Opinión

Aena y la viga en el ojo propio

La crítica a Ryanair pierde fuerza cuando quien la pronuncia tiene el mismo afán mercantilista

Economía.- Maurici Lucena (Aena): "El vacío que deje Ryanair en rutas regionales lo van a ocupar otras aerolíneas"
Maurici Lucena (Aena), presidente de Aena Europa Press

El presidente de Aena, Maurici Lucena, ha lanzado esta semana un durísimo comunicado contra Ryanair. Señala sin tapujos la deshonestidad de la aerolínea irlandesa, su política de chantaje a gobiernos y su agresividad en las relaciones institucionales. Y, sin embargo, al leer las líneas de ese comunicado uno no puede dejar de pensar en el viejo refrán: ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Porque si Ryanair exige ventajas económicas y subvenciones, ¿no está Aena actuando de manera similar cuando presiona para seguir privatizando torres de control? Si Ryanair se disfraza de defensora del consumidor mientras busca maximizar beneficios, ¿no hace Aena exactamente lo mismo cuando convierte los aeropuertos en centros comerciales con pistas de aterrizaje, priorizando dividendos para los inversores antes que garantizar un servicio de navegación aérea robusto y de calidad?

Es legítimo que una empresa busque beneficios, pero lo inadmisible es que lo haga a costa de un servicio público esencial. El control aéreo no es un escaparate de tiendas ni una cifra en un balance: es la columna vertebral que garantiza seguridad, continuidad y cohesión territorial. Y mientras Aena denuncia el «fariseísmo» de Ryanair, mantiene contratos con SAERCO pese a que día tras día se acumulan pruebas de que su capacidad de prestar el servicio está comprometida. ¿No es eso también fariseísmo?

La crítica a Ryanair puede ser certera, pero pierde fuerza cuando quien la pronuncia se comporta con el mismo desparpajo mercantilista. El comunicado de Aena desenmascara el modelo de chantaje de la aerolínea irlandesa, pero también nos recuerda la tentación constante de Aena: debilitar lo público para engordar la cuenta de resultados, disfrazando como eficiencia lo que no es más que privatización encubierta.

En un país donde el transporte aéreo es vital para la cohesión y el turismo, lo que necesitamos no son discursos de superioridad moral, sino hechos: instalaciones bien mantenidas, personal suficiente, contratos exigentes y un compromiso inequívoco con el ciudadano, no con el dividendo.

Señor Lucena: menos lecciones y más coherencia. Porque mientras acusa a Ryanair de chantajista, Aena demuestra que sabe jugar la misma partida. Y en un servicio básico como el control aéreo, eso no es solo incoherente: es inaceptable.

Lola Moreno Mayoral, presidenta de USCA