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La carretera de La Palma sobre laderas de lava, el gran desafío de ACS
El proyecto, uno de los más complejos realizados por Dragados, permitió restituir las comunicaciones de forma sostenible en la isla tras la erupción del volcán
Son apenas cuatro kilómetros de carretera, pero es uno de los mayores desafíos que ha construido el Grupo ACS jamás. Se trataba de devolver las comunicaciones a la isla de La Palma para que 22.000 vehículos diarios pudieran transitar por el asfalto. Pero había que hacerlo de forma sostenible y sobre laderas de lava aún incandescente que alcanzaban temperaturas de 350 grados. Un proyecto de ingeniería y de sostenibilidad con gran implicación emocional.
Se trata de la primera vez en todo el mundo que se construye una carretera sobre los restos recientes de la erupción de un volcán. Algo que suponía unos grandes retos, tanto a nivel técnico como de operativa y seguridad. José Luis Rodríguez, Delegado de Dragados en Canarias, asegura que la construcción de esta obra es «el mayor desafío al que nos hemos enfrentado». No solo porque se provenía de una catástrofe natural, sino porque se ha construido «en tiempo récord» una carretera sobre lava reciente «y esto es un hito que no se había conseguido hasta ahora».
Proyecto único
Por la especial orografía y morfología del terreno en el que se trabajaba, los equipos de Dragados llevaron a cabo varias campañas de reconocimiento geofísico y geotectónico con el fin de evitar los posibles tubos o cavidades lávicas que se hubieran podido formar durante los casi tres meses que duró la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Unas cavidades que podían ser de centímetros o de metros. En este punto, cabe señalar que se combinaron tanto los estudios realizados por el Instituto Geológico y Minero (IGME) como otros llevados a cabo con georradar de 100 Hz con los que se identificaba la aparición de estos accidentes en el recorrido de la obra. «Se detectaron todos los tubos lávicos y se evitaron accidentes con las máquinas», explica el Delegado de Dragados en Canarias.
Aunque los trabajos se realizaban en aquellas zonas que ya se habían enfriado, había que extremar las precauciones, especialmente con la maquinaria pesada (cuyo peso puede superar las 50 toneladas). Hay que tener en cuenta que se trata de un material no firme del todo bajo el que aún podían discurrir lenguas de lava.
En este sentido, los drones y la tecnología de modelaje 3D permitieron realizar las correspondientes termografías para actualizar los mapas topográficos que se tenían del terreno. De este modo, un dron equipado con cámara térmica fue el encargado de sobrevolar la zona para poder obtener un mapa de temperaturas (termografía) de la colada volcánica. El personal de Dragados realizó también mapas de cómo el calor iba evolucionando dentro del terreno y cómo podía esto afectar a la carretera y las capas superiores del firme.
Aprovechar lo que el volcán ha expulsado
Otra de las características que convierten a esta obra en algo único en el mundo es la sostenibilidad con la que se ha materializado el proyecto. Dragados ha reutilizado aquello que la tierra se encargó de expulsar por el cráter del volcán, como materiales para obtener el hormigón, levantar terraplenes o realizar rellenos y asentar el firme.
Como recuerda Pilar Segura, Jefa de Servicio de Materiales y Firmes de Dragados, una de las primeras cosas que se planteó es «analizar qué podíamos hacer y dónde podía haber recursos», para traer el mínimo material posible, evitando así la emisión de más gases de efecto invernadero. «El reto era no afectar a otras zonas de la isla, que ya bastante afectada estaba», sentencia.
Dado que la naturaleza es sabia, Dragados también ha empleado otros materiales encontrados en la zona para añadir una capa aislante y reflectante en aquellas zonas con mayor concentración de lava.
Por eso, Segura considera que esta obra «intenta acercarse lo más posible a la idea de una construcción verde y con economía circular». Aunque sabe que aún hay margen de mejora, «de los proyectos que se están ejecutado, es uno en los que más se ha primado la sostenibilidad y a todos los niveles», sentencia.
En el diseño del trazado de esta nueva carretera también se ha preservado el paraje natural de la isla, intentado además favorecer la recuperación de la zona, tanto a nivel medioambiental como social, fomentando esta comunicación y movilidad de los vecinos de la zona. De hecho, el proyecto de ejecución de la obra ha tenido en cuenta la mejora de la accesibilidad a plantaciones y viviendas aisladas tras la erupción volcánica.
En este punto, cabe señalar que se consideró urgente el devolver a los vecinos la movilidad que la erupción del volcán había eliminado. Por eso, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) junto a la Dirección General de Carreteras, Dirección General de Infraestructuras Viarias del Gobierno de Canarias, el Cabildo Insular de La Palma, los Ayuntamientos afectados y a la Delegación del Gobierno en Canarias decidieron decretar esta obra como de emergencia. No en vano, y tal y como explica José Luis Rodríguez, la lava hizo que la carretera original quedara sepultada, lo que transformó trayectos de cinco minutos en peregrinajes de más de dos horas. «Esto complicó mucho la vida en la isla», rememora.
Compromiso emocional
José Luis Rodríguez, canario de nacimiento, reconoce la implicación emocional de esta obra: «Me sentí muy orgulloso e implicado. Quieres ayudar y poner tu granito de arena para reconstruir la isla».
«Era dramático, porque la gente iba perdiendo viviendas y plantaciones de plátanos. Había un clima de incertidumbre muy grande y eso nos afectaba porque tenemos muchos compañeros, amigos y colaboradores que estaban implicados y sufriendo porque podían perderlo todo». Por eso, «que contaran con nosotros para hacer la obra fue un orgullo».
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