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Adiós a las cabinas telefónicas en enero

El Gobierno suprimirá la obligatoriedad de este servicio 90 años después de su inauguración

Algo menos de 17.000 cabinas se encuentran al borde de la desaparición en España. En la imagen, un hombre en una cabina de Åvila. EFE/ Raúl Sanchidrián
Algo menos de 17.000 cabinas se encuentran al borde de la desaparición en España. En la imagen, un hombre en una cabina de Åvila. EFE/ Raúl Sanchidriánlarazon

Si José Luis López Vázquez quisiera volver a encerrarse en una cabina telefónica para protagonizar la icónica película española de Antonio Mercero, lo tendría ahora mucho más difícil que en 1972, cuando se rodó el mediometraje. Con la irrupción de la telefonía móvil, las cabinas telefónicas han ido desapareciendo paulatinamente de la geografía nacional y a las que todavía existen apenas se les da uso. Apenas se realizan 1,15 llamadas diarias por cada una de las 16.600 que todavía existen, según datos de Telefónica. Tan escaso es su uso y tan caro su mantenimiento -la operadora española pierde entre dos y cinco millones de euros cada año por este servicio, según varios informes- que el Consejo de Ministros firmará su sentencia de muerte el próximo viernes. Será a través de un decreto-ley que eliminará la consideración de las cabinas como servicio universal de telecomunicaciones, lo que, en la práctica, implicará su desmantelamiento a partir del próximo 1 de enero. Los operadores han dejado claro en varias veces su desinterés por mantener este servicio deficitario si no es por obligación.

Con su decisión, el Ejecutivo atenderá la petición de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para que suprima las cabinas, las guías y la información sobre números de abonados como servicio universal, ya que los considera como unos servicios que han caído “en desuso” y “no existen razones de mercado actualmente para seguir garantizando su prestación como parte del servicio universal”, aseguró en una resolución reciente el regulador. Otros países del entorno europeo como Francia, Bélgica o Dinamarca también han suprimido poco a poco algunos de estos servicios.

El decreto del Gobierno pondrá fin a una historia que se inició en 1928, cuando se inauguró el primer teléfono público en Viana Park, en el Parque del Retiro de Madrid. En sus años de mayor esplendor, a finales de los 90, llegaron a existir más de 65.000 cabinas en todo el país. Sin embargo, el despegue de la telefonía móvil, junto con el incremento de sus gastos por los actos vandálicos -de cerca de 400.000 euros en 2012 a más de dos millones en 2015-, han ido reduciendo paulatinamente su número. Resta por ver ahora si Telefónica, adjudicataria actual del servicio, retira las cabinas existentes o se decanta por darles un uso alternativo como han hecho países como Japón, que las han reconvertido en peceras.