Opinión

La banca endurece el crédito

Cuando los departamentos de riesgos de los bancos ven nubarrones en el horizonte, se apresuran para quitar el pie del acelerador, para frenar la actividad crediticia

Ricardo Zion, profesor de Finanzas de EAE Business School

Si uno se acerca estos días a una sucursal bancaria en busca de financiación, le puede venir a la mente la célebre frase de Mark Twain, según la cual «un banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve». Cuando los departamentos de riesgos de los bancos ven nubarrones en el horizonte, se apresuran para quitar el pie del acelerador, para frenar la actividad crediticia.

Según las últimas encuestas que realiza en ese sentido el BCE ya se certifica la bajada en la concesión de créditos y préstamos por parte de las entidades españolas. Entre las herramientas con las que cuentan los bancos para endurecer los criterios para otorgar financiación, está la de reducir el LTV (las siglas en inglés para Loan to Value), que es el importe que prestan sobre el valor de mercado de un inmueble. En épocas de bonanza este importe podía llegar al 100%, mientras ahora está más entre el 60 y el 75%. Otra medida es reducir el porcentaje sobre ingresos totales, para repagar préstamos. Antes, los bancos permitían que un 50% de los ingresos totales pudieran ir destinados a repagar deuda, cuando en épocas como la actual, rondan el 35%. El pedir avalistas u otro tipo de garantías también está a la orden del día.

En el mundo de las empresas, el gran damnificado de estas políticas son como siempre las pymes. Los bancos en tiempos de turbulencias prefieren centrarse en las grandes empresas. También reducen los plazos de los préstamos y créditos, se piden mayores garantías y preferiblemente les gusta prestar en operaciones que tengan una fuente clara de repago.

Lo cierto es que este endurecimiento y el hecho de que gran parte de la economía todavía está «dopada» por las ayudas públicas (véase por ejemplo los ICO) hace que la morosidad de la banca siga bajo control, lo cual llevará a las entidades a seguir por ese camino restrictivo. Y es que la banca siempre gana. Ya lo dijo Emilio Botín en su día: «El crédito no fluye, porque no hay demanda solvente».