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El aumento del paro enturbia el inicio de curso del Gobierno

Agosto ha sido un mes terrorífico para el empleo. El número de desempleados aumentó en 47.047 personas, el mayor alza en el mismo mes desde 2011, justo en uno de peores momentos de la Gran Recesión

El número total de contratos registrados durante el mes de agosto fue de 1.602.495 / Efe
El número total de contratos registrados durante el mes de agosto fue de 1.602.495 / Efelarazon

Agosto ha sido un mes terrorífico para el empleo. El número de desempleados aumentó en 47.047 personas, el mayor alza en el mismo mes desde 2011, justo en uno de peores momentos de la Gran Recesión.

El Gobierno de Pedro Sánchez, en permanente campaña electoral, ha tropezado con el mal dato de paro del mes de agosto. Estaba previsto, pero las cifras quizá se han disparado más allá de todos los cálculos. El paro registrado aumentó en 47.047 personas, hasta alcanzar la cifra de 3.182.068 de desempleados. El problema es que las cifras de agosto –mejor dicho, de final de mes– son las peores de ese periodo desde 2011, quizá en uno de los momentos álgidos de la Gran Recesión. Además, y es el dato más preocupante, la Seguridad Social perdió nada menos que 202.996 cotizantes, algo nunca visto desde hace un decenio. Agosto es, tradicionalmente, un mes complicado para el empleo, pero en los últimos años no solía ser tan malo como este último. La gran referencia es que, después de que la Seguridad Social hubiera vuelto a superar la barrera –tan psicológica como ilustrativa– de los 19 millones de cotizantes en el primer trimestre de 2018, ha vuelto a caer por debajo de esa barrera al final del verano oficial.

Los malos datos de paro y afiliación a la Seguridad Social apuntan en una dirección doble que, además, puede tener consecuencias políticas a corto/medio plazo. Por una parte, reafirman la teoría de que una desaceleración de la economía, que se confirmaría con otros indicadores, como el consumo, el turismo y, sobre todo, las exportaciones. Por otra parte –ver recuadro– confirman una vez más las «particularidades» o «irregularidades» del mercado laboral español, que ocultarían prácticas habituales que oscilan entre lo dudoso y lo que queda fuera de la ley.

La Seguridad Social, al final de agosto, tenía 18.839.814 cotizantes. Un análisis detallado indica que los más 200.000 afiliados perdidos proceden del Régimen General, que perdiÓ un total de 154.637 a final de agosto. Otros 27.000 proceden del Régimen Agrario por cuenta ajena. Es decir, las empresas –incluidas las del sector agrícola– fueron los que prescindieron de trabajadores al final de lo que se considera la temporada alta estival, es decir, al terminar el mes de agosto. Los datos oficiales de los otros grupos de cotizantes a la Seguridad Social lo ratifican. El Régimen Especial de Empleados/as del Hogar apenas tuvo variación, ya que de 415.797 cotizantes en julio pasó a 412.209 en agosto. Lo mismo puede decirse de los autonómos. A final de julio cotizaron 3.078.591 y al término de agosto 3.061.208. Es decir, laS variaciones –en este caso caídas importantes, como todos los octavos meses cada año– son un efecto achacable a la contratación por cuenta ajena y relacionado con la estacionalidad, quizá agravado en el caso del sector turístico.

Los expertos en el mercado laboral –incluidos los de los sindicatos, aunque no quieren que se les relacione expresamente– alertan sobre un fenómeno muy extendido, que explica en parte la situación. En las zonas de gran afluencia turística, existe la práctica –bastante habitual– de contratar por temporada en condiciones que incluyen largas jornadas y ausencia de días de libranza. Todo ese trabajo se paga y, en buena parte, también cotiza. Al trabajador le permite obtener unas remuneraciones que considera razonables y al empleador le permite prescindir de sus empleados sin problemas al final de la temporada. Los trabajadores, cuando terminan sus contratos, con el periodo cotizado correspondiente, tienen derecho a percibir el subsidio de desempleo durante unos meses. De esa manera, con trabajo a destajo durante la temporada vacacino-estival y el paro invernal, enlazan una temporada con otra. No es la situación idílica, pero muchos trabajadores y no pocos empresarios se han adaptado y han encontrado un «modus vivendi» que entienden aceptable. No es la única explicación, porque hay otros muchos sectores que no son el turístico, pero da una pista sobre las peculiaridades del mercado laboral con un paro historicamente muy alto.

El balance anual, hasta finales de agosto, del mercado laboral es todavía bastante positivo, como lo demuestra que el paro cayó en los últimos doce meses en un total de 200.256 desempleados, es decir, casi un 6%. Algo similar se puede decir de las afiliaciones a la Seguridad Social, que ahora tiene, en números redondo, medio millón más que cotizantes que hace un año. El problema, simplemente, es la tendencia, que apunta hacia una desaceleración general, lo que significaría que la reducción del paro habría tocado suelo o, por lo menos, estaría a punto de hacerlo, en un país que mantiene la desorbitada tasa de desempleo del 15% de su población activa muy superior a la de los paises de nuestro entorno. Hay expertos, vinculados con la izquierda, que apuntan análisis que limitan la relevancia de la tasa de paro para centrarse en otras variables –salarios, subsidios, etc–, pero que son los que son, como lo eran en tiempos de Rajoy.

Por último, el aumento del paro no ha sido homogéneo en toda España. ha crecido más en la costa mediterránea: un 3,72% en Baleares y un 3,14% en Cataluña, aunque en Andalucía ha crecido un «moderado» 1,06%, mientras que en Madrid lo ha hecho un 1,26%. En términos absolutos eso significa, 11.594 parados más en Cataluña, 4.410 en Madrid y 1.384 en las Islas Baleares. Por el contrario, el desempleo se mantuvo estable en Canarias –subió un 0,13%, 270 personas– y bajó en Ceuta y Melilla. En resumen, un mal agosto que enciende una alerta y enturbia el princpio de curso del Gobierno de Sánchez.