "El último 747. La reina de los cielos", el pasado martes en la fábrica de la compañía en EverettJennifer BuchananAgencia AP

Y es que los tiempos de gloria en el transporte de pasajeros de “la reina de los cielos”, como también se conoce al aparato, quedan ya lejos. Boeing comenzó a producir el 747 en 1968 y, desde entonces, ha fabricado más de 1.500 unidades de manera ininterrumpida. El “jumbo”, propulsado por cuatro motores y con doble piso, fue el primer avión de doble pasillo y revolucionó la aviación porque, en la década de los 70 del siglo pasado, con su capacidad, que podía superar los 500 pasajeros; abrió la puerta a una paulatina rebaja de los precios de los billetes lo que, a la postre, democratizó los vuelos en avión permitiendo a millones de personas viajar por todo el mundo, a lo que contribuyó también su autonomía de 13.800 kilómetros. Su imponente tamaño, más de 71 metros de largo que duplicaban los de otros modelos de la época, obligó incluso a los aeropuertos a adaptar sus pistas para permitir sus operaciones. Y en las terminales, la llegada de cientos de pasajeros en un mismo avión también forzó a agilizar los controles para no congestionar las dependencias.

Pero a pesar de su éxito y la atracción que despierta entre los viajeros, en los últimos años, las preferencias de las aerolíneas han virado hacia otro tipo de aviones. En términos de eficiencia, alcance y flexibilidad, el 747 ha sido superado por otros modelos más pequeños como el Dreamliner de la propia Boeing y el A350 de su competidor europeo Airbus. Y la crisis del coronavirus contribuyó a dar la estocada al aparato como también se la asestó al otro coloso que vino a hacerle la competencia desde el otro lado del Atlántico y le relevó en 2007 como el avión comercial más grande del mundo, el Airbus A380. Ambos están siendo retirados paulatinamente del servicio por las aerolíneas que todavía los tienen en sus flotas. De hecho, Airbus entregó también el último de los A380 que ha fabricado a la aerolínea Emirates en diciembre de 2021.

La de la “reina de los cielos” era una muerte ya anunciada. En 2016, Boeing ya manejó la idea de paralizar el programa del 747 por la falta de pedidos. Sin embargo, su imponente tamaño se convirtió en la tabla de salvación del 747. La eclosión definitiva del comercio online le tornó en el codiciado objeto de deseo de compañías de transporte aéreo, que han visto en su gran capacidad de carga una ventaja. El último producido es un 747-8 Freighter, un modelo con una carga útil de 133,1 toneladas, suficiente para transportar 10.699 lingotes de oro macizo o aproximadamente 19 millones de pelotas de ping-pong o de golf. Pero ahora ni siquiera los gigantes del comercio electrónico como Amazon o Alibaba han sido capaces de salvarle de una retirada definitiva.