Finanzas
¿El principio de lo que está por venir?
A las puertas del 20º aniversario de la intervención de Banesto debido a un desfase patrimonial de unos 3.636 millones de euros, con los resultados legales sobre los que fueron sus directivos, que están en mente de todos, resurge hoy la amenaza de cárcel para un nuevo banquero –en todos los sentidos que queramos dar a la expresión–, como es el caso del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa; lo que contrasta con los pasos dados hasta ahora, sobre todo si tenemos en cuenta que la normativa aplicada entonces, la Ley 26/1988, de 29 de julio, de Disciplina e Intervención de las Entidades de Crédito, sigue en vigor.
Pero, sobre todo, si tenemos en cuenta que el «caso Banesto» supuso un coste para los contribuyentes que cifró en 1.202 millones de euros en sede parlamentaria el entonces gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo. Es decir, que sanear a uno de los líderes bancarios costó a los contribuyentes una cifra significativamente menor que cualquiera de las «nacionalizaciones» –donde sólo Bankia tiene un tamaño comparable– efectuadas en la actual crisis, que ha necesitado de un rescate europeo en toda regla, lo llamemos como lo llamemos, por importe de 100.000 millones de euros, casi un 10% del PIB y 90 veces superior al entonces «caso Banesto».
Como todas las crisis bancarias enseñan, no existe la posibilidad de reestructurar el sistema financiero sin antes sanear los balances de forma decidida, pero, sobre todo, depurar las responsabilidades de los gestores que han llevado a las entidades a esa situación, con la debida exigencia de explicaciones detalladas.
Hasta hoy, en la depuración de responsabilidades hemos seguido la máxima del «Spain is different», teniendo que ser el sindicato Manos Limpias, en ejercicio de la acusación particular, el que haya hecho posible que la amenaza vuelva a surgir. Esto contrasta con otros países, como por ejemplo EE UU, donde la propia Agencia Federal de Financiación de Vivienda Norteamericana (FHFA) fue la que presentó una demanda contra los principales bancos norteamericanos, debido a la mala praxis por las hipotecas originadas en la época del boom inmobiliario. No sé si estamos en el principio de lo que está por venir, pero, hasta la fecha, nada parece indicar que vayamos a ver cosas como ésta, y corramos el riesgo de que el caso de Blesa acabe por ser un hecho aislado, y aún así todavía nos queda ver como termina, aunque mantengamos siempre la esperanza.
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