Empresas
Bosch: la huella centenaria de un industrial visionario
En la actualidad, centra sus esfuerzos en «las tres eses: sensores, software y servicios»
El grupo alemán, referente mundial en sectores como la automoción o los electrodomésticos, cumple 130 años de historia con la vista puesta en la digitalización y la conectividad.
Cuando abrió las puertas de su Taller de Mecánica de Precisión e Ingeniería Eléctrica en Stuttgart, en noviembre de 1886, Robert Bosch probablemente soñó con transformar aquella iniciativa en una gran empresa. Pero es difícil que imaginara que aquel pequeño taller, con sólo dos empleados, se convertiría con el tiempo en una potente marca multinacional que desde hace décadas se encuentra entre los principales fabricantes mundiales de componentes de automoción, herramientas eléctricas y electrodomésticos. En la actualidad, recién cumplidos los 130 años de historia, Bosch está entre las diez mayores empresas de Alemania y tiene presencia en 150 países, con alrededor de 375.000 trabajadores en todo el mundo y unas ventas de 70.600 millones de euros.
Los primeros pasos de Robert Bosch como industrial fueron muy difíciles. Tras pasar más de un año en Estados Unidos aprendiendo sobre equipos eléctricos en una fábrica de Edison, regresó a Alemania con el ánimo de implantar aquellas innovaciones de ingeniería del otro lado del Atlántico. Pero la lenta expansión del suministro eléctrico en Stuttgart y el escaso número de pedidos estuvieron a punto de arruinar su proyecto.
El punto de inflexión llegó en 1897, cuando a petición de un cliente su empresa consiguió desarrollar un dispositivo de ignición por magneto para motores de gasolina. Aquel invento se demostró como el único fiable para el funcionamiento de los automóviles. Y llegó en un momento clave, porque el auge que comenzaron a experimentar estos vehículos en esa época impulsó el crecimiento de la empresa de Bosch, hasta el punto de que, en poco más de una década, ya tenía un millar de trabajadores. Paralelamente, fue ampliando su presencia internacional, primero con una oficina de ventas en Londres (1898), más tarde con la instalación en París de su primera fábrica fuera de Alemania (1905, y después con la creación de su sucursal en Estados Unidos (1906).
El éxito de Bosch en el mundo de la automoción no se debió solo a aquel sistema de ignición, sino a su apuesta por la innovación continua, que hizo posible el desarrollo del sistema de bujías, la bomba de lubricación, los faros eléctricos, el motor de arranque eléctrico, los limpiaparabrisas eléctricos, el sistema de inyección diésel, la primera radio de coche fabricada de serie en Europa o el sistema de calefacción, por señalar algunos de los hitos alcanzados hasta los años 30. Precisamente en esta década, Bosch decidió diversificar el negocio para introducirse en la fabricación de herramientas eléctricas (lanzó el primer taladro de percusión en 1932), los electrodomésticos (creó un innovador frigorífico en 1933) y los sistemas de agua caliente y calefacción al adquirir la marca Junkers.
Robert Bosch, que falleció en 1942, demostró durante toda su vida que era un industrial visionario, puesto que fue «muy adelantado a su tiempo en muchas de las decisiones empresariales que tomó», señala la directora de Comunicación del Grupo Bosch en España, Christine Maier. Junto a la innovación y la expansión internacional, otra de las claves de su éxito ha sido la calidad. «Fue siempre muy exigente con sus colaboradores, exigía una calidad excelente, porque era lo más importante. De hecho, una de sus frases era: ‘‘Mejor perder dinero que la confianza de los clientes’’», afirma Maier.
También subraya su preocupación hacia sus empleados: «Siempre tenía claro que su éxito empresarial era justo gracias a sus trabajadores». En este sentido, fue uno de los primeros empresarios en implantar, en 1906, la jornada de ocho horas, porque «la vio como más eficiente para su empresa, no sólo era positivo para los empleados, sino también para él como empresario». En 1913 fundó su propia escuela para aprendices, «porque se dio cuenta de que la formación era muy importante para sus empleados». Y también reconoció el valor de la comunicación interna al crear en 1919 el periódico Bosch-Zünder, que la empresa sigue editando casi cien años después.
Como empresario, supo crear una sólida compañía que hoy está presente, de una manera u otra, en la vida de muchos millones de personas. Lo más inmediato, en el hogar, son los electrodomésticos y las herramientas de bricolaje. «Además, todo el mundo que tiene un coche casi con total seguridad tendrá algún componente o algún sistema de Bosch. Soluciones como el ABS, el ESP o los sensores son ejemplos de nuestra innovación», añade Christine Maier. Sin embargo, apenas se conoce que «tres de cada cuatro smartphones que se venden en el mundo tienen sensores de movimientos de Bosch». Y también desarrolla múltiples soluciones en el mundo industrial, como por ejemplo técnicas de empaquetado.
Digitalización
Con vistas al futuro, el grupo está enfocando su innovación hacia el mundo digital. «Bosch tiene una apuesta general por la digitalización. Quiere ser un actor principal en el Internet de las Cosas, en la conectividad, con soluciones de ‘‘smart cities’’, ‘smart home’’ y movilidad, y también en la industria 4.0, pues quiere ser proveedor de soluciones para otras empresas en este terreno», explica Maier. En la práctica, esto se traduce en el centrar sus esfuerzos en el desarrollo de lo que internamente se conoce como «las tres eses: sensores, software y servicios». La compañía tiene ya actualmente unos 15.000 ingenieros de «software» en todo el mundo. En automoción, su sector más tradicional, Bosch está desarrollando proyectos de combustibles alternativos y de vehículos eléctricos. «Sólo en el área de electrificación estamos invirtiendo cada año unos 400 millones de euros», detalla Maier. En concreto, trabaja en el desarrollo de baterías que dupliquen la capacidad y reduzcan los costes, y también en coches autónomos, al tiempo que continúa avanzando en los sistemas de seguridad activa y pasiva y en las soluciones multimedia, de navegación y conectividad.
Más allá de la actividad empresarial, la huella del industrial alemán también se plasma hoy a través de las acciones sociales de la Fundación Robert Bosch –propietaria del 92% del grupo–, dedicada a impulsar proyectos sanitarios, educativos, culturales y de apoyo a las relaciones internacionales, que fueron preocupaciones personales del fundador de la compañía.
Más de 100 años en España
El desembarco de Bosch en España se produjo en 1908, representada por la empresa barcelonesa Xaudaró Hermanos. Pero la primera producción propia no comenzó hasta 1967, con la adquisición del 50% de Constructora Eléctrica Española, filial de Barreiros. En la actualidad, «España es un país muy importante, tanto por empleados como por facturación y mercado», asegura Christine Maier, quien detalla que la compañía tiene unos 8.750 empleados, repartidos en 20 localizaciones, la mayoría en el área industrial (unos 4.000 de las cinco plantas de electrodomésticos y otros 2.700 de las cinco de automoción), aunque cuenta con unos 1.500 trabajadores dedicados a servicios de «outsourcing», como las llamadas de emergencias de algunos vehículos.
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