Empleo
Los contratos indefinidos duran ya menos que los temporales de antes de la reforma laboral
La duración media de los contratos marca mínimos en 18 años: el 20% dura menos de 7 días y el 30%, menos de un mes. Los firmados a tiempo parcial ya son mayoría
La precarización de los contratos indefinidos es un hecho tras la reforma laboral. Se firman más contratos sin fecha de caducidad, pero tienen una duración cada vez más corta. Y para muestra, un botón: desde el inicio de 2022, más de 800.000 personas han firmado un contrato indefinido que no ha superado el año de duración. Con este dato, los problemas de temporalidad se han trasladado de los trabajadores que encadenaban contrataciones de carácter temporal a hacerlo con los que firman contratos indefinidos que, al final, son de corta duración.
El pasado mes de febrero se firmaron 523.445 contratos indefinidos, lo que supone 16.823 más que en enero (+3,32%), pero solo el 47% de ellos fueron a tiempo completo, frente a un 25% de indefinidos a tiempo parcial y a un 28% de fijos discontinuos. Eso significa que más de la mitad de los contratos de larga duración eran precarios y el 20% se cancelaron en menos de siete días. Según las estadísticas de contratación del SEPE, la duración media de los contratos marcó en febrero mínimos en 18 años, con una media de 48,49 días, casi la mitad de los 85 días que se extendían en 2006. Incluso está por debajo del mes de febrero de 2021, mes previo a la aprobación de la reforma laboral, cuando la duración media era de 56,13 días, porcentaje que se elevó a 57,83 días en febrero de 2022, pero que bajó de nuevo en febrero de 2023, a 51,99 días, y ahora en casi cuatro menos. Por tanto, los contratos indefinidos duran ya menos que los temporales de antes de la reforma laboral.
Fuentes ministeriales han mostrado abiertamente su «preocupación creciente» por esta situación, pero hacen responsables a los empresarios y limitado sus soluciones a una mayor penalización para las empresas, ampliándola en los contratos indefinidos y ordinarios de muy corta duración, con el objetivo de desincentivar que las sociedades hagan contratos de menos de cuatro semanas.
En la actualidad, la normativa introducida por Yolanda Díaz contempla una cotización adicional, a pagar por el contratante a la finalización de los contratos temporales de menos de 30 días que, actualmente, está fijada en 29,74 euros. Sin embargo, ya está en la parrilla de salida la orden ministerial que actualiza las nuevas bases de cotización para 2024, que se publicará en breve y que elevará esta penalización un 5%, hasta los 31,22 euros, en consonancia con el aumento que experimentará la base mínima para igualarla con el aumento del salario mínimo interprofesional (SMI).
Pero las cifras dicen que, del total de contratos registrados los dos primeros meses del año (1.137.407) –un 4,8% más que en el mismo periodo de 2023–, el número de contratos temporales alcanzó los 613.962, casi un 3,8% más que en igual mes de 2023 y el 54% del total, cifra superior al de los contratos indefinidos, 523.445 y un 6% más que un año antes y el 46% de la totalidad. Si se contabilizan los contratos de los dos primeros meses del año, se han realizado 2,3 millones de contratos, un 1,6% más que en igual periodo de 2023. De ellos, 1,03 millones fueron contratos indefinidos, un 0,6% más, mientras que 1,29 millones fueron temporales, con un aumento del 2,4%.
Si la comparativa se hace sobre duración de la relación laboral, los datos dejan en evidencia las supuestas bondades de la reforma laboral. Uno de cada cinco contratos (20,7%) que se firmaron en el mes (235.439 contratos) duraron menos de una semana; 54.850 contratos (el 4,8% del total) duraron entre 7 y 15 días; se firmaron 58.906 contratos con una duración de entre 15 días y un mes, el 5,1% del total; y 95.475 fueron entre un mes y tres meses, el 8,4%. Por tanto, casi el 31% de todos los contratos firmados presentaron una duración inferior a un mes, y casi el 40%, de menos de tres meses.
La subida interanual de esta contratación indefinida tiene su base en el repunte tanto de los contratos a tiempo completo como a tiempo parcial y en los fijos-discontinuos. Así, se firmaron en el segundo mes del año un 7% de contratos indefinidos a tiempo completo (246.879), pero aumentó más este tipo de contratación a tiempo parcial, 132.365 y más de un 9%. En el caso de los fijos discontinuos se elevaron a 144.201 contratos, un crecimiento del 2% interanual.
El prestigioso centro de estudios de Fedea recuerda que aunque se ha reducido hasta la media europea la tasa de temporalidad, simplemente «se ha replicado casi exactamente la situación anterior en términos de temporalidad, estabilidad laboral y precariedad para los trabajadores». Sus analistas «no encuentran diferencias estadísticamente grandes entre ellos, excepto por una disminución de la destrucción de empleo a final de mes, que se ha reducido mínimamente». Por ello, la conversión de trabajadores temporales en indefinidos ha elevado la «mortalidad» de los contratos indefinidos ordinarios.
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