Finanzas
Air Comet, su caprichosa tumba
Con un kilo de oro y 150.000 euros en efectivo es difícil demostrar que uno es insolvente. Eso es lo que le ha ocurrido a Gerardo Díaz Ferrán, ex propietario del Grupo Marsans y ex presidente de la CEOE, cuando ayer la Policía le detuvo en su domicilio por ocultar sus bienes y evitar que fueran embargados para pagar los 425 millones que le reclaman a él y a su socio Gonzalo Pascual (fallecido en junio pasado de un infarto) los perjudicados por la entrada en concurso de acreedores del grupo turístico más antiguo de España.
A Díaz Ferrán le han sobrado los años de la crisis. Puede que también su huida hacia adelante. Pudo acabar brillantemente su carrera desde lo más alto, pero se vio obligado a dejar la CEOE arrastrado por las dudas que generaban sus negocios. La historia de Díaz Ferrán (Madrid, 1942) comienza a los 12 años, cuando se pone a trabajar como cobrador en un autobús de la empresa familiar, compaginando sus estudios. En la universidad (es ingeniero técnico industrial) conoce a Gonzalo Pascual, del que no se separaría nunca. Con él, gracias a 75 millones de pesetas que avala su familia y a 25 millones de su padre, funda en 1967 Trapsa, una empresa de transporte por carretera, de la que saldría cuatro años después Trapsatur, una agencia mayorista de viajes.
Aunque nunca se ha llevado bien con los socialistas -aún se recuerda aquel «el problema es Zapatero», que fue recogido por un micrófono indiscreto en mayo de 2009-, le debe al PSOE la adjudicación de Viajes Marsans (entonces bajo el paraguas INI) en una de las primeras privatizaciones. Corría el año 1985. A partir de ahí empezó a forjar su imperio. Nombres como Spanair, que acabaría vendiendo a los suecos de SAS, Aerolíneas Argentinas o Air Comet han colgado del organigrama de la agencia de viajes, junto a cientos de pequeñas sociedades relacionadas con el golf, el sector inmobiliario o los hoteles.
La suspensión de actividades de Air Comet en diciembre de 2009 fue el preludio de lo que llegaría. Las necesidades de la aerolínea dejaron descapitalizada Marsans, que en junio de 2010 entró en concurso de acreedores, con deudas superiores a los 424 millones. Díaz Ferrán y su socio prometieron hacer frente a los acreedores, pero unos días después prefirieron presentar también suspensión de pagos. Antes, Díaz Ferrán tuvo tiempo de ponerse un sueldo de 500.000 euros brutos, que cobró por adelantado. Aunque antes de abandonar la CEOE firmó una de sus mejores perlas -«hay que trabajar más y cobrar menos»-, su vida nada ha tenido que ver con la austeridad, a menos que por ésta se entienda tener dos apartamentos en Central Park, un yate de 27 metros llamado «Leuqar» (el nombre de su esposa, Raquel, al revés), o un Rolls Royce Phantom de 500.000 euros.
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