Distribución

Empleo y precios: grandes dudas del «e-commerce»

«El ‘‘e-commerce’’ distribuye peor la riqueza, unos ganan mucho más (directivo) mientras otros ganan mucho menos (repartidor)»

Amazon contratará a más de 100 profesionales para su ‘tech hub’ de Madrid
Amazon contratará a más de 100 profesionales para su ‘tech hub’ de Madridlarazon

La precariedad que genera la Gig economy y el debate a la estacionalidad de las rebajas son las principales preocupaciones del consumidor.

El comercio electrónico, como todo lo que causa una nueva competencia, no se ha librado de la polémica. Los repartidores «ciclistas» con grandes mochilas a sus espaldas están en el centro de la diana en el debate sobre la precariedad del empleo que genera. Otro aspecto que crea dudas es su efecto sobre los precios, al romper la estacionalidad de las rebajas.

El experto en «e-commerce» y profesor de Marketing de Penn University, David Bell –que ha visitado esta semana España gracias a ISEM Fashion Business School–, afirma que «desafortunadamente, el comercio on-line produce una situación de precariedad». Se refiere a los trabajadores que forman parte de la Gig economy, en la que normalmente se paga al empleado por servicio. Es decir, los repartidores de Deliveroo o Glovo, cobran por pedalear y recorrer la ciudades recogiendo pedidos en restaurantes para llevársela al consumidor que ha pedido por internet. Lo mismo ocurrió con los repartidores que recientemente buscaba Amazon, aunque en este caso se les ofrecía cobrar por horas, a 14 euros cada una.

Todos estos empleados son los que en la sociedad actual, dice Bell, «bajan». Por otro lado, añade que hay otros que «suben» aprovechando las virtudes de internet. Y básicamente, son sus jefes. A través del mundo digital, se puede mantener una comunicación y un control sobre los trabajadores sin tener, aparentemente, ninguna responsabilidad sobre ellos. También en cuanto a gastos de Seguridad Social, ya que en los ocupados de la Gig economy son «falsos autónomos». Los beneficios, no se reparten de manera equitativa. Para Bell, el comercio electrónico empeora la distribución de la riqueza, haciendo «unos ganen mucho más y otros mucho menos».

FORMACIÓN ESPECIAL

Este es el modelo de trabajo que está compitiendo con el tradicional, y poco a poco le vence terreno. Sin embargo, el comercio electrónico también demanda un tipo de empleado especializado en nuevas capacidades, y la escasez hace que representen la cara opuesta a la precariedad. Son los analistas en «big data», que estudian los hábitos de consumo para perfeccionar las estrategias de venta de las empresas; o los diseñadores de sitios web para que los clientes puedan navegar por ella con facilidad y todo esté distribuido de una manera eficaz y atractiva, porque ese objetivo es compartido con las tiendas off-line.

El mundo físico y el digital en lo que no se consideran simultáneos, es en la estacionalidad de las ofertas. En el comercio tradicional, los mayores descuentos se producen durante las rebajas de invierno y verano, o en días concretos como el «Black Friday». No obstante, en internet todos los días son de rebajas, e incluso existen páginas dedicadas exclusivamente a ellas.

Este fenómeno, al contrario de lo que creen muchos consumidores, no tiene un efecto contundente sobre los precios del comercio tradicional. Florencio García, experto en Retail de Kantar Media, sostiene que «los precios son bastante parecidos, aunque varía según la política de una empresa a otra».

Y reconoce que, de momento, el comercio offline tiene una ventaja sobre el on-line, el ahorro el envío: «Si pagas un extra, te puede salir más cara la compra». Las compañías enfocadas a explotar el comercio electrónico han buscado soluciones para ser más competitivos en los precios. Los servicios Premium, como el de Amazon, ofrecen envíos gratuitos. Hay otras opciones que son algo más complejas como el «click an collet», que consiste en que el «retailer» reúne el pedido y el consumidor sólo tiene que recogerlo. En España, dice García, «no ha tenido éxito este sistema, pero un buen ejemplo es Francia».

La intención es que el consumidor forme parte del propio modelo de negocio aprovechando las virtudes comunicativas de internet. Y va más allá del servicio, también el cliente se convierte en publicista. Las empresas buscan que el usuario tenga una experiencia en su tienda que comparta a través de las redes sociales, y si la publicación incluye la ubicación, el éxito de esta especie de economía circular es pleno.

En definitiva, la compañía se aprovecha del consumidor, pero éste también cuenta con muchas más posibilidades en lo que a información disponible se refiere. Internet permite a los usuarios contar su experiencia con un producto para que, posteriormente, otros puedan decidir con más claridad. De hecho, el estudio Nielsen 360 sobre destaca que el 36% de los consumidores de comercio electrónico dejan su opinión en la red.

Estos juicios son visitados por el 57% de los consumidores, pero en el mundo digital hay otras vías para buscar el mejor precio. El 37% de los usuarios, asegura Nielsen, consulta aplicaciones móviles para ahorrar, mientras que el 48% estudia los diferentes folletos online para comparar importes.

Productos para el hogar

Como pasa con el comercio tradicional, los clientes le dan más vueltas a los precios cuando se preparan para comprar productos más caros. En ese sentido, todo lo relacionado con el ciudado de la casa está entre lo más costoso. Los consumidores, por ello, prefieren buscar este tipo de productos en internet, donde cuentan con mayor variedad de oferta y precios. A parte de que la mayoría de las empresas llevan el pedido hasta el domicilio, y ésto es esencial cuando la compra alcanza volúmenes grandes como en el caso del mobiliario para el hogar.

Ésto, acompañado del renacer del sector inmobiliario, provocará que en los próximos dos años se triplique el número de clientes on-line que compran materiales de construcción, según datos de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac). Los profesionales se preguntan si realmente podrán absorver esta capacidad de consumidores, pues ya se encuentran con dificultadres para afrontar el hecho de que en los últimos tres años las ventas online de materiales de reforma hayan crecido un 140%, indica la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

El sector de la construcción es el reflejo de una de las disputas del comercio electrónico, la que enfrenta a los distribuidores con los fabricantes. Si antes, los primeros eran los que llegaban casi con exclusividad al cliente, ahora éstos pueden ir directamente a comprarle a los fabricantes a través de la web. Sin embargo, en España, los distribuidores mantienen intacto su nicho de mercado, y una de las razones es que los fabricantes aún carecen de verdaderas estrategias digitales.

La batalla de los horarios

El hecho de que la web esté abierta 24 horas, perjudica a las posibilidades horarias de las superficies offline, que se enfrenta a obstáculos burocráticos. El presidente de ACES, Aurelio del Pino, sostiene que «no tiene ningún sentido restringir el horario de apertura de una tienda física, cuando las hay online donde puedes comprar y recibir el pedido en unas horas, cualquier día de la semana y a cualquier hora».