Fiscalidad

Los contribuyentes españoles sufren un esfuerzo fiscal un 53% superior a la media europea

España tiene la mayor presión fiscal normativa de la UE respecto a la renta. Las empresas aportan el 32,5% de los ingresos públicos, frente al 23,9% de la media de la eurozona

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, en Sevilla
La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, en SevillaEUROPA PRESS - EDUARDO BRIONESEUROPA PRESS - EDUARDO BRIONES

En 2022, «España se ha colocado a la cabeza de la Unión Europea en presión fiscal respecto a la renta, tanto normativa como recaudatoria, y en 2023 vamos a estar aún peor con la aprobación de las nuevas figuras impositivas, que va a generar enormes distorsiones para lograr una recaudaciónmínima». Con esta rotunda afirmación, el presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Íñigo Fernández de Mesa, ha presentado –junto al director general de la entidad, Gregorio Izquierdo– el informe «Competitividad Fiscal 2022. España sigue perdiendo competitividad en el ámbito fiscal», que alerta del sobreesfuerzo fiscal de contribuyentes y empresas españolas, que han aportado a las arcas públicas una recaudación tributaria récord en 2022 –marca histórica que se incrementará este año en casi 50.000 millones de euros presupuestados por el Gobierno- y que ha supuesto un 23,4% de incremento, mientras que el PIB apenas se ha incrementado en un 11,5%.

Según las estimaciones del “think tank” de la CEOE, la presión fiscal en España supera ya el 42% del PIB y se sitúa por encima de la media de la UE -del 41,7% en 2021, último año para el que se disponen de datos-. Una presión fiscal recaudatoria que, advierte Izquierdo, va a seguir incrementándose este año, pese a la incertidumbre económica existente, a través de nuevos tributos y gravámenes, “en sentido contrario de lo que están haciendo las principales economías de la OCDE, que consideran que los ajustes basados en incremento de ingresos tienden a prolongar las crisis y ralentizan la vuelta al crecimiento y la senda de reducción de la deuda pública por lo que han procedido a bajar impuestos”, insistió Izquierdo, para el que las subidas de impuestos y cotizaciones van a suponer un “drástico empeoramiento en la competitividad fiscal, con un sistema tributario a corto y medio plazo que parece enfocado a la posibilidad de seguir aumentando la recaudación obtenida de empresas y familias. Nos hemos igualado en presión fiscal respecto a las grandes economías, pero no en nivel de renta”.

Izquierdo asegura que, con los datos del informe, queda constatado que “España tiene la mayor presión fiscal normativa de la UE respecto a la renta -junto con Portugal- y es ya uno de los cinco países de la OCDE con peor competitividad fiscal”. Por ello, propone “cambiar la estructura tributaria y mejorar la eficiencia de los impuestos, que la fiscalidad normativa tienda a la media de la UE y no un 20% por encima como ahora, y que el incremento de la recaudación tributaria debería basarse en el incremento de las bases imponibles, fomentando el crecimiento económico, que es la verdadera palanca de la redistribución, además de centrarse en la lucha contra el fraude fiscal más que en incrementar la presión sobre unos contribuyentes que ya soportan una carga tributaria comparable, o superior, a la de los países de nuestro entorno, principalmente en lo relativo a tributación empresarial”.

Y el informe detalla y confirma tales afirmaciones. Así, el esfuerzo fiscal en España -que tiene la mayor presión fiscal normalizada en función de la renta- está casi un 53% por encima del promedio de la Unión Europea, que ya es de por sí bastante elevado en el contexto internacional, muy por encima del de otros países de la OCDE. “Entre las grandes economías avanzadas ninguna presenta un esfuerzo fiscal superior al de nuestro país”, detalla Izquierdo, que resalta el problema especialmente importante de la presión fiscal empresarial, ya que la proporción de recaudación que en España procede de las empresas es considerablemente superior a la media europea. Los ingresos públicos que aportan las empresas respecto al total alcanzan el 32,5%, mientras que la media de la Eurozona es del 23,9%. En relación al PIB, la presión fiscal empresarial es del 10,8% del PIB frente al 10,2% del promedio de la UE.

En cuanto a la presión fiscal normativa -la carga de gravamen que el diseño del sistema fiscal introduce en las economías, al margen de la recaudación que obtenga-, este indicador se sitúa en 116,4 puntos, un 16,4% más elevada que la media de la UE y considerablemente mayor que los 112,8 puntos de 2021 o que los 110,5 puntos del año 2020. La situación de España es también un 16,8% peor a la del promedio de los países de la OCDE, que tiene 99,6 puntos. Las dos figuras tributarias en las que España tiene una mayor presión fiscal normativa son la imposición empresarial y la imposición patrimonial.

Respecto al Impuesto sobre Sociedades, España presenta una presión fiscal normativa un 23,7% más elevada que la media de la Unión Europea, y un 22,1% superior al del promedio de la OCDE, “con un sensible empeoramiento frente a los resultados de 2020. Según este estudio, con datos del Índice de Competitividad Fiscal (ICF) elaborado por la Tax Foundation en Estados Unidos, España se encuentra en la posición 34 del total de los 38 países analizados y siendo así uno de los cinco países con peor competitividad fiscal dentro de la OCDE, con un retroceso de nueve posiciones desde la posición 23 que ocupaba en 2019.

En la tributación sobre el patrimonio, el informe destaca que la situación de España es aún peor, un 40,8% peor que la de la UE, y un 38% menos competitiva que el promedio de la OCDE. De hecho, nuestro país presenta la imposición patrimonial más gravosa de la OCDE sólo por detrás de Italia. En cuanto al IRPF, se sitúa un 8,8% por encima de la media de la UE y un 7,6% por encima de la media de la OCDE. Además, el efecto conjunto con las cotizaciones a la Seguridad Social, “que son particularmente altas en España, eleva la cuña fiscal hasta el 40% en 2021, lo cual significa que el salario neto que finalmente recibe el empleado constituye el 60% del coste laboral. En relación con la cuña fiscal, la del 40% de España se sitúa claramente por encima de la media de la OCDE, que es del 35%.

Nuestro país también se sitúa entre los países donde el IRPF es más progresivo, en concreto, en noveno lugar de un total de veintidós analizados y supera en progresividad el impuesto sobre la renta la media de la UE y se sitúa en la media de la OCDE, al alcanzar el valor 112,75, frente a 112,86 de media de la OCDE y 100 de la UE. Así, según este indicador, en España el impuesto sobre la renta es un 12,75% más progresivo que el promedio de la UE.

Por todo ello, el IEE alerta del “deterioro que ha tenido el índice de competitividad fiscal. Estamos en el furgón de cola de la UE, con una presión fiscal normativa muy superior a la media europea, que va a suponer un lastre para el crecimiento potencial de la economía y para la competitividad de las empresas. Una situación que se va a agravar en 2023 con la entrada en vigor de los nuevos gravámenes, tanto empresariales como patrimoniales, y por culpa de un déficit público estructural muy elevado y una deuda disparada”, sentenció Izquierdo.

Fernández de Mesa también criticó las política fiscal del Ejecutivo, cuyas reformas coyunturales “solo tienen como objetivo lograr un incremento inmediato de la recaudación, con escaso fundamento técnico y con planteamientos ideológicos, que apartan al sistema tributario del objetivo de ser eficiente, flexible y bien estructurado, que minimice las distorsiones de los impuestos sobre el crecimiento y el desarrollo de la producción”.