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Deuda pública
John Quincy Adams (1767-1848), sexto presidente de los Estados Unidos, con amplia experiencia diplomática anterior y posterior a ese cargo, explicaba que «hay dos formas de conquistar y esclavizar una nación. Una es la espada. La otra es la deuda.» Un par de siglos después la deuda pública es el gran agujero negro de muchos países, España entre ellos. El Banco de España, con monótona puntualidad, publicó ayer los datos de la deuda pública española a finales del primer semestre y ya alcanza la estratosférica cantidad de 1,69 billones de euros, con «b» de bestialidad. Eso, según el denominado «Protocolo de Déficit Excesivo» de las normas de la Unión Europea, porque los «Pasivos en Circulación» de las Administraciones Públicas española suman la friolera de 2,23 billones de euros, aunque es cierto que hay deudas cruzadas entre administraciones, entre ellas las del Fondo de Liquidez Autonómica, que el Gobierno quiere condonar a instancias de los «indepes» catalanes.
El Gobierno presume, no obstante, de haber reducido la deuda. En porcentaje del PIB es cierto, ya que ha caído 1,8 puntos hasta el 103,4%. La mejoría, no obstante, es sobre todo un efecto contable, ya que al crecer el PIB el porcentaje de deuda desciende, aunque en términos absolutos suba. Los números lo aclaran. La deuda ha pasado de 1,63 billones en el primer semestre de 2024 a 1,69 billones en julio de 2025. Si Pitágoras está en lo cierto, son 60.000 millones más de deuda. En el mismo periodo, el PIB pasó de 1,56 a 1,63 billones, 70.000 millones más. Al subir, en términos absolutos el PIB más que la deuda, el ratio –el porcentaje– cae, aunque el valor no deje de crecer. El Gobierno también saca pecho porque este año 2025, el incremento neto de la deuda pública «sólo» será de 55.000 millones, frente a los 60.000 previstos en un primer momento. Además, en la Moncloa también están muy satisfechos con la mejoría del «rating» –calificación– de la solvencia de España concedida por las agencias de «rating». Lo que callan es que advierten del riesgo de la deuda, que cuesta 44.000 millones en intereses al año y de la falta de ajustes. Lo admita o no el Gobierno, España vive esclavizada por su propia deuda pública, como diría John Quincy Adams.
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