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Antonio Núñez: «Las empresas piden gente buena y además buena gente»

Antonio Núñez / Socio de la firma de «headhunter» Parangon Partners.. En su libro «El líder ante el espejo» entrevista a directivos y CEO sobre las cualidades del buen gestor

Antonio Núñez, socio de la firma de «headhunter» Parangon Partners
Antonio Núñez, socio de la firma de «headhunter» Parangon Partnerslarazon

Dice que el líder «nace» y luego se hace. Cuando se mira al espejo, ve a una persona que «ha tenido la oportunidad de trabajar en el ámbito empresarial, social y privado». Licenciado en Cunef, MBA por el IESE, máster en Administración Pública por la Harvad Kennedy School, fue director de políticas sociales del Gabinete de Presidencia. Ahora, socio de la firma de «headhunters» en Parangon Partnes, asegura que el próximo capítulo en su vida es «trabajar en lo que me gusta, con un proyecto claro, en el que pueda servir a mi país y poder hacer bien a mucha gente».

–«El líder ante el espejo». ¿Qué debería reflejarse en él?

–Después de entrevistar a cientos de directivos y CEO de 70 grandes empresas, he podido establecer un decálogo de cómo debería ser el líder perfecto que está buscando la empresa. Destaco hasta diez cualidades y hablo mucho de visión estratégica, capacidad de ilusionar a los equipos, de valores y tener muy claro cuál es ese rol de la ejemplaridad que debe tener un líder.

–¿No será como los espejos del callejón del gato?

–Sí, al final no existe el directivo perfecto. Todos tenemos una serie de fortalezas y debilidades y hay que tratar de corregirlas. Esa es una de las virtudes de un líder, debe ser humilde y saber detectarlas.

–¿Un buen líder tiene que ser buena persona?

–Sin duda. Mi labor ahora como «headhunter» es la de buscar el mejor talento en el mercado para los perfiles directivos que piden. Y lo que me piden las empresas cada vez más es gente muy buena profesionalmente, pero también buena gente. Creo que es importante que después de la crisis volvamos a los principios básicos,que son los valores.

–¿Libro testimonial o de autoayuda?

–Digo en él que no es un libro de autoayuda sobre qué debe ser un líder con grandes frases, sino que es un libro muy en primera persona basado en las experiencias personales de cientos de directivos con sus éxitos y fracasos.

–Decía Napoleón que «un líder es un negociador de esperanzas». ¿Pablo Iglesias sería ese perfil?

–Una de la labores del líder es alinear a toda una organización a un objetivo compartido. Cada uno debe tener muy claro cuál es esa hoja de ruta, esa visión y ese objetivo compartido. Para mí esa apreciación de Napoleón creo que es muy acertada. Un verdadero líder es un negociador de esperanzas.

–¿Qué tipo de líderes son Rajoy, Iglesias y Rivera?

–Rajoy es un líder equilibrado, Rivera quizá una persona que tiene una buena capacidad de comunicación y a Iglesias me cuesta más definirle como líder, quizá orientado a resultados, que tiene muy claro cuál es su objetivo y no le importa hacer una cosa u otra para conseguirlo.

–¿Por qué se dice que en España no hay líderes?

–Creo que eso es un reduccionismo, pues hay buenos líderes empresariales, políticos y sociales. Yo soy muy optimista y en el día a día veo a muchos líderes en España y muchos líderes anónimos, en un discreto segundo plano.

–Dice que el ejemplo hace al líder. ¿Donal Trump ha roto todos los esquemas de liderazgo?

–Yo creo que tiene algunas fortalezas. Es una persona orientada a resultados, que tiene clara cuál es su hoja de ruta. Creo que hay que darle un margen de confianza y el tiempo nos dirá si es un verdadero líder o no.

–¿Demasiados pelotas crean un mal líder?

–Sin duda. Uno de los auténticos cánceres de una empresa es cuando no se provoca la diversidad, el contraste. Un buen líder se sabe rodear de un equipo que le reta intelectualmente.

–Dice en su libro que no se puede liderar con el miedo...

–Es que no es la forma de liderar. Al final, a la gente hay que decirle las cosas con una crítica constructiva y siempre en positivo porque todos reaccionamos mejor. Soy un defensor de crear un buen clima de trabajo dentro de las empresas, que sea una persona optimista, alegre y que sepa trasladarlo alrededor. Hay una pregunta que deben hacerse: «¿Cómo me ven los demás?» El liderazgo debe ser mucho más horizontal. El líder debe ser respetado, pero más querido que temido.

–¿Cómo será el líder de la era digital?

–Creo que debe ser una persona muy abierta a darse cuenta de que el «statu quo» no funcionará en el futuro. Ése termino de «siempre lo hemos hecho así» no vale. Tiene que ser gente muy abierta, con la capacidad de entender que esta revolución no sólo es algo tecnológico sino que va a cambiar la forma de hacer los negocios.

–¿Existe una equivalencia entre líder y triunfador?

–Churchill dice que el éxito es ir de fracaso en fracaso hasta llegar al éxito. Creo que es tener un equilibrio interior, en el libro hablo mucho del líder equilibrado. Creo que tenemos que revisar mucho cuál es el concepto de triunfo porque hay gente para la que sólo significa haber ascendido a una posición, ganar mucho dinero o tener éxito. Yo creo que es algo más profundo.

–¿Qué hace un buen líder cuando fracasa?

–Hemos tenido ejemplos de fracasos que han servido para fortalecer al líder y ejemplos que han servido para debilitarlo. Lo primero es reconocer el error y la propia responsabilidad; lo segundo es tener muy claro cuál es el plan de esa crisis y ver qué medios poner para corregirlo y qué hacer en el futuro. Negar la evidencia y la crisis no sirve para reforzar el liderazgo sino para dinamitarlo y para dejar patente que uno no es un buen líder.

El lector

«Me informo con varios periódicos generalistas y con alguno de información económica. También me gusta tener la referencia de diarios internacionales. De LA RAZÓN me atrae la parte política y de análisis y la sección de Sociedad. Durante una época de mi vida desempeñé labores de políticas sociales y, debido a eso, es un apartado que siempre miro con detalle».