Opinión

Bolivia entierra el socialismo

La debacle del Movimiento al Socialismo tras veinte años de hegemonía que inició Evo Morales abre paso a una liberalización profunda

AME1262. LA PAZ (BOLIVIA), 17/08/2025.- Combo de fotografías donde aparecen Rodrigo Paz Pereira (i) y Jorge Quiroga. Paz Pereira y Quiroga, ambos opositores, reaccionaron a que disputarán una inédita segunda vuelta por la Presidencia en octubre, tras las elecciones generales realizadas este domingo. EFE/ Luis Gandarillas / Gabriel Márquez
Jorge Quiroga y Rodrigo Paz reaccionan tras su paso a la segunda vuelta de las elecciones de Bolivia Luis Gandarillas / Gabriel MárquezAgencia EFE

Bolivia afronta una encrucijada histórica tras veinte años de dominio político del Movimiento al Socialismo. Dos décadas de estatismo, clientelismo y despilfarro han desembocado en un escenario económico calamitoso: déficit público de más del 10% del PIB, inflación interanual del 25% y problemas crecientes de abastecimiento de alimentos y combustibles. El modelo de Evo Morales y Luis Arce, que durante años se presentó como un ejemplo de “redistribución inclusiva”, ha terminado por colapsar bajo el peso de sus propias contradicciones.

El derrumbe económico ha ido acompañado de un desplome político. El candidato oficialista apenas ha obtenido el 3,2% de los votos y un escaño en el Congreso frente a los 75 que controlaba el MAS hace tan solo unos años. Aunque una parte del voto radical-populista se ha canalizado hacia la escisión de Andrónico Rodríguez (8,2% de los votos) y otra se ha expresado en el voto nulo impulsado por Evo Morales (20% de los sufragios), el bloque de izquierda dura apenas suma un 30% del electorado, frente al 55%-60% que concentraba en elecciones pasadas. La implosión de la hegemonía socialista es evidente.

La oposición no socialista —cuatro fuerzas que juntas controlan el 90% del Congreso— dispone ahora de la posibilidad de reformar de arriba abajo la Constitución diseñada por Morales. El futuro presidente, que se decidirá en segunda vuelta entre Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, deberá enfrentar el desafío central: reconducir un déficit fiscal insostenible sin asfixiar aún más a una economía exhausta.

Rodrigo Paz apuesta por una descentralización fiscal que transfiera competencias y cargas a provincias y universidades, complementada con una amnistía fiscal y rebajas arancelarias. Su propuesta contiene elementos positivos —particularmente la reducción de barreras comerciales— pero también el riesgo de un ajuste a medias, que simplemente desplace la factura del déficit a otros niveles de la administración.

Más radical es el planteamiento de Jorge Quiroga, que plantea un recorte decidido del gasto público siguiendo la estela de Javier Milei en Argentina, junto con la salida del MERCOSUR para firmar acuerdos de libre comercio globales y la privatización de empresas estatales mediante reparto de acciones a los ciudadanos. Se trataría, en suma, de una estrategia de liberalización mucho más nítida y transformadora.

Bolivia tiene, tras dos décadas perdidas, la oportunidad de modernizar su economía desmontando el entramado intervencionista y clientelar del MAS. Si desperdicia esta coyuntura, el populismo podría regresar reforzado. Y con él, la condena a otra larga etapa de estancamiento y atraso.