Aeropuertos
Los pasajeros arremeten contra AENA
Las colas superaron holgadamente las dos horas y la reunión a contrarreloj con los sindicatos terminó sin acuerdo
Las colas superaron holgadamente las dos horas y la reunión a contrarreloj con los sindicatos terminó sin acuerdo.
Mucho va a tener que trabajar AENA si quiere remontar el vuelo en El Prat. El conflicto laboral que enfrenta a la empresa de seguridad Eulen con sus trabajadores se remonta a agosto del año pasado, cuando presentaron la primera denuncia. Los responsables del gestor de aeropuertos, sin embargo, han preferido esperar a que se desate el caos en el aeropuerto, con los paros parciales de ayer, y a las puertas de una huelga total, en el principal aeropuerto español durante los meses de verano para tomar cartas en el asunto. Un caldo de cultivo perfecto, en cualquier caso, para alimentar al sector independentista que, a tenor de lo vivido ayer en El Prat, ha calado en los viajeros.
«Esto en Madrid no pasaría», «¿cómo es posible que esto pase en Barcelona?» o cualquiera de sus variables eran las frases más repetidas por los pasajeros que ayer cogían un vuelo en El Prat. Los políticos nacionalistas han recogido el guante y no dejan pasar un día para arremeter contra la gestión de AENA y, por extensión, del Gobierno, en la principal infraestructura estatal en Cataluña. Ayer fue el turno del director general de Turismo de la Generalitat, Octavi Bono, quién reprochó al gestor de infraestructuras haber dejado escapar un «tiempo de oro» en el conflicto laboral de Eulen. «No haciendo nada, las cosas no se resuelven», remachó.
Lo cierto es que, teniendo en cuenta que la primera denuncia por parte de los trabajadores fue de agosto del año pasado, cuesta entender que AENA , presidida por José Manuel Vargas, antiguo directivo de Vocento, haya esperado hasta el comienzo de una huelga parcial para empezar a hablar. Pero así ha sido. Los trabajadores se negaron a sentarse en la mesa sin representantes de AENA y el gestor, a su vez, consideraba que, al tratarse de un conflicto interno, su presencia no era necesaria. Ni siquiera con la huelga de celo de la semana pasada, que provocó colas de hora y media, cambió de postura. Sólo cuando los empleados de Eulen convocaron una huelga general para el próximo 14 de agosto dio su brazo a torcer. Pero los paros parciales de este fin de semana ya estaban en marcha y ayer las colas superaron holgadamente las dos horas. La negociación maratoniana llegaba lo suficientemente tarde como para que los trabajadores tengan la sartén por el mango.
Durante los paros, de una hora cuatro veces al día, el aeropuerto se asemejaba a un zoco, con colas de gente que superaban ampliamente los circuitos trazados y se amontonaban en los laterales de la terminal para no pisar la calle, por la mañana, sobre todo. Muchos de los pasajeros conocían la situación del aeropuerto y llegaron con cinco, seis e incluso siete horas de antelación. Es el caso de Marta y Alba, que esperaban desde la una su vuelo a Nepal previsto para las seis de la tarde. «Nos ha servido de poco llegar antes porque los mostradores de facturación de nuestra compañía todavía no están abiertos y desde información de AENA tampoco han sabido ayudarnos».
Para Cristóbal, un jubilado peruano que volvía a su país natal, la huelga de Eulen se sumaba a la de Adelite, encargada de los carritos del aeropuerto, que ha pasado mucho más desapercibida. «Entiendo el derecho a la huelga, pero no que le pongan candados a los carritos. Somos mayores y no podemos con las maletas», explicaba seis horas antes de que saliera su vuelo. O, como Alba y Sara que, mientras esperan a que salga su vuelo hacia Madeira, consideran que «AENA está llevando el aeropuerto al límite».
Pero no todo el mundo era consciente de la huelga, por lo que los nervios, la picaresca e incluso los gritos se adueñaron de los viajeros en los momentos en que las colas parecían no tener fin. Es el caso, por ejemplo, de Johann que tenía que coger un avión a París y rezaba por llegar a tiempo.
Mientras, AENA y Eulen negociaban a contrarreloj con el comité de huelga. El tímido optimismo con el que entraron a la reunión fue rápidamente frenado por el abogado de los sindicatos: «Se ha avanzado poco y aún no hay un acuerdo tangible. Es un tema complejo. Hay varios aspectos que no son exclusivamente retributivos, no son cuantificables y por lo tanto es difícil llegar, en un espacio corto de tiempo, a acuerdos que permitan la desconvocatoria de la huelga», señaló Leopoldo García.
El conflicto que enfrenta a la empresa de seguridad Eulen y los trabajadores, según las asociaciones de aerolíneas, ha hecho perder el vuelo a más de 1.000 viajeros sin contar con la jornada de ayer. La causa de la protesta radica en las demandas laborales de los trabajadores. Denuncian falta de personal para atender la carga de trabajo que hay en el aeropuerto. Consideran que la empresa –que opera en otros 17 aeropuertos de todo el estado– no responde a sus demandas. Por ello, decidieron endurecer la protesta.
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