Agricultura

El campo arde pero Planas sigue sin mover ficha

Tras un mes de protestas en el campo, el ministro de Agricultura sigue sin ofrecer propuestas para empezar a negociar

-FOTODELDÍA- ZARAGOZA, 01/03/2024.- Agentes de Policía contienen a los agricultores que intentar acceder al Palacio de la Aljafería donde están las Cortes de Aragón, este viernes en Zaragoza. EFE/ Toni Galán
Protesta de agricultores la semana pasada en ZaragozaToni GalanAgencia EFE

Cuando ya ha pasado más de un mes desde que comenzaron las primeras protestas de los agricultores españoles, el Ministerio de Agricultura sigue sin dar respuestas concretas a las reivindicaciones que se han planteado durante esta oleada de movilizaciones. La única excepción a medias es la eliminación de la obligatoriedad del Cuaderno Digital en 2024, pero falta por concretar lo que sucederá durante los años siguientes. La semana pasada, el ministro de Agricultura se reunió con los representantes de tres organizaciones agrarias, ASAJA, COAG y UPA, a los que planteó algunas de las iniciativas que estaban estudiando, pero sin aportar detalles definidos con los que comenzar un verdadero proceso de negociación. Eso en lo que respecta a las competencias del departamento de Luis Planas, porque las peticiones del sector afectan también a otros Ministerios, como los de Transición Ecológica, Hacienda, Trabajo o Seguridad Social, de los que no se sabe nada. Para esta semana se han anunciado nuevos encuentros de carácter técnico, a los que podría seguir otra reunión del ministro con los líderes de las tres organizaciones agrarias.

Sin embargo, llegados a este punto, cabe preguntarse también por lo que van a hacer Luis Planas y su equipo respecto a la Unión de Uniones, otra organización agraria que cuenta con importante implantación en comunidades como Cataluña, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura o Madrid. El éxito de su convocatoria en la capital el pasado 21 de febrero está fuera de dudas y habrá que buscar una solución al problema de su representatividad. A todo lo anterior hay que agregar también que los dirigentes de ASAJA, COAG y UPA deben ser especialmente cuidadosos con lo que firmen en su día, porque, además de la Unión, están esa serie de plataformas que han surgido, que, si bien se han desinflado en algunas partes, en otras siguen activas, como se pudo comprobar en el asedio a las Cortes de Aragón el viernes pasado.

Malas noticias desde Bruselas

Mientras sucede eso en España, en las instituciones de la UE han vuelto a dar muestras de que están fuera de la realidad. Si hace un mes fueron los miembros de la Cumbre Europea, es decir, los jefes de Estado y de Gobierno, los que ignoraron las importantes movilizaciones en el campo comunitario y no entraron a debatir o negociar posibles soluciones, ahora han sido una mayoría de miembros del Parlamento Europeo los que han dado la nota. Se votaba la llamada Ley de Restauración de la Naturaleza, que finalmente salió adelante. Suponiendo que esa norma llegue a aplicarse, los agricultores y ganaderos deberán hacer frente a más obligaciones de carácter medioambiental o burocrático, que es justamente lo que están rechazando. ¿Cómo es posible que esos eurodiputados hayan dado su visto bueno a este texto en el contexto actual de protestas? Solo cabe una respuesta: que una parte de los mismos viven también alejados de la realidad. Entre ellos destaca un español: el socialista César Luena, que ha sido el ponente parlamentario y que ha actuado siguiendo los dictados de la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

Finalmente, no hay que perder de vista lo sucedido en la última Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) celebrada en Abu Dabi. No hubo ni avances ni acuerdos en el capítulo agrario, que es siempre uno de los más complicados. En consecuencia, deberán continuar las negociaciones en Ginebra. Lo que si quedó claro es que el sistema comercial multilateral representado por la OMC está en crisis y que cobran más fuerza los acuerdos de carácter bilateral. Un caso claro son los que viene firmando en los últimos años la Unión Europea y que están en el punto de mira de los agricultores y ganaderos comunitarios.