Banca

Credit Suisse se tambalea, hunde las bolsas y mete presión al BCE con la subida de tipos

Pide auxilio al Banco de Suiza tras la negativa saudí a poner más dinero. Lagarde se plantea frenar los tipos

Jornada negra en las bolsas europeas al albur de una crisis bancaria que se acrecienta a medida que las entidades más expuestas muestran todas sus debilidades tras el crack del Silicon Valley Bank. La confianza es fundamental en el negocio financiero y Credit Suisse ha demostrado no contar con ella. La consecuencia directa ha sido su desplome en bolsa –el 24% al cierre de la sesión–, su peligrosa descapitalización y una pérdida masiva de depósitos –126.000 millones de euros en lo que va de año–, que ha provocado el pánico entre inversores, hundido la cotización de la banca europea y arrastrado al resto de principales valores bursátiles.

Pero las principales víctimas de del efecto pánico volvieron ayer a ser los bancos. De las principales entidades continentales, las peor paradas fueron las francesas. Société Générale registró una histórica contracción (-12,18 %), seguido del BNP Paribas (-10,11 %) y Crédit Agricole (-5,21 %); los alemanes Commerzbank y Deustche Bank caían el 8,7%, y 9,2% respectivamente; mientras que en el Reino Unido, Barclays cedía el 9,09%, y HSBC, el 3,90%. El italiano Unicredit se dejó un 9,06% de su valor, seguido por Finecobank (-7,63%), Banca Popolare Emilia Romagna (-7,23%), Banco Popolare Milano (-7,13%) e Intesa Sanpaolo (-6,85%). En España, el Ibex 35 se sumó al clima negativo con una caída general del 4,37%. Banco Sabadell, como ya ocurrió el lunes por efecto contagio de la crisis bancaria norteamericana, repitió como la entidad más afectada, descendiendo un 10,49%, en tanto que BBVA perdió un 9,6%; Santander, un 6,89%; CaixaBank, un 6,72%; Bankinter, un 6,46% y Unicaja Banco, un 6,06%.

Desde el pasado viernes, cuando estalló el obús del Silicon Valley, los grandes bancos del Ibex se han dejado casi 23.000 millones de euros en capitalización. Estas fuertes caídas han provocado que Bankinter, CaixaBank y Unicaja hayan pasado de las ganancias anuales a estar en negativo, encabezados por el -9% de la entidad que preside Dolores Dancausa. Por contra, pese a ser la entidad más castigada, Banco Sabadell sigue ganando en el acumulado anual un 15,75%.

Al igual que la bolsa española, el resto de mercados europeos también incrementaron sus caídas globales, las más altas en lo que va de año y superiores a las del lunes. Milán cayó el 4,61%; Londres, 3,83%; París, el 3,58%; Fráncfort, el 3,27%; y el Euro Stoxx 50, el índice que agrupa a las mayores cotizadas, el 3,46%. El exceso de títulos de venta ha provocado que los reguladores correspondientes hayan suspendido la cotización de forma temporal de algunos de los mayores bancos europeos. Además de la de Credit Suisse, cuyas acciones cayeron por primera vez en sus 167 años de historia por debajo de los dos francos suizos –cerró en 1,73 euros–, se paralizó la presencia en los parqués de Société Générale, Monte dei Paschi y UniCredit para evitar males mayores.

Todo este tsunami financiero ha sido consecuencia de la crisis del Credit Suisse, tras conocerse que su principal accionista, el Saudi National Bank, se negó aportar más capital a la entidad y por la publicación de su informe anual de 2022, en el que se habrían reconocido «debilidades materiales» en el control interno de la información financiera, lo que significa en idioma mundano «errores contables», que unido a su descapitalización y a la fuga de depósitos ha alentado la huida de inversores y el pánico en los clientes.

Esta nueva jornada negra del sector financiero se ha producido justo un día antes de la reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que iba a anunciar una nueva una subida de 50 puntos básicos en los tipos de interés, como ya adelantó su presidenta, Christine Lagarde. Pero, tras los últimos acontecimientos, el BCE puede replantearse su decisión y pisar el freno en su política monetaria. De momento, el terror bursátil ha disparado la demanda de deuda soberana en el mercado secundario y ha hundido la rentabilidad de los bonos de los países de la eurozona más de dos décimas, un aspecto más a tener en cuenta por el BCE.