Bruselas

España deja de crecer más que la UE como pregona el Gobierno

Las cifras de Bruselas contradicen la versión de Moncloa. El PIB español subirá sólo una décima más que la media europea en 2020 y se igualará en 2021

La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño
La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviñolarazon

Uno de los mantras que ha repetido con insistencia el Gobierno durante los últimos meses es que no hay que dar tanta importancia a las numerosas señales de alarma que avisan de un fuerte frenazo de la economía porque, entre otras cosas, España crece muy por encima de la media de nuestros vecinos europeos. Esta afirmación, que puede haber sido verdad desde 2015 hasta ahora y que ha sido repetida hasta la saciedad por Pedro Sánchez, Nadia Calviño y María Jesús Montero, está a punto de convertirse en un mito si se confirman las previsiones de la Comisión Europea.

España ha sido el país más más castigado de entre las grandes economías del euro por la última revisión de otoño del Ejecutivo comunitario. De golpe, Bruselas ha dado un tijeretazo de cuatro décimas al crecimiento previsto para España en este año y el próximo, lo que equivale, en suma, a unos 10.000 millones de euros menos. El recorte ha dejado el alza estimada de la economía española en el 1,9% en 2019, el 1,5% en 2020 y el 1,4% en 2021. Lejos queda ya el 3% al que crecía nuestro país en 2015 y 2016. Además, la brecha entre el avance español y el europeo está a punto de desaparecer, echando por tierra la tesis socialista de que España resiste mejor que nuestro socios comunitarios.

En concreto, el 1,9% de crecimiento para España en 2019 supone medio punto más que el 1,4% previsto para la media de la Unión Europea (UE). Sin embargo, el panorama cambia radicalmente en el año que está a punto de comenzar. Para 2020, la estimación es que España crezca un 1,5%, frente al 1,4% europeo. Es decir, prácticamente la misma tasa, y no muy por encima como defiende el Gobierno en funciones. Un año más tarde, en 2021, la igualdad ya sí que será total, pues tanto España como la UE crecerán un 1,4%.

El resultado no es mucho mejor si la comparación se hace sólo con los miembros de la eurozona, cuyo crecimiento para los dos próximos años será del 1,2%. Además, la media de los países de la moneda común mejorará respecto al dato de este año (1,1%), en contraposición al hundimiento de la economía española, que frenará su ritmo hasta medio punto. Sin embargo, estas preocupantes cifras no han logrado mover ni un ápice al Gobierno socialista de su discurso electoral.

Ayer mismo, sólo un día después del rapapolvo de la Comisión, la ministra de Economía volvió a repetir que «nadie ve a corto plazo en España una crisis» y se reafirmó en su tesis de que «las tasas de crecimiento de este año y el siguiente serán muy superiores a la media de la UE». Calviño aseguró además que la rebaja de cuatro décimas en las previsiones de España es extensiva al conjunto de la zona euro, cuando la realidad es que el recorte medio al club del euro es de sólo una décima.

Un país más vulnerable

El otro mantra del PSOE es que España está ahora mejor preparada para afrontar las dificultades económicas de lo que lo estaba antes de la crisis de 2008. Algo que, a juzgar por las cifras, resulta cuanto menos discutible. Aunque es cierto que España cuenta ahora con un sistema financiero saneado (rescate de las cajas mediante) y el mercado de trabajo es más flexible gracias a la reforma laboral, también lo es que el punto de partida es muy distinto ahora de lo que lo era en 2007.

Así, antes del estallido de la crisis la tasa de paro en España era de apenas el 7,9%, frente al 13,9% actual. En cifras absolutas, 1,7 millones de parados que ahora son 3,2 millones. El déficit (2,3% del PIB), aunque ha mejorado, sigue siendo déficit al fin y al cabo. Es decir, más gastos que ingresos. En 2007, en cambio, España tuvo un superávit del 1,9%. Como muestra, la partida más importante de gasto, las pensiones, ha subido desde los 91.000 millones de 2007 hasta 153.000 este año. Además, la hucha está vacía (sólo 1.500 millones frente a los 66.000 que llegó a tener) y el país está ahora mucho más endeudado, lo que limita las posibilidades de reacción ante otra crisis: de una deuda del 35,8% se ha pasado al 96,7%, casi el triple.