Vivienda

La contradicción de pagar menos por comprar y más por alquilar: el 50% de los hipotecados desembolsa hasta 500 euros al mes frente a solo el 40% de los inquilinos

Aunque la compra resulta más económica a largo plazo, las nuevas generaciones se ven atrapadas en el alquiler. Los pocos jóvenes que consiguen comprar optan por hipotecas más bajas que las de los boomers por su menor poder adquisitivo

Una persona pasa ante el escaparate de una agencia inmobiliaria
Una persona pasa ante el escaparate de una agencia inmobiliariaBiel AliñoAgencia EFE

Los datos de los portales inmobiliarios revelan una situación contradictoria en el mercado inmobiliario español: mientras la hipoteca resulta más económica mensualmente, las barreras de acceso a la vivienda en propiedad empujan a pagar más por vivir de alquiler. Según el último informe generacional de Pisos.com, el 50% de los hipotecados paga hasta 500 euros al mes por su cuota hipotecaria, frente a solo el 40% de quienes viven de alquiler por su renta. Esta diferencia pone de manifiesto una paradoja del mercado: comprar es más barato mes a mes, pero hay que superar la barrera del ahorro inicial, un obstáculo infranqueable para la mayoría de los jóvenes. “Los datos muestran una realidad compleja donde la opción más económica mensualmente, que es la hipoteca, se ha convertido paradójicamente en la menos accesible para las nuevas generaciones”, explica Ferran Font, portavoz y director de Estudios de Pisos.com.

Las diferencias generacionales en el gasto son claras. Los boomers cuentan con mayor capacidad de pago: uno de cada 10 destina más de 1.000 euros mensuales a su hipoteca. Esta cifra disminuye progresivamente en las generaciones más jóvenes hasta desaparecer completamente entre la Generación Z.

"Esta diferencia refleja no solo una mayor capacidad adquisitiva de los mayores, sino también el hecho de que muchos de ellos adquirieron propiedades de mayor valor cuando los precios eran más accesibles", explica Font. En el extremo opuesto, las generaciones más jóvenes muestran patrones de gasto más contenidos en sus hipotecas. El 35% de la Generación Z y el 39% de los millennials destinan entre 300 y 499 euros mensuales, mientras que la Generación X concentra su gasto mayoritario en la franja de 500 a 699 euros, con un 35% de representación.

Para quienes no logran superar la barrera de entrada a la compra, el alquiler se ha convertido en la única alternativa, aunque en condiciones desfavorables. Más de la mitad de la Generación Z (51%) paga hasta 500 euros mensuales de renta, frente a solo el 29% de la Generación X. Esto demuestra que los jóvenes buscan opciones más baratas o se ven obligados a compartir vivienda, ya que sus ingresos son sensiblemente más bajos.

Hay que tener en cuenta que, "aunque los jóvenes pagan importes de alquiler aparentemente más bajos, hay que tener en cuenta que sus ingresos también son menores, por lo que el peso relativo de este gasto en su economía familiar es considerablemente mayor", señala Font. La situación se agrava en los tramos altos de gasto: cerca del 30% de las generaciones mayores paga entre 700 y 899 euros de alquiler, una cifra que solo alcanza el 18% de la Generación Z y el 16% de los millennials.

Una paradoja estructural del mercado

"Estamos ante una situación en la que la opción más económica a largo plazo, que es la compra, se ha vuelto inaccesible para una gran parte de la población joven debido a los requisitos de entrada", concluye el director de Estudios de Pisos.com. "El panorama se complica aún más al considerar que las generaciones más jóvenes, que más necesitan acceder a la vivienda, son las que enfrentan mayores limitaciones económicas", añade.

La situación evidencia no solo una brecha generacional en términos de gasto, sino también de oportunidades. Mientras los mayores han podido construir su patrimonio en un contexto de precios más bajos, los jóvenes se encuentran atrapados en un mercado que les empuja al alquiler, con un impacto mucho mayor en sus economías familiares.

Ante este escenario, Pisos.com destaca la necesidad de diseñar políticas públicas que reduzcan estas barreras y faciliten el acceso a la primera vivienda, en un contexto donde la desigualdad generacional se ha convertido en una de las caras más visibles de la crisis inmobiliaria española.