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El Kiosko: una apuesta personal que prevé ganar este año 12 millones de euros
El grupo emplea a casi 190 trabajadores y cerrará 2019 con una veintena de restaurantes
No es el típico quiosco convencional que cada mañana vende periódicos y revistas, sino un grupo de restauración que emplea a casi 190 trabajadores en temporada, recibe una clientela diaria de entre 3.000 y 4.000 personas y prevé cerrar este año con una facturación de 12 millones de euros.
El Kiosko empezó en 2013 con un restaurante de tapas en El Cantizal (Las Rozas) y ahora ya dispone de 10 locales repartidos entre Madrid, Barcelona e Ibiza, además de los cuatro cuya apertura tiene a punto de culminar en Málaga y otros municipios madrileños.
Su dueño, Roberto de la Cuerda, es un emprendedor madrileño que se jugó todos sus ahorros a una idea. Sin embargo, su plan de expansión para 2019 es ambicioso, puesto que pretende cerrar el ejercicio con 20 restaurantes operativos en todo el territorio nacional.
Los pilares de su crecimiento –cuenta de la Cuerda– residen tanto en la confianza del consumidor y de los proveedores como en el desarrollo e implantación de una estrategia analizada pormenorizadamente, al detalle.
«Desde El Kiosko teníamos claro cuál era nuestro objetivo y qué queríamos ofrecer: una carta variada en forma de picoteo cuidado, a precios asequibles y en un local agradable y abierto ininterrumpidamente durante todo el día». Su dueño apunta que han mantenido una consolidación orgánica, «con los pies en la tierra –siendo conscientes de los recursos de los que disponíamos en cada momento–, y hemos ejecutado un interesante plan de inversión enfocado a optimizar los procesos en cocina y a contar con herramientas de gestión y control eficaces en los distintos restaurantes».
Acaban de inaugurar uno nuevo en Pinar de Chamartín, Madrid, y las próximas aperturas están previstas para marzo y abril. Asimismo, han comenzado a franquiciar su negocio, de manera que ocho de sus restaurantes son franquicia, modelo que mima de la Cuerda y sobre el que ejerce un trato familiar.
Confiesa que la idea de franquiciar la marca surgió por una petición espontánea de un cliente habitual de su primer restaurante. «Dimos forma a esta propuesta y funcionó muy bien. Ahí supimos que seleccionando minuciosamente el perfil del franquiciado y supervisando la gestión de manera constante, cercana y cuidada, las franquicias podían funcionar».
Finalmente, el dueño de El Kiosko destaca como principal ventaja del hecho de franquiciar su empresa la expansión de su propuesta gastronómica y de su marca por toda España. En cuanto a los inconvenientes, que «haberlos haylos», de la Cuerda asegura que por el momento no han encontrado grandes obstáculos, gracias al control exhaustivo y familiar de la gestión con el franquiciado. Un seguimiento tan detallado que, por otra parte, «quizás sea lo más tedioso», admite.
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