Al límite

Estados Unidos, cerca de quedarse sin fondos para los gastos públicos

El país supera su techo de deuda, la cantidad de dinero que puede pedir prestada para afrontar estas obligaciones, y se puede quedará sin efectivo en unos meses si no lo modifica o suspende

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en una rueda de prensa en la Casa Blanca
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en una rueda de prensa en la Casa BlancaSHAWN THEWAgencia EFE

En una situación anticipada durante semanas, sino meses, EE UU ha alcanzado hoy el techo de su deuda. El país supera así el límite de la cantidad de dinero que puede pedir prestado para afrontar todos los gastos. Y si no cambian las condiciones de su endeudamiento, el Gobierno de Estados Unidos se quedará sin efectivo para hacer frente a dichos gastos en pocos meses. Para evitarlo, la Administración Biden, con ayuda del Departamento del Tesoro, deberá tomar medidas extraordinarias para evitar que se paralice la economía estadounidense y, con ella, se vea afectada el resto de la estabilidad financiera mundial.

Medidas extraordinarias que servirán para hacer frente a la compleja situación «sólo durante un tiempo», tal y como advertía Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, que sin embargo también anticipaba que «es poco probable que el efectivo y las medidas extraordinarias se agoten antes de principios de junio». Pero la amenaza de una situación irreparable, tras desatarse la noticia del alcance del tope existente de la capacidad de endeudamiento de 31,4 billones de dólares, ya es una realidad.

El problema se traslada ahora al Congreso de Estados Unidos, cuya Cámara de Representantes, con mayoría republicana desde el pasado 3 de enero, no tiene intenciones de facilitar el camino de los demócratas hacia una solución sin condiciones. El Congreso estadounidense debería actuar de manera efectiva y con antelación para aumentar o, en su defecto, suspender el límite de la deuda. La responsabilidad última de levantar o suspender ese límite recae exclusivamente en el Poder Legislativo, que debe alcanzar para conseguirlo una mayoría simple en ambas Cámaras del Congreso. La mayoría del Partido Demócrata en el Senado, por tanto, no será suficiente para sacar adelante el trámite. Este procedimiento se entiende desde hace décadas como una eterna lucha entre ambas formaciones políticas, pues tanto republicanos como demócratas tratan siempre de negociar a su favor implementando medidas de política interna en beneficio propio.

Recortes y aplazamientos

Los salarios de los militares, los beneficios asociados a la protección social y los intereses de la deuda pública son algunas de las obligaciones existentes asociadas a los fondos que Estados Unidos obtiene al vender bonos del Tesoro a inversores de todo el mundo. Habiendo alcanzado ese límite, ahora el Tesoro se verá obligado a tomar esas “medidas extraordinarias” para tratar de mantenerse durante el mayor tiempo posible por debajo del tope. Medidas como suspender algunas inversiones o canjear distintos tipos de deuda, así como otro tipo de acciones como posponer temporalmente los programas de jubilación para los empleados del Gobierno y que, una vez se eleve el techo, éste pueda compensar la diferencia. “Aumentar o suspender el límite de la deuda no autoriza nuevos compromisos de gasto ni cuesta dinero a los contribuyentes”, recordó Yellen, añadiendo que “simplemente permite al Gobierno financiar las obligaciones legales existentes que los Congresos y los presidentes de ambos partidos han contraído en el pasado”, puntualizó la secretaria del Tesoro.

Yellen también ha advertido a los congresistas estadounidenses de que los riesgos del propio Gobierno de no cumplir con sus obligaciones son reales, tal y como sucedió en 2011 con la pérdida de la calificación AAA, la única rebaja de la calificación crediticia en toda la historia de Estados Unidos.

La existencia del techo de la deuda se remonta al contexto bélico de 1917 con la creación de la Ley de Bonos de la Segunda Libertad, que permitió la renovación continua de la deuda de Estados Unidos sin la aprobación del Congreso. Así fue como el presidente Woodrow Wilson pudo gastar el dinero que consideró necesario para hacer frente a la Primera Guerra Mundial sin esperar el visto bueno de los legisladores, a menudo ausentes. El Gobierno recibía entonces la autorización del Congreso, al pedir prestada una suma fija de dinero durante un período de tiempo concreto y, cuando se pagaban los préstamos, el ejecutivo no podía volver a pedir prestados fondos sin contar con la previa aprobación del legislativo. Durante décadas, el límite de endeudamiento se ha ido aumentado en numerosas ocasiones, llegándose a suspender también otras tantas. En la actualidad, el techo de la deuda son 31,38 billones de dólares, desde que se elevara por última vez en 2021.