Hostelería

La España moscovita de Yolanda Díaz

La ministra de Trabajo considera que eso de tener abiertos por sistema los bares y restaurantes a las tantas de la noche es un anacronismo

La vicepresidenta y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante la marcha por el Día Internacional de los Trabajadores, a 1 de mayo de 2023, en Madrid (España).
La vicepresidenta y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante la marcha por el Día Internacional de los TrabajadoresAlejandro Martínez Vélez Europa Press

España es una anomalía en Europa, dice Yolanda Díaz. La ministra de Trabajo, encantada de que la brecha de paro con nuestro más directo competidor griego no haga más que agrandarse, considera que eso de tener abiertos por sistema los bares y restaurantes a las tantas de la noche es un anacronismo (franquista, esto corre de mi cuenta).

Y es que España es tan Europa como Finlandia, Dinamarca o Polonia, no hay más que valorar los datos. En Finlandia hay 200 días de sol al año, concentrado en los meses de primavera y verano, porque en invierno los fineses y escandinavos en general viven en un agujero negro. España dispone de unos 300 días de sol al año. Huelva es la ciudad más soleada del país, con más de 3.500 horas de sol al año, mientras que Bilbao es la que menos recibe, con 1.694 horas. Aun así, es la ciudad de la luz, comparada con Helsinki.

Los veranos españoles son, además, clavaditos a los europeos: lluviosos y templados. Por eso migran como golondrinas millones de europeos a nuestras playas, léase la ironía. La temperatura media en julio en Madrid es de 33 grados, pero en las horas centrales ronda los 40. En Sevilla, la media de julio es de 33 grados. En La Rambla, en Córdoba, se alcanzaron los 47,6 grados el 14 de agosto de 2021, el récord hasta ahora.

Según los registros, las temperaturas no hacen más que crecer en España, igual que en Europa, con una leve diferencia. La temperatura media de julio en Edimburgo es de 19 grados, 14 grados menos que en Madrid. En Copenhague, rondan los 22 grados, igual que en Ámsterdam.

Somos Europa, pero tenemos todo el derecho del mundo a ser una anomalía maravillosa. Porque nuestros veranos se asemejan más a los árabes que a los europeos. Por cierto, cuando llega uno de madrugada a cualquier país de la Península Árabiga sorprende la bulliciosa vida nocturna de sus ciudades, que durante el día han padecido temperaturas superiores a los 40 grados.

Por lo visto Yolanda quiere encerrarnos en casa en verano, justo cuando podemos escapar del aire acondicionado y disfrutar de la brisa nocturna. Debe ser que está aliada con las eléctricas, para que hagamos vida “indoor” a la moscovita y prendamos el aire acondicionado de madrugada. A tiritar, por decreto como los europeos, en pleno agosto.