
Economía
El auge de la IA genera empleo, pero revela una crisis de talento
En 2030 la inteligencia artificial generará más de 200.000 puestos de trabajo. Directivos del sector, detectan la carencia de personal formado y reclaman mayor preparación

La literatura sobre inteligencia artificial (IA) es tan abundante como diversa. Se debate cuánto empleo creará, cuánto destruirá y qué tipo de formación exigirá a las nuevas generaciones.
Algunos líderes tecnológicos, como Elon Musk, sostienen que en el futuro se trabajará solo por placer, porque «todo lo hará la inteligencia artificial». Otros, como Jensen Huang, CEO de Nvidia, defienden que la IA generará más y mejores empleos.
En el lado más pesimista, Dario Amodei, consejero delegado de Anthropic —la segunda empresa de IA más importante del mundo, tras OpenAI— advierte que podría eliminar hasta la mitad de los empleos administrativos en apenas cuatro años, según recuerda el profesor Maha Hosain Aziz en The New York Times.
Sea cual sea el escenario, una cosa parece clara: la universidad y la formación profesional deben adaptarse si quieren seguir siendo competitivas. La irrupción de la IA no es una tendencia pasajera; es una disrupción estructural que ya transforma la naturaleza del trabajo y redefine las habilidades necesarias para prosperar.
El impacto ya está aquí
El Fondo Monetario Internacional calcula que el 60% de los empleos en economías avanzadas y el 40% en los mercados emergentes ya están expuestos a la IA. El Banco Interamericano de Desarrollo estima que 980 millones de empleos podrían verse afectados el próximo año, y el Foro Económico Mundial prevé que el 41% de los empleadores reducirá su plantilla para 2030 debido a la automatización.
«No seremos sustituidos por la IA, sino por quienes sepan utilizarla», recordó Jean-Christophe Deslarzes, CEO mundial de The Adecco Group, en una reciente visita a Madrid. Su advertencia resume un mensaje que se repite en foros y conferencias: el desafío no es competir contra las máquinas, sino aprender a trabajar con ellas. Sin embargo, esta transición no es sencilla. Muchos trabajadores se enfrentan a una decisión difícil: aprender IA para seguir siendo relevantes o quedarse al margen. No se trata solo de adquirir habilidades técnicas, sino de desarrollar una mentalidad adaptable, capaz de reaprender de forma continua.
La formación no avanza igual
El 93% de los trabajadores españoles dice conocer la IA, pero solo uno de cada diez ha recibido formación en su empresa, según el informe Inteligencia Artificial y empleabilidad del futuro de Planeta Formación y Universidades.
"Estamos ante una tecnología que evoluciona tan rápido que no da tiempo a incorporar nuevos perfiles con suficiente experiencia"
«Estamos ante una tecnología que evoluciona tan rápido que no da tiempo a incorporar nuevos perfiles con suficiente experiencia», explica Mario Cortés Flores, director de Intelligent Apps & Power Platform en Tokiota. Aunque no lo ve aún como un problema crítico, advierte: «Muchas compañías están reciclando a sus empleados gracias a su conocimiento del negocio, pero llegará un punto en que no bastará». La brecha entre conocimiento y aplicación se amplía cada mes. Mientras los algoritmos se perfeccionan y las herramientas de IA generativa irrumpen en oficinas, estudios de diseño o despachos de abogados, la formación reglada y corporativa avanza con lentitud.
España cuenta ya con unas 2.000 empresas dedicadas a la IA, y se espera que para 2030 genere unos 200.000 empleos relacionados. Sin embargo, la oferta de profesionales no cubre la demanda. Un estudio de IndesIA prevé que en 2025 quedarán más de 3.000 vacantes sin cubrir, y que dos de cada tres puestos relacionados con IA o análisis de datos serán difíciles de llenar.
«Las compañías que formen a sus equipos en IA tendrán una ventaja competitiva clara. Las que no, se quedarán atrás en productividad e innovación»
«El cambio de paradigma es evidente», afirma André Ribeiro, vicepresidente senior y director general para Iberia de BTS. «Las compañías que formen a sus equipos en IA tendrán una ventaja competitiva clara. Las que no, se quedarán atrás en productividad e innovación».
El riesgo no es solo económico, sino estratégico: las empresas que no integren inteligencia artificial perderán agilidad y capacidad de respuesta frente a sus competidores. Ribeiro añade que «los profesionales formados en IA liderarán el cambio, mientras que una parte importante de la fuerza laboral quedará relegada a tareas de menor valor añadido, lo que acentuará la desigualdad de oportunidades».
El 66% de los líderes españoles considera que sus empleados deben actualizar habilidades y responsabilidades para adaptarse al impacto de la IA, superando la media global del 60%, según The Adecco Group. «Lo que las organizaciones buscan son profesionales capaces de interpretar resultados, tomar decisiones basadas en datos y aplicar la IA para generar valor tangible», señala Iván López, vicepresidente global de ventas corporativas en ODILO. En esa línea, Lucía Álvarez, directora general de Odigo Iberia, matiza: «Liderar en tecnología no significa saber de código o algoritmos, sino guiar equipos en entornos de constante cambio».
Los perfiles más demandados incluyen ingenieros de datos, especialistas en aprendizaje automático, analistas de negocio con conocimiento en IA, y también roles híbridos: profesionales de marketing, derecho o salud que integran herramientas de IA en su práctica diaria. Ander Serrano, socio y responsable de innovación de Evercom, lo tiene claro: «los profesionales que no puedan reorientar su función se quedarán en los márgenes del mercado».
¿Cómo acelerar la formación fuera de las empresas para que los empleados no sean reemplazados por la IA? Los datos no son alentadores. Según el Barómetro IndesIA, los títulos universitarios relacionados con IA y análisis de datos representan solo el 2,2% del total de más de 7.000 estudios ofertados en España. La concentración es desigual: Madrid y Cataluña agrupan el 59% de los grados y el 45% de los másteres. Menos del 0,5% de los 1.519 doctorados del país abordan la IA, y solo se ofrecen en Madrid, Cataluña y el País Vasco.
La escuela Learning Heroes, centrada en tecnologías disruptivas, detecta un crecimiento del 37% en la demanda de formación en IA, especialmente en inteligencia artificial generativa y su aplicación al marketing.
«Las materias STEM son un buen punto de partida, pero deben complementarse con idiomas, arte y filosofía para pensar de forma diferente», insiste Ribeiro. La creatividad y el pensamiento crítico se convierten en competencias clave para convivir con máquinas cada vez más inteligentes.
Mientras tanto, algunos países están marcando el camino. Las universidades de Stanford o MIT han rediseñado parte de sus programas para incluir IA ética, ingeniería de prompts y análisis de datos. En Alemania, el gobierno impulsa el programa AI Made in Europe, que financia la reconversión de trabajadores industriales hacia empleos digitales. En Singapur, los ciudadanos pueden acceder a un crédito público de formación —el SkillsFuture Credit— para costear cursos en IA y automatización a lo largo de su vida laboral.
España, aunque más rezagada, está comenzando a moverse. El Plan Nacional de Competencias Digitales prevé invertir más de 3.000 millones de euros hasta 2026 para mejorar la formación tecnológica de la población. El reto, según los expertos, será traducir esa inversión en programas prácticos y accesibles para todos los sectores.
«La educación del siglo XXI ya no puede responder al modelo de la revolución industrial», apunta Iván López. «El conocimiento ya no ocurre solo en las aulas. Podcasts, vídeos, simulaciones o microlearning están transformando la forma en que aprendemos». La propia naturaleza del trabajo también se redefine. Profesiones como la abogacía, la traducción o la publicidad están incorporando herramientas generativas que automatizan parte de sus tareas. Pero lejos de eliminar esos oficios, los están obligando a reinventarse. El abogado del futuro necesitará saber usar ChatGPT para redactar contratos más rápido, y el creativo publicitario deberá dominar la IA para generar campañas personalizadas a escala. El cambio ya está aquí.
El talento híbrido: la clave del futuro
Los expertos coinciden en que el futuro no pertenece a los ingenieros puros ni a los humanistas clásicos, sino a los profesionales híbridos. Aquellos capaces de combinar pensamiento analítico, sensibilidad humana y comprensión tecnológica.
Mario Cortés lo resume así: "La IA generativa nos obliga a hacer las cosas de forma diferente y, en consecuencia, a pensar de forma diferente. Las personas que sepan aplicarla correctamente serán las que realmente tengan éxito. Para eso se necesita una combinación equilibrada de capacidades técnicas, adaptabilidad e imaginación".
En este nuevo paradigma, el aprendizaje permanente deja de ser una opción y se convierte en una obligación profesional. Ya no bastará con obtener un título universitario; habrá que reciclarse cada pocos años. El cambio ya está aquí.
Brecha entre adaptación tecnológica y formación, el nuevo cuello de botella
La revolución de la inteligencia artificial (IA) no solo está transformando los modelos de negocio, sino también el propio concepto de talento. Desde el marketing hasta la banca, pasando por la consultoría o la atención al cliente, los expertos coinciden en un diagnóstico: la brecha entre la adopción tecnológica y la capacitación profesional amenaza con convertirse en el nuevo cuello de botella de la competitividad.
Ander Serrano, socio y responsable de Innovación de Evercom afirma que el reto para sectores como la comunicación o el marketing no es tanto técnico como humano. «En nuestro sector, las cualidades puramente humanas —intuición, empatía o creatividad— siguen siendo las más valiosas. Lo que necesitamos son perfiles capaces de combinar esas habilidades con el conocimiento tecnológico».
El auge de la IA generativa ha disparado la demanda de talento especializado: en Europa, la contratación de freelancers con estas competencias ha crecido un 300% en solo dos años, según datos de Malt. Pero la oferta no alcanza. Serrano ve en ello una oportunidad para elevar la productividad y crear más valor añadido, pero también una amenaza: Esa visión la comparte André Ribeiro, vicepresidente senior y socio de BTS, quien alerta de que la falta de preparación específica en IA «no es solo un obstáculo operativo, sino un riesgo estratégico de primer orden». Según Ribeiro, solo un 28% de los usuarios españoles de herramientas de IA ha recibido formación específica.
En la misma línea, Iván López, Global VP de Corporate Sales de ODILO, subraya que la demanda más crítica se concentra en la IA aplicada al negocio: «Las organizaciones buscan profesionales capaces de traducir los datos en decisiones y resultados tangibles». López defiende que la formación debe ser continua, dinámica y personalizada. «El objetivo ya no es acumular certificados, sino generar conocimiento aplicable».
Desde la perspectiva tecnológica, Mario Cortés Flores, director de Intelligent Apps & Power Platform en Tokiota, confirma que el déficit de profesionales cualificados es una realidad. Su receta para el medio plazo combina técnica y humanismo: «La IA generativa nos obliga a pensar de forma diferente. Necesitamos perfiles con conocimientos técnicos, capacidad de adaptación e imaginación. Las materias STEM son la base, pero deben complementarse con idiomas, arte o filosofía. Solo así lograremos pensar fuera de la caja».
En un entorno donde la presencia femenina sigue siendo limitada, Lucía Álvarez, Managing Director de Odigo reivindica un liderazgo diferente: «Liderar en tecnología no es solo saber de código, sino guiar equipos en entornos de cambio constante. La empatía y la comunicación clara son tan críticas como el conocimiento técnico. La innovación surge cuando hay distintas voces en la mesa».
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