Hipotecas

El BCE sube al 4,5% los tipos, su máximo desde 2001

La inflación tiene la culpa: el Eurobanco la eleva al 5,6% este año y al 3,2% el que viene

La batalla para doblegar la inflación continúa. El Banco Central Europeo ha decidido este jueves volver a subir los tipos de interés otro cuarto de punto, lo que supone la décima alza consecutiva desde junio de 2022 y deja el precio del dinero en el 4,5%, lo que traerá un nuevo encarecimiento del Euribor, el índice al que están suscritas las hipotecas a tipo variable. El dinero no alcanzaba un precio tan alto desde el año 2001.

Ante una inflación elevada que sigue poniendo en aprietos a familias y empresas y una economía europea que esquiva la recesión por la mínima debido al frenazo de la tradicional locomotora alemana, la disyuntiva del BCE no parecía fácil y de ahí que algunos analistas vaticinaran una pausa en la subidas que finalmente no se ha cumplido.

La propia presidenta de la entidad monetaria, Christine Lagarde, ha explicado en rueda de prensa que algunos miembros del Consejo de Gobierno preferían un alto en el camino, pero que una “sólida mayoría” se ha decantado por esta nueva subida, a pesar de que esto entrañe el riesgo de que la zona euro caiga en la tan temida contracción económica.

El Banco Central Europeo ha actualizado este jueves sus previsiones económicas y el panorama no es halagüeño. La inflación está bajando, pero demasiado lentamente.

La entidad monetaria calcula que la subida de precios será del 5,6% en 2023 y del 3,2% en 2024 y habrá que esperar hasta 2025 para que esta cifra sea del 2,2%, cerca del objetivo del BCE del 2,1%. Estos datos suponen un alza para 2023 y 2024 respecto a las últimas previsiones de la entidad y una ligera bajada para 2025.

Como relativa buena noticia, la inflación subyacente que excluye la energía y al comida será del 5,1% en 2023, del 2,9% en 2024 y del 2,2 %en 2025. Cifras bastante altas pero que suponen una ligera revisión a la baja respecto a los últimos vaticinios de la entidad monetaria.

A pesar de estos datos, el Eurobanco constata que su política agresiva de subidas inmisericordes de tipos de interés está teniendo efecto y que las malas condiciones financieras en la concesión de créditos está amortiguando la demanda, lo que acabará repercutiendo en los precios. Como muestra, el crecimiento económico de la zona euro se ralentiza y el Banco Central Europeo pronostica ahora que los países de la divisa común experimentarán un incremento del PIB del 0,7% en 2023 para que después éste remonte ligeramente un 1% en 2024 y se situé en el 1,5% en 2025.

La Comisión Europea también publicó este pasado lunes sus vaticinios económicos que pronostican un alza del 0,8% debido al enfriamiento de la economía alemana que crecerá un débil 0,4%. Estos nubarrones provenientes de Berlín son los responsables de que Bruselas haya rebajado sus cálculos para la zona euro en tres décimas respecto a sus vaticinios del mes de mayo.

Con este nuevo análisis, el BCE concluye que la “la inflación continua su declive pero se espera que continúe demasiado alta durante demasiado tiempo”, según consta el comunicado tras la reunión del Consejo de Gobierno. Sobre qué hará a partir de ahora la entidad monetaria, Lagarde se ha limitado a leer la nota de la entidad que da algunas pistas, sin llegar a quemarse.

“El Consejo de Gobierno considera que los tipos de interés han alcanzado niveles que, mantenidos durante una duración suficiente, harán una contribución sustancial a un retorno apropiado al objetivo de inflación”. Unas palabras que hacen vislumbrar una posible pausa, si bien la entidad también asegura que mantendrá los tipos a unos niveles lo “suficientemente restrictivos tanto tiempo como sea necesario” y que cualquier decisión futura estará basada en los datos de los que siga disponiendo la entidad monetaria en el momento de emitir un nuevo veredicto. Lo único claro es que en el horizonte no se vislumbra un posible recorte y los altos tipos de interés han llegado para quedarse.

Además, el Eurobanco también ha subido los tipos de la facilidad de depósito para las entidades financieras hasta el 4% ( el interés que reciben los bancos por dejar dinero en la ventanilla del BCE) , un máximo histórico que facilitaría la remuneración para los ahorradores