
Francia
Daniel Lacalle, economista, sentencia el plan de Francia y advierte de que llegará a España: "Es el truco socialista de siempre"
El colapso de la deuda francesa, con un Estado que devora más de la mitad de su economía, se presenta como la crónica de un fracaso socialista anunciado y un claro aviso para navegantes en España

La crisis de deuda que sufre Francia se ha convertido en el espejo del fracaso del socialismo europeo, un modelo en el que el Estado adquiere un tamaño desmesurado que termina por lastrar la economía y la libertad individual. La situación del país galo funciona como una advertencia clara sobre las consecuencias de una expansión gubernamental sin control, una tendencia que numerosos analistas observan con preocupación en otras naciones del continente.
De hecho, las cifras que dibujan la economía francesa son demoledoras. Daniel Lacalle subraya en Negocios TV que el peso del gobierno en la actividad económica total supera ya el 57% del Producto Interior Bruto, un umbral que revela una dependencia extraordinaria del sector público. Este dato se complementa con otro no menos revelador: más de uno de cada cinco trabajadores en Francia, lo hace para el Estado. A este panorama se suma la pesada hipoteca de las pensiones no financiadas, cuyos pasivos se elevan por encima del 400% del PIB, una auténtica bomba de relojería para las generaciones futuras.
Asimismo, se critica duramente la postura de ciertos sectores "moderados" que han aplaudido durante años el constante aumento del gasto público y de la presión fiscal. Esta visión se fundamenta en una concepción ideológica que, según sus detractores, transforma meros deseos en derechos que otros ciudadanos deben sufragar con sus impuestos. La derecha, por su parte, parece haber abandonado la llamada "guerra cultural", cediendo el relato y la narrativa a una izquierda que ha impuesto su marco de pensamiento.
La advertencia para el modelo español
En este contexto, la advertencia sobre el modelo francés resuena con especial fuerza en España, país que, según este análisis, sigue una senda similar. Lacalle apunta que la deuda pública española ha aumentado en más de 450.000 millones de euros en los últimos años, mientras que el PIB per cápita permanece estancado, una señal inequívoca de que el crecimiento del gasto no se traduce en una mayor prosperidad para los ciudadanos.
De este modo, se reivindican la seguridad, la propiedad privada y la libertad como los tres únicos derechos fundamentales sobre los que se debe construir una sociedad próspera. La conclusión es que el Estado compite de forma desleal con el sector privado en el mercado laboral y que, en realidad, no proporciona nada que no haya arrebatado previamente a los ciudadanos o que vaya a arrebatarles a las generaciones venideras.
No obstante, se vislumbra un resquicio de esperanza en el creciente interés de los más jóvenes por las ideas económicas liberales. Este fenómeno podría suponer un posible contrapeso a la deriva intervencionista que ha dominado las políticas europeas durante las últimas décadas.
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