Industria de Moda

Así crea Inditex la moda que vestimos

DISTRIBUCIÓN. Independientemente de dónde se fabriquen, las prendas vuelven a La Coruña para ser enviadas al resto del mundo
DISTRIBUCIÓN. Independientemente de dónde se fabriquen, las prendas vuelven a La Coruña para ser enviadas al resto del mundolarazon

El gigante textil basa su modelo en la velocidad y la sincronización de todos los procesos .

Hace 40 años que Amancio Ortega inauguró la primera tienda Zara en la calle Juan Flórez de La Coruña. El establecimiento sigue abierto, remozado según el nuevo concepto de tienda de Inditex, testigo vivo del estratosférico cambio que ha experimentado la compañía durante este periodo, que le ha llevado a convertirse en líder mundial del sector. Pero, ¿cómo ha logrado Inditex esta brutal transformación? El conocido como «modelo Inditex» basa su éxito en un circuito de diseño, fabricación y distribución completamente integrado y sincronizado que, además, trabaja a gran velocidad para adaptarse a los gustos de los clientes. Como explica uno de los responsables de comunicación de la compañía en una de las amplias salas de su sede central de Arteixo (La Coruña), «lo que hemos hecho es darle la vuelta al proceso de la moda, poniendo al cliente en el centro. Son ellos los que crean la moda».

Máxima seguridad

Aunque de forma inconsciente, cada cliente que entra en una tienda del Grupo Inditex aporta valiosa información para la compañía. Lo hace eligiendo un modelo, preguntando por algún detalle de otro, descartando un tercero... todos son datos que los responsables de las 6.683 tiendas transmiten a Arteixo. Allí, se procesan diariamente y por separado según la cadena y país. Para manejar tal volumen de información, la compañía dispone de un centro de proceso de 4.000 metros cuadrados. Allí se ubican 4.000 servidores aislados en un compartimento perfectamente climatizado que parece más propio de una agencia de inteligencia que de una empresa textil. «La seguridad es máxima. Para entrar aquí se requiere primero un reconocimiento facial, luego la huella dactilar y, por último, la tarjeta», explica uno de sus responsables. La información es poder.

Los datos que llegan a este laberinto de 1.300 kilómetros de fibra acaban después en las mesas de diseño de las cadenas del grupo. Cada una trabaja de forma independiente, como si no pertenecieran a la misma compañía. En Arteixo tienen sus cuarteles generales Zara y Zara Home. Sólo Zara Mujer ocupa un espacio de 23.000 metros cuadrados, frente a los 13.000 de caballero. Lógico teniendo en cuenta que esta sección factura el 60% de las ventas. El de hombres sigue siendo un espacio inmenso, blanco y pulcro hasta el extremo en el que miles de artículos antiguos y diseños nuevos se apilan en frontales junto a las paredes y estantes que trazan pasillos. Por el espacio pululan cientos de diseñadores, jóvenes en su mayoría y vestidos de forma desenfadada, casi todos con diseños de la compañía. A partir de la información que reciben, su misión es ir introduciendo cambios en las prendas. Aunque se hace una colección única para todo el mundo de cada temporada –hay dos equipos de diseño que trabajan en cada una de ellas–, «se adapta a cada cliente según los gustos de los mercados. Se adapta a la realidad de las tiendas».

El diseño es un juego de ensayo y error. Cada año, Inditex pone en el mercado 40.000 referencias y descarta otras tantas. Los prototipos son clave en este proceso. Cada cadena tiene un departamento de patronaje que da forma a las ideas. Los patrones se dibujan en papel, luego se digitalizan y, por último, se confeccionan por un pequeño equipo. Grupos de diseñadores los examinan después puestos en un modelo. El día de la visita de LA RAZÓN a Arteixo, un grupo de doce de ellos rodea a un modelo observando la tela de un traje, su caída, las costuras... si algo no cuadra, se cambia. Y si no funciona, se descarta.

Si el diseño pasa este corte, llega a las fábricas. Inditex tiene diez en propiedad en los alrededores de Arteixo, aunque el grueso lo contrata a los 1.592 proveedores con los que trabaja. Se produce como en una fábrica de coches, en cadena. En una de estas fábricas próximas a la central, enormes máquinas cortan inmensos trozos de tela que otra digitalizada corta después en diferentes partes de prendas como perneras, cuellos, mangas... Los patrones han sido previamente dispuestos en las pantallas de un ordenador por mujeres que los encajan en un rectángulo que simula la tela como si fueran piezas de Tetris. El objetivo es desperdiciar la menor cantidad posible de tela para rentabilizarla al máximo. Cortados los trozos, se envían a otras fábricas donde se cosen. Inditex produce el 55% de sus referencias en España, Portugal y el norte de Marruecos, lugares cercanos con los que ahorran tiempo y dinero, y en producciones cortas. «Lo que conseguimos con ello es que si algo gusta, no sature el mercado; y si no gusta, que se pueda retirar rápidamente», explican. Lejos de España se producen los básicos, prendas siempre demandadas y que no requieren de tanta flexibilidad para su producción. La rotación de producto es tan alta que en un mes se da la vuelta por completo a todas las referencias.

Prendas con chip incluido

Con independencia de su lugar de fabricación, todos los productos vuelven a España para su distribución desde las diez plataformas logísticas que hay aquí. Inditex es capaz de llevar cualquier artículo en un máximo de 48 horas a cualquier punto del globo y de mover un volumen de 949 millones de productos cada año. Apenas necesita ocho horas desde que una tienda hace un pedido hasta que el material está embalado en cajas para su envío, que llegan dos veces por semana con novedades. Nada sería posible sin sus sofisticadas plataformas logísticas. La de Arteixo tiene cuatro clasificadoras que no paran de mover mercancía y que podrían abastecer a mil tiendas a la vez. Un kilométrico sistema de raíles y ganchos que sobrevuelan la nave permite este interminable baile. Antes, las prendas llegan empaquetadas e identificadas individualmente desde los proveedores. Cada una lleva un chip RFID con los datos de talla, color, modelo... que un gran escáner verifica en segundos para que no haya errores. El sistema ahorra tiempo porque evita la revisión manual de las cajas.

Desde que la prenda ha sido diseñada hasta que está en tienda, apenas han pasado dos o tres semanas. Allí empieza de nuevo un proceso que no es casual. En las tiendas piloto que Inditex tiene en Arteixo se ensaya la disposición que deben tener los productos en los establecimientos. Las novedades, en los frontales de las paredes. En el mobiliario central, los básicos. Junto a los probadores, básicos baratos y de fácil consumo. Todo, para que las ventas no cesen, para que el modelo Inditex siga siendo sinónimo de éxito.