Bruselas
Bruselas no puede permitir un nuevo verano de europánico
El Ibex perfora mínimos anuales y el interés del bono se dispara por encima del 5%. Todas las bolsas del mundo caen por la retirada de estímulos de los bancos centrales
El mercado se encamina de forma peligrosa a repetir el «verano negro» que vivió la renta variable y la deuda pública en 2012 y Europa tendrá que parar otra vez la hemorragia para evitar el colapso en un entorno lleno de dudas. El Ibex 35 encadenó ayer su cuarta jornada consecutiva de descensos y marcó un nuevo mínimo anual, la prima de riesgo se disparó hasta los 335 puntos básicos y el interés del bono a diez años –que evoluciona a la inversa de la demanda– superó el 5% para situarse en el 5,12%, un niveles desconocidos desde marzo. Los inversores tienen miedo a recuperar su capital, una sensación que dominó los meses de mayo, junio y julio del año pasado, y la realidad es que ni entonces ni ahora los políticos pueden hacer nada para relajar el impacto en la financiación estatal. El mercado sólo atiende a los bancos centrales.
En junio de 2012, los inversores especulaban con el rescate total de la economía española –al final sólo se rescató a la banca–, pero el Banco Central Europeo (BCE) actuó rápido y aquellas «palabras mágicas» de su presidente, Mario Draghi, en las que aseguró que haría lo «suficiente» para garantizar la supervivencia de la moneda única fueron como un bálsamo para los inversores.
Después vinieron el famoso plan de compra de bonos del BCE (OMT, que nunca se aplicó pero sigue siendo el cortafuegos del euro) y los planes de estímulo del banco central de Japón y la Reserva Federal de EE UU (Fed), que regaron con yenes y dólares los mercados incrementando la adicción al riesgo de los inversores.
La burbuja de la deuda pública y la renta variable se hinchó y miró para otro lado mientras las economías entraban en recesión. En un movimiento completamente artificial, las Bolsas subieron y los estados aprovecharon para financiar sus emisiones a precios más baratos. En EE UU, la estrategia ha funcionado a medias. En Europa, la recuperación está siendo mucho más lenta y China, que parecía que nunca iba a dejar de crecer, empieza a dar signos de flaqueza.
Los bancos centrales han decidido que la estrategia de imprimir billetes para estimular las economías puede tener los días contados. La promesa de que Bernanke, Draghi y Kuroda harán todo los posible para que los países recuperen el crecimiento es una utopía y el mercado así lo ha entendido. Todas las bolsas mundiales cedieron ayer terreno (ver gráfico) y la baja demanda de deuda soberana en una jornada dominada por las ventas afectó a todos los países en el secundario.
Alemania, EE UU y Reino Unido, cuyas deudas suelen actuar como refugio para los inversores que quieran reducir su exposición al riesgo, vieron como el interés de sus bonos se disparaba. En el caso del «bund» germano, que es el que se utiliza como referencia de la solvencia en Europa, su interés creció ayer hasta el 1,81%. La deuda germana no estaba tan cara desde marzo del año pasado.
Al otro lado del Atlántico, la referencia norteamericana de deuda a una década se encareció hasta el 2,62%, en niveles de agosto de 2011, y cotizó con fuertes ventas la retirada de estímulos de la Fed. Ninguna referencia del mercado mundial se libró de los miedos de los inversores, y mucho menos Wall Street. El principal indicador norteamericano, el Dow Jones de Industriales, se dejó al cierre de la sesión un 0,94% de su valor para desdibujar definitivamente su rally de máximos históricos en este difícil año 2013.
Otra de las referencias importantes para el mercado vino de la mano del informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que fue publicado el domingo y en el que recomienda a los bancos centrales algunas directrices para «enderezar» las medidas expansivas de política monetaria que están aplicando. El presidente del organismo, el ex gobernador del Banco de España Jaime Caruana, aseveró además que «nuestro llamamiento es actuar ahora con responsabilidad para reforzar el crecimiento y evitar así un ajuste más costoso en el futuro».
En resumen, la entrada de capital en los mercados de valores y de deuda se nutrió del parche de la burbuja monetaria. La siguiente debería estar respaldada por una mejoría económica general, no ficticia y parcial como la actual.
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