Eurogrupo

España recobra el prestigio perdido

El todavía ministro de Economía, Luis de Guindos, durante su comparecencia, ayer en Bruselas, tras conocerse su designación como vicepresidente del BCE
El todavía ministro de Economía, Luis de Guindos, durante su comparecencia, ayer en Bruselas, tras conocerse su designación como vicepresidente del BCElarazon

España vuelve al núcleo duro del Banco Central Europeo tras años de ostracismo en las instituciones europeas. Luis de Guindos se impuso ayer por consenso ante Philip Lane sin que fuera necesario proceder a una votación. El aspirante irlandés, actual gobernador del Banco Central de su país, decidió renunciar a su candidatura antes de que ayer comenzase la reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro. Un movimiento previsto de antemano debido los deseos de las capitales europeas de dar imagen de unidad ante un puesto de tal envergadura.

De esta manera, Dublín consigue dejar vía libre al gran favorito y no abrir heridas innecesarias, pero también se asegura haber dado una buena impresión de cara a la sustitución del actual economista jefe del BCE, el belga Peter Praet, cuyo cargo quedará vacante en 2019.

Se da por supuesto que ha llegado el momento de premiar a Irlanda, un país pequeño que nunca ha pertenecido a la cúpula del BCE, a pesar de haber sido uno de los estados fundadores de la moneda única y con capacidad probada para resurgir de las cenizas tras su rescate. Tras su elección, Luis de Guindos declaró que su dimisión como ministro de Economía y Finanzas se producirá «en los próximos días» y que hoy se enfrentará a su última reunión con sus homólogos europeos. Aunque no hay dudas de que el todavía ministro de Economía será el sustituto de Constâncio, aún faltan ciertos pasos.

El próximo lunes, de Guindos deberá someterse a otra audiencia (esta vez pública) en la Comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara y aunque el dictamen no es vinculante, el Parlamento Europeo podría retrasar el nombramiento. Izquierda Unitaria, Verdes y Socialistas ya han demostrado su oposición. Aunque el «no» de las dos primeras fuerzas políticas era fácil de prever, los socialistas europeos tendrán la llave la semana que viene para facilitar que el 1 de junio de Guindos pueda ocupar su despacho de Fráncfort.

En el comunicado enviado ayer, los socialistas europeos señalan su preocupación «el conflicto de intereses» debido al papel del español como ministro, el «déficit de mujeres» en la cúpula del BCE y sus «dudas» sobre su idoneidad. También recuerdan que tras la audiencia de la semana pasada Lane les pareció más convincente.

«Personalmente es un desafío. Lo afronto con humildad, con ganas de aprender, de defender la independencia del BCE como siempre he hecho y haré», aseguró ayer De Guindos sobre su nuevo puesto intentando disipar estas dudas. Con la designación del ministro español comienza el pistoletazo de salida para renovación de la cúpula de la entidad monetaria en el año 2019 y para que España recupere la ansiada recuperación del protagonismo político en las instituciones comunitarias después de haber salido del núcleo duro del BCE en 2012 y de la pérdida del sillón del presidente del Eurogrupo en 2015.

El halcón Weidmann, al acecho

La joya de la corona se repartirá en 2019 con la designación del sustituto del presidente de la entidad monetaria, el italiano Mario Draghi. Alemania no oculta sus intenciones de colocar a uno de los suyos en este puesto y el candidato parece claro: el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Conocido por su defensa de la ortodoxia presupuestaria y su oposición a las políticas expansivas llevadas a cabo por Draghi en los últimos años. Un halcón dentro de la jerga financiera.

No es la primera vez que Berlín lucha por la presidencia del Banco Central Europeo. En 2011, se daba como favorito al también presidente del Bundesbank Axel Weber. Pero las críticas del banquero alemán a las compras de deuda pública de países en apuros llevadas a cabo por el entonces presidente de la entidad, el francés Jean Claude Trichet, dieron al traste con la candidatura. La llegada de Draghi después de que un halcón como Weber cayera en desgracia supuso el comienzo de una nueva era.

El banquero italiano fue mucho más lejos en sus políticas expansivas que su predecesor, en línea con la senda emprendida por la Reserva Federal de EE UU. Pero todo indica que esta etapa está viviendo sus últimos coletazos. El BCE ya ha anunciado sus intenciones de ir retirando progresivamente los estímulos que tanto han ayudado a la recuperación de las economías periféricas de la zona euro y el calendario para una subida también gradual de los tipos de interés.

A De Guindos le espera una tarea complicada durante los próximos ocho años: luchar por que esta nueva fase no afecte a los intereses de España siendo la previsible mano derecha de Weidman. En esta lucha entre halcones y palomas, de Guindos se definió ayer como un «pragmático» que adapta sus decisiones a las circunstancias y negó «cualquier tipo de condicionalidad» en referencia a un posible intercambio de cromos entre Madrid y Berlín para asegurar el puesto a España a cambio de la luz verde a Weidman el año que viene.